Este jueves se realizó el segundo paro contra las políticas de gobierno que conduce Javier Milei. Es que la pobreza llegó al 51% de la población: personas que viven en hogares donde los ingresos son menores al precio de la Canasta Básica Total de 953.000 pesos. Y los indicadores de actividad económica están por el subsuelo. La industria cayó 21,2% en marzo y la construcción 42,2% respecto a 2023.
Este panorama tan concreto podría concluir en un mal manejo de la gestión del presidente. Así, corregir el rumbo es cuestión de acomodar los indicadores técnicos. Pero el problema es político.
Las consecuencias concretas para los trabajadores de a pie son parte de un mismo plan.
Con la devaluación del 118% efectuada el 12 de diciembre de 2023, sólo superada por otras dos realizadas durante el gobierno de Raúl Alfonsín, el objetivo fue secar el mercado local de pesos para forzar a sacar los dólares de abajo del colchón o de las cuentas bancarias.
Esto permitió por un lado engrosar las reservas en dólares del Banco Central de la República Argentina (BCRA), ya que pasaron de 20.920 millones de dólares el 12 de diciembre de 2023 a 28.381 millones esta semana. Y por el otro impulsar la caída del poder adquisitivo del dinero en circulación.
El analista Salvador Di Stefano indicó en el portal Infobae que “en tres meses la base monetaria aumentó muy poco, es más, la circulación monetaria pasó de 6,6 billones a 7,8 billones, con una suba del 14,7%, mientras que entre diciembre y febrero la inflación fue del 71,3%”.
Con menos pesos en circulación y más cantidad de dólares en las reservas del BCRA, el gobierno cambió el esquema principal de endeudamiento. No solo porque hizo pasar a los bancos, tenedores de Leliq, a pases pasivos. Sino porque al emitir bonos en dólares, abrió el esquema a un mercado global de inversores.
Es que la bomba de las Leliq, como le llama el gobierno, solo estaba en manos de los bancos y eran letras en pesos. Ahora, los bonos son en dólares y pueden ser transferibles, otra característica de estos instrumentos.
Al cambiar el esquema y los instrumentos, cambió el actor beneficiado de la política, que pasó a ser preferentemente global.
El 26 de diciembre de 2023, el gobierno lanzó en dólares el Bono para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal). En primera instancia, el objetivo era cancelar deuda en dólares a importadores con el BCRA. Pero a la larga, este bono fue ampliando su margen de maniobra.
A tal punto, que el propio fondo global BlackRock compró 1,8 millones de dólares el 9 de febrero, cuando el día antes la Comisión Nacional de Valores (CNV) lo había eximido de restricciones (ver Línea del tiempo).
También, a través de la Comunicación A7999, el BCRA habilitó a comienzos de este mes el pago de dividendos a accionistas del extranjero a través del Bopreal 3.
En la última licitación, comunicó este jueves el BCRA, adjudicó casi la totalidad de esta serie: 69 millones para empresas con deudas por importaciones (como fue pensado al principio) y 1.640 millones de dólares para giro de utilidades.
En la Serie 1 había completado el cupo de 5 mil millones y en la Serie 2: 2 mil millones.
Actores beneficiados
Los títulos en dólares ganaron 57 % desde el balotaje, indicó un informe de GMA Capital, publicado a fin de marzo. En el ámbito económico, planteó esta consultora en su página web, “los primeros 100 días de la gestión actual fueron excepcionales. Milei conoce bien el mecanismo de las expectativas de los agentes y se encargó de dejarlas lo suficientemente bajas”.
Lo que “entusiasma a los inversores” es la “desaceleración de la inflación y la reducción de la cantidad real de dinero”, agregó en un artículo titulado “Los bonos argentinos, después del rally de 57%, juegan en otra liga”.
Es que esa es la liga a la cual apuntan Javier Milei y Luis Caputo con sus políticas. A comienzo de este mes, el gobierno redujo las tasas de interés de referencia de un 60 % a un 50 %. En esta línea, sostuvo el BCRA, se “reducen la emisión endógena a través de la remuneración de pasivos del BCRA mientras que generan incentivos a mayores retornos en el mercado de capitales”.
Justamente ese mercado es otro de los que le va bien. “A la que mejor le está yendo es a la Bolsa, porque trabaja con expectativas, y las expectativas son favorables”, señaló Adelmo Gabbi, titular de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA). “Tenemos un riesgo país que ha bajado sensiblemente, los títulos públicos que suben todos los días, hay interesados internacionales en invertir en la Argentina”, indicó hace un mes.
Al bajar el riesgo país, se valorizan las acciones de las empresas que cotizan en bolsa. Bien lo explicó el economista Guido Agostinelli. “A menor riesgo país una empresa vale más. El riesgo país lo que marca es el porcentaje de ganancia adicional que le vas a pedir a la empresa. Si está a 1500 puntos es el 15 %. Si voy a invertir en Argentina lo que espero de base es que yo gane un 15%”, explicó en SRL periodismo.
Sus peleas
Para que los números cierren, no solo el gobierno ajusta a los trabajadores. También pisa pagos a generadoras energéticas y les ofrece, a cambio, el bono AE38. Así, busca generalizar el esquema de endeudamiento en bonos y dólares. La propia Ageera, donde se encuentran grandes empresas como Tenaris (Techint), Central Puerto y Pampa Energía, rechazó la propuesta del gobierno.
“Implica una quita adicional en la remuneración de los generadores que venden su energía al Spot en pesos, la cual ya se ha visto desvalorizada fuertemente por la elevada inflación de los últimos meses”, indicaron las energéticas. Spot es el precio de electricidad calculado por hora.
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Por caso en la cadena de valor agrícola también hay problemas. La Sociedad Rural de Rosario (SRR) advirtió hace un mes que “no están dadas las condiciones para vender” por la brecha entre el precio del dólar formal e informal, el impuesto que les trasladan las exportadoras y los precios internacionales que no son los mejores.
Lo común en todas las actividades es que el recorrido de rentabilidad es el mismo: entrar con dólares, engordar en pesos y salir con más dólares. Funcionan según el modo financiero que se impuso a toda la sociedad.
No cierra y cruje
Aunque la tan mencionada maquinita no imprima pesos, el gobierno sí imprime títulos de deuda, fundamentalmente bonos. Para eso aumenta el esquema de endeudamiento.
“La deuda está creciendo de manera impresionante. Como todos los títulos de deuda se ajustan por inflación aumenta mucho en dólares”, dijo en una entrevista Ismael Bermúdez, Economista y periodista de Clarín.
Concretamente, como se puede ver en la página oficial, el gobierno aumentó la deuda en dólares en 10.622 millones en enero, 5.259 en febrero y 16.501 millones en marzo.
Como manifestó Horacio Rovelli, economista y docente de la UBA, el gobierno les garantizó a los inversores que el tipo de cambio no se iba a mover ya que iba a crecer 2% mensual mientras que la inflación iba a rondar un 8 % mensual. Así lo explicó Rovelli: “Traigan dólares, eso lo pasan a pesos, compran títulos públicos ajustados por inflación y ganan la diferencia en dólares. Pueden volver cuando quieran porque tenemos un seguro de liquidez que se llama puts y les permite cobrar con intereses en el BCRA”.
Para Rovelli, “desde el punto de vista estrictamente económico el plan de Caputo llegó a su fin. No arranca y tiene que echar mano a cosas que ellos dijeron que no iban a hacer, por ejemplo extender el cepo cambiario”.
¿Y desde el político? Tras aprobar la Ley Bases en Diputados , el gobierno pretende hacer lo mismo en Senado y ganar terreno para que estas tensiones, agravadas por la situación internacional, sean sorteadas.
El propio banco Morgan Stanley lo señaló a fin de marzo. “El riesgo clave para los bonos en dólares es que el ajuste fiscal no sea sostenido y todas las medidas fiscales sean rechazadas en el Congreso”, anticipó.
Mientras en el Senado se trata la “Ley Bases”, en las calles el movimiento obrero pretende ganar la calle y el gobierno apura a los gobernadores para firmar el próximo 25 el Pacto de Mayo. Este jueves, en las movilizaciones en la capital cordobesa, los trabajadores escribieron en el asfalto: “En Córdoba no Hay Pacto”.