Una noche acosté a mis hijos a dormir sin comer porque no tenia comida para darles, el nene se despertó a la madrugada porque tenia hambre, me pidió pan y no tenia nada». Ya no son historias aisladas, son historias de muchos vecinos de los barrios de la ciudad de Río Cuarto.
El acceso a las necesidades básicas primarias, la comida, se hace cada vez más difícil. «Aunque trabajes, por la inflación, no alcanza», contaron Noelia Marquez (N.M) y Dahiana Cabrera (D.C.), las responsables del comedor Sueños Mágicos, en la calle Guemes al 1811 de barrio Alberdi. La falta de alimento diario, de trabajo, el corte del servicio de la luz, y no poder acceder a medicamentos fue lo que las motivó a abrir un nuevo merendero en la ciudad. Ya son más de 100.
-¿Porqué abrieron el merendero?
-N.M.: Por la necesidad que se ve, uno mismo lo experimenta. Pasamos un montón de cosas, y vemos que otras personas tampoco tienen. Lo veníamos pensando hace tiempo.
-¿Cuántos niños asisten?
-D.C: entre 20 y 30 chicos del barrio, todos los días, hasta el fin de semana cuando no abre el Paicor en el colegio.
-¿Cómo es la situación del barrio?
-N.M.: Está difícil. La plata no alcanza, tengas o no trabajo. Es mucho lo que han aumentado los alimentos. Nos acostamos pensando en muchas cosas, a veces no tenemos pan, tenemos que ingeniárnosla. No podemos decirle a los nenes que no hay pan.
-¿Por qué se organizaron de esta manera?
-N.M.:Porque hay ayuda. La gente sabe lo que se está sufriendo. La gente del MAP (Moviemiento de Acción Popular) y la CTA (Central de Trabajadores de la Argentina) nos ayudan mucho. Y sin ningún partido político.
-¿Qué esperanzas tienen para adelante?
-D.C: No tengo esperanza que la situación mejore.
-N.M: De mi parte tampoco. A una vecina le han cortado la luz porque no ha podido pagarla. Yo pago más de 3 mil pesos, y lo estoy pagando en cuotas. Acá en el barrio 70 Viviendas estamos olvidados. Desde enero que la necesidad se hizo crítica. Mi marido se quedó sin trabajo. Llegamos a vender todo lo que hemos tenido para darle de comer a mis nenes. Te acostas pensando en qué le vas a dar de comer al otro día. Tengo seis hijos, el mayor de 17 años y nunca había sufrido tanto como ahora, me he llegado a desesperar, a vender todo, a pasar situaciones como que una noche los acosté a dormir sin comer porque no tenía comida para darles, el nene se despertó a la madrugada porque tenía hambre, me pidió pan y no tenía nada, me dolió en el alma. Estas cosas te lleva a querer dar y hacer. Hacemos lo que podemos para los otros niños. ¿Cuánta gente hay que no tiene? La necesidad de uno te lleva a pensar en el otro.
-¿Sienten que no hay medidas políticas que favorezcan a los sectores humildes?
-D.C.: Se están llenando los bolsillos ellos, les dan a los que tienen, no a los que no tienen. La otra vez el presidente dijo “dejen de llorar”, y estamos cada vez peor, hay miseria. La semana pasada un papá vino a buscar pan. Es fuerte.
-¿Qué es lo más difícil en estos tiempos?
-D.C: lo más caro es el alimento, la luz. Se nos hizo muy difícil mandar a los chicos al colegio. Llega el fin de semana y te preguntas que hiciste con la plata, no alcanza. Le pasamos luz a una vecina que se la cortaron y está enferma con diabetes.
-N.M.: Falta trabajo para los grandes y los jóvenes. No hay o se da la situación como la que me tocó de ir a remplazar a mi hermana al barrio Golf. Cuando les dije que era del Alberdi me pidió los datos personales, de qué parte del Alberdi y quienes eran mis hermanos, solo por decir que soy del Alberdi te discriminan.