A
unque no avanzaron en el cese de las hostilidades militares, ambos países se comprometieron a garantizar la libre navegación en el Mar Negro y a poner en práctica la prohibición de atacar instalaciones energéticas ucranianas y rusas, como centrales eléctricas, refinerías y gasoductos.
EEUU, por su parte, “ayudará a restablecer el acceso de Rusia al mercado mundial de exportaciones agrícolas y de fertilizantes, reducirá los costos de los seguros marítimos y mejorará el acceso a los puertos y los sistemas de pago para dichas transacciones”.
Así lo comunicó la Casa Blanca al finalizar la ronda de reuniones mantenidas en Riad, Arabia Saudita: el domingo con la delegación ucraniana, el lunes con la rusa.
En su conjunto, estas medidas apuntan a reeditar el acuerdo de transportes seguro de cereales firmado en julio de 2022, con la mediación de Turquía y la ONU, para liberar esa vía marítima y comercializar productos tanto ucranianos como rusos.
Conocido el parte, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, expresó su preocupación sobre el compromiso norteamericano: “Creemos que es un debilitamiento de las sanciones”, dijo, en relación a las restricciones comerciales que pesan sobre Rusia incluso desde la anexión de Crimea. También habló Serguéi Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores: Rusia desea que “el mercado de cereales y el de fertilizantes sean predecibles” y que nadie intente excluirnos de esos mercados.
Una semana antes, los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin habían estado al teléfono por alrededor de dos horas. Al finalizar el norteamericano publicó en su red Truth Social que habían acordado “un alto el fuego inmediato en toda la energía y la infraestructura” y “trabajar rápidamente para tener un alto el fuego completo”.
El Kremlin sólo dio a conocer lo manifestado por Putin: la disposición “a trabajar en un examen exhaustivo de las posibles vías de solución que debería ser global, sostenible y a largo plazo”. Solución que debe considerar “los legítimos intereses de seguridad de Rusia” y “la necesidad incondicional de eliminar las causas profundas de la crisis”. Entre ellas, el avance de los emplazamientos armamentísticos de la OTAN a lo largo de todo el límite europeo de Rusia según lo expresado cuando autorizó la operación militar especial en febrero de 2022. Ahora, en concreto, “el cese de la ayuda militar extranjera y del suministro de información de inteligencia a Kiev”.
En el comunicado de este martes, la Casa Blanca destacó que sus diplomáticos volvieron a poner sobre la mesa de Riad la exigencia del presidente Donald Trump: “cesar las matanzas en ambos bandos como un paso necesario para alcanzar una paz duradera”.
Anglosajones

El miércoles, el presidente francés Emmanuel Macron anunció por su cuenta un paquete extra de 2.200 millones de dólares de apoyo a Ucrania. Junto con el británico Keir Starmer se pusieron ahora al frente del ordenamiento de la tropa europea. Ayer, convocaron en París 27 mandatarios, los jefes de la OTAN, de la Unión Europea (UE), los embajadores de Australia y Canadá, y el vicepresidente turco. La llamaron “la coalición de los voluntarios”.
El presidente ucraniano señaló allí que Europa tiene que demostrar ahora que puede defenderse sola. “Necesitamos la presencia de soldados profesionales que garanticen la seguridad de Ucrania”, dijo. El lituano, Gitanas Nauseda, pidió acelerar la entrega de apoyo militar. El portugués António Costa, al frente del Consejo Europeo precisó que “la mejor manera de ayudar a Ucrania es mantener la presión sobre Rusia mediante las sanciones”, que desde febrero de 2022 suman 16 paquetes.
Macron y Starmer anunciaron que una misión militar francobritánica viajará próximamente a Ucrania para evaluar in situ las posibilidades de despliegue de fuerzas de seguridad una vez alcanzado el alto el fuego. En conferencia de prensa, el galo reconoció que no hay unanimidad al respecto.
La portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajarova, acusó a Francia y al Reino Unido de idear “planes de intervención militar en Ucrania” con esta fachada de una misión para mantener la paz. Dijo que su país “está categóricamente en contra porque podría conllevar un enfrentamiento directo entre Rusia y la OTAN”. Londres intenta “empujar a Europa a una masacre”. En este contexto, recordó que Reino Unido salió de la Unión Europea en 2016. “Ahora el sueño dorado, después de haber derribado la economía de la Unión Europea, es empujar también a todo el continente europeo a la ruina, y ellos mismos se unirán a la alianza anglosajona”, apuntó.