Los países que ostentan el lugar de potencias mundiales y las cámaras empresariales asentadas en el país que representan el capital de aquellos, acaban de brindar por el correcto camino tomado ahora por el país. Felicitaron el compromiso con las políticas macro-económicas para «estabilizar la economía y promover el crecimiento». ¿De quién?.
En lo que va del 2018 hubo 39.000 despidos. Los empresarios pymes dicen directamente que las tasas bancarias son extorsivas.
Dicen que las crisis es su oportunidad. Es justemente lo que señalaron estos grupos: el acuerdo del FMI brinda condiciones estables de mercado dado que garantiza que habrá dinero para pagar la deuda, y que entonces es el momento oportuno para superar los problemas estructurales que aquejan al país. A saber: el déficit público y la inflación.
¿Qué es lo que nos hace ser un país? Según este modo de presentar la ecuación del problema no es el conjunto de hombres, mujeres, familias que tienen, pueden, deben vivir usufructuando las ventajas del sistema productivo, la innovación tecnológica, los recursos naturales y la inversión.
Esa es la diferencia de raíz, simple pero profunda, entre poner el foco en una o en otra cosa: el objetivo es el hombre o el hombre es la variable. Si tomamos partido por lo primero, no hay déficit y todo se convierte en insumos para garantizar la vida. Al revés, es todos al revés.
La crisis es también para nosotros una oportunidad pero solo en este único sentido: el de animarnos a revertir la lógica que impera al delinear lo que es y lo que no es un problema para la comunidad.
Si no trabajamos para que así sea, no podrá haber nunca ni estabilidad ni sostenibilidad ni crecimiento para las personas en este modo de sociedad.