La distraccion como eje
Ningún hecho es aislado. En la integralidad, las acciones marcan una tendencia. Mientras las cúpulas de los trabajadores (CGT), empresarias (UIA), bancarias (ADEBA), acuerdan las reformas laboral y tributaria; abajo -como siempre y ahora más- todo está movilizado. Los trabajadores organizan la resistencia para frenar los avances de las políticas de gobierno. Los grados de unidad son incluso más importantes que los acuerdos por arriba, llenos de contradicciones.
Está claro que no alcanza y en eso se asienta el gobierno para apurar sus decisiones. Fundamentalmente porque el ahora es el único momento que le queda. Sabe que las luchas van ganando unidad y pueden ser un freno en su avanzada.
Pero el enemigo avanza no siempre frenando el accionar de su contrario, sino haciendo que luche (trabaje) subordinado a su plan. Maniobras de distracción que desvían.
Es el capital financiero mundial que a través de todas sus formas pretende avanzar en acomodar el país a su fase de acumulación y lo hace ya con la ocupación del territorio. La desaparición del submarino funciona como excusa. También las detenciones de ex funcionarios sirven para poner en agenda nuevamente las antinomias, y tapar las contradicciones de las reformas y la presencia militar extranjera.
A medida que avanzan las luchas de la sociedad, la del enemigo consiste en desviar el foco de atención. Cualquier lucha es permitida, menos la del Pueblo contra las reformas y contra la ocupación de las potencias extranjeras. La economía y la política van de la mano. Todo es hasta que alcance y puedan frenarse los avances. Mientras tanto, la distracción es funcional a la lucha del otro.
¿Reformas o ajustes?
El miércoles pasado se llevó a cabo en nuestra ciudad una masiva manifestación en donde participamos más de 3.500 personas gremios de CGT, la Corriente Federal de Trabajadores CTA, ATE, organizaciones barriales, sociales y políticas, además trabajadores de la economía popular,estudiantes, entre otros. Todos unidos con una misma bandera: NO a las reformas previsional, laboral y tributaria. Transformándose está en la manifestación de protesta más amplia y plural que se haya producido en muchos años por su heterogeneidad. Dimos cuenta que hoy estamos frente a una situación crítica para la sociedad argentina donde como en los años ’90 se debatía sobre el brutal ajuste que se venía con el recorte de sueldos y haberes de trabajadores y jubilados en la famosa ley Banelco. El Sistema Público de Reparto nuevamente será insolvente a mediano plazo poniendo en riesgo el cobro y financiamiento de todas las prestaciones que brinda Anses a jubilados y pensionados, asignaciones universales, pensiones no contributivas, Progresar, etcétera. Es un claro ejemplo el maquiavélico engranaje que existe entre los tres proyectos de reformas. En lo tributario, Anses dejaría de recaudar más de 130.000 millones de pesos anuales por impuestos a las ganancias que irían a las provincias a cambio de condonación de deudas, según el Pacto Fiscal. En lo laboral las modificaciones beneficiarán a las grandes empresas mediante la reducción de aportes patronales en más de 40.000 millones de pesos anuales, definición del sistema previsional según recetas del Fondo Monetario Internacional, destrucción de un sistema jubilatorio público de reparto solidario e inclusivo por el redituable sistema de jubilación privada (AFJP). En lo previsional, el aumento de la edad jubilatoria optativa qué propone el gobierno de Cambiemos será obligatoria por la pérdida del poder adquisitivo del jubilado en el cambio de la ley de movilidad jubilatoria. Por una parte excluyendo la incorporación de nuevos y jóvenes trabajadores, aumentando la desocupación y postergando el merecido descanso en los adultos mayores y por otra alivianando a las corporaciones y a las grandes empresas de los aportes contributivo jubilatorios en esa extensión de edad en un 2%, según reforma laboral y tributaria. Entonces, con todo esto y el análisis con la información que recabamos, no sé si podremos llamarlos reformas pero de lo que sí estoy seguro, es que lo podemos llamar AJUSTE.
“Con la democracia se come, se cura y se educa”
El 10 de diciembre de 1983 asumió la presidencia el radical Raúl Alfonsín. Pero este no fue un cambio de gobierno cualquiera, sino que, supuso dejar atrás siete años de dictadura que incluyeron más de 30.000 desaparecidos y asesinados por el terrorismo de estado. Durante el Proceso de Reorganización Nacional abundo la represión y la violencia política que arrasó con todas las fuerzas democráticas, gubernamentales, sociales y sindicales opositoras, destruyendo a su vez la matriz productiva nacional.
Este gobierno constitucional prsidido por Alfonsín (1983 – 1987) es denominado “de transición” debido al traspaso que significó dejar atrás la última dictadura cívico militar y acunar la democracia. No obstante, la democracia de este período se caracterizó por libertades y derechos restringidos, ya que aún reinaba el miedo en la población y los militares responsables de crímenes de lesa humanidad no habían sido juzgados aún. Si bien el gobierno de Alfonsín inicio los juicios a las Juntas Militares tuvo que afrontar las sublevaciones de los militares carapintadas, que lo llevaron a imponer las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
Es preciso mencionar que las cuestiones que pusieron en jaque a la dictadura fueron las constantes protestas debido al descontento social posterior a la pérdida de la guerra de Malvinas, en conjunto con la presión internacional por las violaciones a los Derechos Huma-nos. De esta manera el gobierno de Alfonsín fue el resultado de la erosión de la dictadura militar y representó para las masas el anhelo democrático sintetizado en la frase “Con la democracia no sólo se vota sino que también se come, se cura y se educa”.
Alfonsín marcó el inicio de una nueva etapa en nuestro país, la de los representantes elegidos mediante el voto popular. Sin embargo, este gobierno dejo pendiente tareas como la inclusión social y la desar-ticulación del modelo neoliberal implantado por la dictadura. En este sentido, creemos que la democracia –entendida no solo como la participación mediante el voto- es una construcción colectiva a emprender, en la que la intervención de cada uno de nosotros en la esfera social y política de nuestro país sea una forma de vida, y el acceso igualitario a la salud, educación, la cultura y una vida digna sea una realidad.