Si el 23 de agosto una familia tipo necesitaba un mínimo de ingresos de 20.134 pesos para acceder a la Canasta Básica de Total -y no caer en el segmento de pobreza-, la nueva ola de especulación financiera de la semana pasada arrasó con esas condiciones de vida. En dos días, el dólar subió de 30,5 a 38,2 pesos y el salario devaluó su poder adquisitivo en un 20%.
Ninguna novedad para una Argentina en la que gobierna esta tendencia: 50% de devaluación en lo que va del año y una inflación que rozará el 40% cuando termine pues, en julio ya acumula un 19,6%, según el propio INDEC.
La corrida cambiaria de la semana pasada es la tercera en el año de la disputa que dan por arriba los sectores concentrados, ambos con funcionarios en gobierno, tratando de acuñar mayores porcentajes de renta y estrujando a la vez el trapo casi seco de las familias de a pie.
La situación ya no deja margen y, así, solo se avisora un marco completamente adverso para las mayorías sociales: suba del dólar e inflación, más ajuste y recesión.
El INDEC también reveló que el empleo registrado acumuló su sexto mes consecutivo de caída, una destruccción de 13.500 puestos formales de trabajo en casi todas las ramas de actividad y, como no podía ser de otra forma, una caída de la actividad del 5,7% en julio de 2018 respecto del año anterior (ver «Los datos»).
El gobierno nacional no deja de lado el libreto del Fondo Monetario Internacional (FMI) y lo aplica cada vez con mayor rigor: ajuste a la población, achique de la estructura del estado para centralizar los recursos circulantes y pagar deuda. Deuda que emitió este mismo gobierno.
Para desinflar la suba del dólar, le pidieron al FMI otro adelanto y aumentar la oferta de divisa extranjera. Y para cumplir con los requisitos, eliminaron 13 Ministerios, entre ellos el de Trabajo y Salud (ver «Los cambios»).
Pero además, el tandem UCR-PRO que gobierna con Mauricio Macri a la cabeza, recurrió a imponer retenciones a la exportación para aumentar la recaudación. Un tiro en el pie pues, de esa manera consolida su alianza global con el área dólar y con las exportadoras y rompe con quienes militaron su campaña y lo hicieron presidente: los productores agropecuarios.
Fue el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, quien lo anunció este lunes: 3 y 4 pesos por dolar a todas las exportaciones, además de restringir más el gasto en obra pública y de traspasar la ejecución de subsidios a las provincias. El objetivo ya no es pobreza cero sino déficit primario cero.
Con todo, las propias patronales agropecuarias se sumaron al zapateo al cambiar la armonía de aquel primer año de gobierno de Macri. Dardo Chiesa, de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), dijo: «son retenciones con todas las letras. No nos consultaron nada. Ellos juegan con los ingresos, y los costos y el gasoil con precio internacional. La tasa de interes del 60%, ¿quién la paga? Es un golpe durísimo al campo».
Omar Príncipe, presidente de Federación Agraria Argentina (FAA) dijo simplemente que «se condena otra vez a los pequeños y medianos productores, sin diferenciarlos, a pagar más para sostener la timba financiera y al FMI».
Trump: único aliado
Este martes, luego de aprobar las retenciones a las exportaciones, Macri concurrió a la Conferencia Anual de la Unión Industrial Argentina (UIA) y dijo: «tengo claro cuál es el camino para salir de esta tormenta y estabilizar la economía. Estamos trabajando en eso: aprobar un presupuesto equilibrado y sumar un nuevo acuerdo con el FMI».
Pero los datos duros clarifican otra cosa: la utilización de la capacidad instalada descendió al 61,8 % en el mes de junio, el peor registro mensual de los últimos 16 años.
El titular de la UIA, Miguel Acevedo, cerró el cónclave y le respondió desde el atril: «lo urgente no puede obstaculizar lo importante. Entendemos las necesidades fiscales, aunque es nuestro deber señalar que el diseño del esquema transversal de retenciones desincentiva totalmente la agregación de valor y la generación de empleo de calidad. Tampoco toma en cuenta las realidades sectoriales ni las particularidades regionales».
Por si faltaba, le pidió «sostener la cadena de pagos de las pequeñas empresas en un contexto de altas tasas de interés».
Eduardo Eurnekian, presidente de Corporación América, también aportó algo a la claridad presidencial: «falta un plan compartido», dijo y explicó que la situación actual «es el producto de la aplicación de un torniquete porque el sistema juega contra el gradualismo».
Los aliados de Cambiemos ya ni siquieran son los sectores exportadores de origen nacional. El puntal que sostiene a Macri está más al norte.
El martes hablaron por teléfono. El comunicado de la Casa Blanca cuenta que el presidente norteamericano Donald Trump considera que Macri «está realizando un trabajo excelente frente a esta situación econó-mica y financiera muy difícil.»
Unidad de luchas
Lo de arriba no cierra y cristaliza por abajo. La situación generalizada de crisis empieza a tomar cuerpo de unidad en los reclamos de los diferentes sectores económicos y sociales.
La última semana, por caso, hubo 20 tomas de universidades públicas en todo el país en principio por falta de presupuesto para la educación pública pero que de a poco se fueron poniendo en sintonía con la situación social general.
Por caso, en la UNRC -que al cierre de esta edición sigue bajo la medida de fuerza de toma- los estudiantes acompañaron a los trabajadores del Movimiento de Acción Popular que cortaron este miércoles la ruta 158 y la 8. Días antes, se habían pronunciado frente a la Sociedad Rural de Río Cuarto, tras la devacle del dólar, la devaluación y el anticipo de retenciones.
Los docentes universitarios y de escuelas públicas y privadas de todo el país convocaron a un paro nacional con movilización para el próximo jueves 13, en rechazo al ajuste que el Presupuesto 2019 contempla para el área de Educación.
“Hay una desinversión gravísima. El presupuesto actual fue votado con una meta de inflación del 15% y un dólar a 20 pesos. Le pedimos al Congreso que trate un refuerzo presupuestario urgente”, dijo Carlos de Feo, secretario general de Confederación Nacional de Docentes Universitarios.
La corrida económica y los ajustes de gobierno rebotaron también en la Federación de Profesionales Universitarios del Sur de Córdoba (FEPUC).
También este martes, el cordón industrial de San Lorenzo -próximo a la ciudad de Rosario- paró las actividades con una adhesión del 95%. Allí estuvieron la CGT de San Lorenzo, Químicos, Sadop, ATE, Aceiteros, municipales de Capitán Bermúdez, Fray Luis Beltrán, de la propia San Lorenzo y Puerto San Martín. Se sumaron docentes de AMSAFE, organizaciones de la CTA y organizaciones estudiantiles universitarias. La protesta tuvo como disparador los despidos de casi 50 trabajadores de la Fábrica Militar de Fray Luis Beltrán. Pero como por esta zona circula hasta los puertos gran parte de la riqueza del país, lo que se moviliza es ya otra cosa.
“Esto se arma de abajo para arriba, los desocupados, los jubilados, los estudiantes quieren salir a la calle y eso es lo que debería impulsar la CGT nacional, un plan de lucha para derrotar a este gobierno que lo único que quiere es ir contra el pueblo”, dijo en su discurso Jesús Monzón, secretario general de CGT San Lorenzo.
Con los anuncios de esta semana, como el aumento de las asignaciones, el gobierno nacional cree recomponer la situación social. Pero ni el maquillaje alcanza. Juan Grabois, referente de Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), manifestó que «estamos preocupados por la situación social que padece un deterioro sostenido y creemos que se va a profundizar marcadamente tanto la pérdida de poder adquisitivo de los salarios sociales como en la alimentación».
Ayer jueves más de veinte organizaciones de la agricultura familiar y campesina realizaron una concentración frente al Congreso de la Nación, en Buenos Aires. Lo llamaron el Semillazo, “para decir NO a la ley Monsanto – Bayer”. Mientras tanto, hubo cortes de rutas en provincias como Catamarca, La Rioja y Misiones, y asambleas de los trabajadores del sector en Córdoba.
«No queremos una ley (de semillas) que nos siga expulsando, sino una que incluya a la agricultura familiar, al derecho al uso propio gratuito por parte de los agricultores y que no permita la posición dominante de los grupos concentrados», expresó el presidente de Federación Agraria frente al Congreso.
Esta medida se superpone con otra urgencia. Trabajadores de Agroindustria de distintas provincias y enrolados en ATE, mantienen tomado el edificio central en rechazo de los 547 despidos efectuados por el gobierno la semana pasada misma. Al día de hoy, siguen allí.
Hoy también, las calles de Córdoba capital reciben al movimiento obrero de la provincia. La CGT de esa ciudad tuvo la iniciativa, la puso en común en el plenario del 27 de agosto y se sumaron a la convocatoria el resto de las Regionales cegetistas de la provincia (Río Cuarto, Villa María, Bell Ville, San Francisco, Punilla, Cruz del Eje, Laboulaye). La CGT Rodríguez Peña adhirió y se declaró en «estado de alerta y movilización permanente frente a la gravedad de la crisis». También lo hizo la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA-A), ahora presidida por Federico Giuliani.
El plenario de delegados provinciales de ATE Córdoba, reunido esta seamana, incluyó esta medida en el plan de lucha y se declaró en estado de alerta.
Hugo Moyano dijo desde Buenos Aires que todas las medidas de protesta definidas para septiembre podrían adelantarse. Lo mismo sugirió la CGT Rodríguez Peña y el Movimiento Sindical Rosarino. Sobre todo apuntando al paro de 24 horas que definió la CGT Nacional para el 25 de septiembre. Camioneros y las fracciones de la CTA de los Trabajadores, que lidera el diputado de Unidad Ciudadana Hugo Yasky, y la porción de la CTA Autónoma de Pablo Micheli, le agregaron un día de paro (24/09) y movilización a Plaza de Mayo.
Pero antes hay más. El 12 de septiembre, día de la Industria Naval, los trabajadores de los Astilleros de Ensenada convocaron también a una huelga por la Soberanía, el trabajo y la producción.
Allá arriba se mueven pisoteando a los de abajo. Pero en la base, también aparecen nuevos movimientos. En las alturas hay crisis económica, en el medio hay crisis política y la lucha se va haciendo una sola.
Los cambios
Renunciaron los vicejefes de Gobierno, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, aunque este último continuará dentro de la estructura como asesor presidencial. Ese cargo, el de vicejefe de Gabinete, estará ocupado por Andrés Ibarra, antes ministro de Modernización, cartera que desapareció. Continuan: o Frigerio en el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Viviendas; Nicolás Dujovne, en Economía; y Jorge Faurie, en Relaciones Exteriores; Carolina Stanley, Desarrollo Social; Dante Sica, (Producción; Guillermo Dietrich, Transporte; Alejandro Finocchiaro, Educación; Oscar Aguad, Defensa; Patricia Bullrich, Seguridad; y Germán Garavano en Justicia. Economía absorvió al ministerio de Energía. Producción, en tanto, integrará los ministerios de Trabajo (conducido por Jorge Triaca), Agroindustria (Luis Miguel Etchevehere), y Turismo (Gustavo Santos). Stanley tendrá a su cargo el área de Salud e incorporará el sector de Seguridad Social (ANSeS). Educación, conducido por Alejandro Finocchiaro,sumó las áreas de Cultura y Ciencia y Tecnología.
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