E
n la LXV (sexagésimo quinta) Cumbre de líderes del Mercosur, se firmó un nuevo documento para el acuerdo comercial con el bloque de la Unión Europea. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea celebró el “hito”, tras 25 años de negociaciones.
El saliente presidente de Uruguay y anfitrión de la reunión, Luis Lacalle Pou, destacó el trabajo realizado en estos años y dejó entrever los ánimos de los representantes sudamericanos: “Santiago Peña dijo que no está satisfecho, pero sí con entusiasmo. Lula da Silva que es un día histórico. Javier Milei que es trascendente este momento”. Días atrás, el presidente electo del Uruguay, Yamandú Orsi, había comentado que en su visita a Brasil la mayor parte de la conversación giró sobre las posibilidades de lograr este acuerdo.
Desde Montevideo, Von der Leyen, también aseguró que las modificaciones al anterior texto de 2019 han contemplado los reclamos de los agropecuarios y que han actuado en consecuencia: “Este acuerdo incluye robustas salvaguardas para proteger nuestro sustento”, dijo.
Un hito
En el viejo continente todos coinciden (para bien y para mal) en reconocer la magnitud de la noticia. Pero por ahora, se trata de un nuevo documento con modificaciones que incluyen aspectos tanto comerciales como ambientales, sanitarios y de género.
La comisión que integran los 27 estados de la Unión Europea y los cuatro socios sudamericanos, deben aprobar el documento que involucra a 700 millones de consumidores y un PIB combinado de 21,3 billones de dólares.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, caracterizó al acuerdo como un “puente económico” entre ambos continentes. También aseguró que trabajará para que el mismo sea aprobado en el Consejo Europeo.
Por el contrario, en Francia, desde el Ejecutivo, y los diputados, hasta los productores agropecuarios se han pronunciado y manifestado en contra. Annie Genevard, ministra francesa de Agricultura, había adelantado la búsqueda del gobierno francés de un “bloque” que logre vetar la firma en el Consejo; entre la lista de los posibles países se encontraban Bélgica, Bulgaria, Austria, Irlanda e Italia. Genevard además remarcó que la negociación “no se puede hacer en forma de compensaciones financieras” para los agricultores y pidió que todos puedan competir “con las mismas armas”.
En su visita a la Argentina, antes del G20 (que fue el pasado 18 de noviembre), el propio Emmanuel Macron había adelantado su negativa a la firma del acuerdo. “Seguiremos trabajando duro para defender nuestro modelo –declaró a la prensa–, si todos somos razonables, hay un camino a seguir, pero no será a costa de nuestros agricultores”.
Los agricultores dicen otra cosa. Por un lado, denuncian que el gobierno de Macron suspendió las medidas que había anunciado para el sector y ahora, tras conocerse la noticia del tratado comercial, el secretario general de Jóvenes Agricultores (JA), Quentin Le Guillous, señaló que “las acciones evolucionarán, se endurecerán”.
Las protestas que han sostenido por toda Europa y desde hace –por lo menos– un año, han incluido bloqueos totales de rutas y movilizaciones masivas de forma simultáneo en varios países.
Incluso, cuando se celebraba el G20, realizaron una movilización a Bruselas, donde funciona el europarlamento. En aquella oportunidad, el presidente del sindicato FNSEA, Arnaud Rosseau, aseguró que para la agricultura francesa se trata de una “lucha existencial”.
En la España de Sánchez también hubo una semana de protestas, no sólo contra la posibilidad –en ese momento– del ahora aclamado acuerdo, sino denunciando competencia desleal dentro de la propia Unión Europea.
A pesar del festejo de von der Leyen y del llamado al “pragmatismo” de la viceportavoz del gobierno alemán, Christiane Hoffmann, en Alemania también hubo movilizaciones del sector a comienzos de año, contra el aumento en los precios de los combustibles, los costos de la “transición verde” y la importación de productos desde Ucrania, es decir, en la misma sintonía que el reclamo de sus pares españoles.
Empresarios del Mercosur
La Cámara de Comercio y Servicios (Ccsuy), la Cámara Industrial del Uruguay (CIU), la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU) y la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) se sumaron a los festejos del nuevo borrador.
Natalio Grinman de la CAC, que además será el próximo presidente del Consejo de Cámaras de Comercio del Mercosur (CCCM) ahora que Argentina asume la presidencia pro tempore del bloque, hizo parte del avance en las negociaciones al gobierno de Javier Milei y acentuó la “integración” que este tratado significa para la Argentina.