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ras dos años de contracción del PBI nacional, el Parlamento alemán decidió dejar de lado el límite de endeudamiento público que rige desde 2009 para estimular la modernización de la infraestructura del país y de las fuerzas armadas.
Ambas cámaras aprobaron conformar un fondo especial de 500.000 millones de euros para ejecutar obras durante los próximos 10 años y, este año, sumar otro 1% del PBI al gasto militar. Todo apalancado por emisión de bonos de deuda.
Se trata de un enfoque de “defensa integral”, destacó la analista del German Marshall Fund, Claudia Major. “Si un tanque, un lanzacohetes o un soldado no pueden desplazarse al flanco oriental de Polonia porque un puente o un tren se avería, entonces tienen un problema”, ejemplificó.
La iniciativa fue introducida por la alianza que triunfó en los recientes comicios de febrero: la Unión, conformada por Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU). Antes de las elecciones rechazaban asumir nuevas deudas y es uno de los motivos que desbarrancó el gobierno de coalición liderado por Olaf Scholz, del Partido Socialdemócrata (SPD), La Izquierda y Los Verdes.
Ahora, apuntan que la situación geopolítica ha cambiado: apremian la economía que no despega, el conflicto abierto en Ucrania y las nuevas políticas exteriores de EEUU con Donald Trump en la presidencia y el Partido Republicano dominando el Congreso.

Alternativa por Alemania (AfD) –caracterizada como ultra-derecha– y Die Linke (La Izquierda), siguen oponiéndose a destrabar la deuda. Friedrich Merz, líder de la conservadora CDU, quiere invertir “lo que haga falta” en la defensa de Alemania. Entre otra cosas –señala el reporte de DW–, en tener un ejército listo para el combate.
El crack financiero mundial de 2008 disparó el gasto público para contrarrestar sus consecuencias y países como Portugal, Italia, Grecia y España (llamados peyorativamente los PIGS) no pudieron hacer frente a los pagos de su deuda.
En 2009, el gobierno de Angela Merkel –también de la Unión CDU/CSU– logró introducir una enmienda en la Constitución para limitar el endeudamiento anual del Estado en 0,35% del PBI. Aunque con otros porcentajes, el criterio de austeridad fiscal se impuso entonces en toda la Unión Europea.
Ahora, el plan de rearme, parece que también: lo propuso la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, alemana y de la CDU también, a los 27 países miembros. Los recursos a movilizar solo encuentran comparación con la emisión de deuda comunitaria y la inyección de capitales pactada en julio de 2020 a colación de la crisis y de las consecuencias de la pandemia del covid-19.
“Europa debe elevarse a la altura de este momento”, reza el comunicado de la reunión que mantuvieron este domingo el primer ministro británico Keir Starmer con los líderes alemanes: Scholz, el canciller saliente, y Merz, el entrante. Coincidieron en que, con los aranceles, Trump inaugura “una nueva era para la economía global”, al igual que ya ha sucedido “con la defensa y la seguridad”.

Alemania tiene un margen que otros países de la UE, no: su deuda pública actual equivale al 60% del PBI. La de Francia ya es del 110% y la de Italia, 135%.
La consultora y gestora de la inversiones Gavekal –de origen europeo y con sede actual en Hong Kong– consideró que estas medidas del nuevo gobierno son “un estímulo suficientemente grande como para evitar el riesgo actual de una espiral recesiva descendente y reequilibrar la economía alemana para que no dependa excesivamente de la demanda externa”.