“Hoy ya no es sólo la dignidad del empleado la que está en juego, sino la dignidad del trabajo de todos, y de la casa de todos, nuestra madre tierra”, dijo el Papa Francisco en el mensaje leído al cierre del encuentro internacional de organizaciones sindicales convocado por el propio Vaticano y realizado allí la semana pasada. Además de los secretarios generales de diferentes sindicatos italianos, participaron dirigentes argentinos.
El Papa se metió también en la relación entre los avances tecnológicos y el trabajo: “sabemos que la continua aceleración de los cambios y la «intensificación de ritmos de vida y de trabajo, que algunos llaman «rapidación», puede obstaculizar el desarrollo sustentable cuando está asociada a un paradigma de poder, dominio y manipulación”.
«Para esta mentalidad, no interesa si hay degradación social o ambiental; no interesa qué se usa y qué se descarta. Sólo importa la ganancia inmediata. Todo se justifica en función del dios dinero», explicó y rescató que “son los trabajadores quienes, en su lucha por la jornada laboral justa, han aprendido a enfrentarse con una mentalidad utilitarista, cortoplacista, y manipuladora».
Como contribución integral pidió a los trabajadores mostrar la conexión entre las tres «T»: tierra, techo y trabajo. «No queremos un sistema de desarrollo económico que fomente gente desempleada, ni sin techo, ni desterrada. Los frutos de la tierra y del trabajo son para todos.” Y, finalmente, advirtió: “No podemos ser ingenuos y pensar que el diálogo se dará naturalmente y sin conflictos.”