E
l reclamo de los maestros a nivel provincial y el de los trabajadores universitarios tiene un aspecto común: está siendo muy dificultoso desarrollar la actividad docente si no se recomponen los salarios de cada actividad.
Aún es peor en las categorías más bajas, como en casos universitarios, que por poco superan los 100.000 pesos. Ocurre que así el sistema educativo, tanto en el sistema provincial como en el universitario, se vuelve tan dificultoso porque gran parte del proceso de aprendizaje está en los hombros de este grueso de trabajadores por debajo de la línea de pobreza.
Lo señaló el dirigente aceitero en la huelga que están realizando esta semana. Cualquier trabajador necesita 1.550.000 pesos, como punto de partida, para poder vivir dignamente. Y apelan a reivindicar las necesidades establecidas tanto en la Ley de Contrato de Trabajo como en la propia Constitución Nacional.
Quizás este es el punto principal para vertebrar todas las luchas. Sin un salario básico que permita cubrir las necesidades, es difícil que se pueda sostener la educación, la salud y cada cosa que necesitamos como sociedad.
Ante tanta información que desvía el punto de atención, es necesario recuperar este debate. Y el primer paso para el debate, como está sucediendo, es iniciar, desde abajo las luchas de los trabajadores.