Esta semana, organizaciones populares se manifestaron a lo largo y ancho del país para reclamar por medidas urgentes de atención a la creciente pobreza a la que ha sido acarreada gran parte de la sociedad –ver “Congreso, acampe y represión”-: según datos del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), el 35 por ciento de la población es pobre -alrededor de 14 millones personas-, mientras que la pobreza infantil superó el 51 por ciento, según el mismo informe. Ante esta realidad, que azota cada vez más fuertemente también a nuestros barrios, organizaciones de Río Cuarto –como la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Barrios de Pie, Seamos Libres y el Movimiento Evita- también hicieron sentir su descontento esta semana a las puertas del Palacio de Mójica. Este jueves, mientras se discutía en el Congreso de la Nación la Ley de Emergencia Alimentaria, los movimientos locales fueron a buscar respuestas a un pedido realizado la semana pasada al Secretario de Gobierno, Camilo Vieyra. En el mismo, los manifestantes solicitaban, también, la declaración de la Emergencia Alimentaria en la ciudad y la conformación de un Consejo de la Emergencia Alimentaria entre las organizaciones y el Estado Municipal (ver Aguilera: «la pobreza es más que alimentos»): “necesitamos opinar sobre el tema, y cómo solucionarlo en conjunto”, señaló Carolina Sereno, del Movimiento Evita. “Es una necesidad habilitar este espacio porque un comedor que empezó con 7 niños, ahora triplicó la cantidad y le empiezan a llegar otros problemas, cada vez más graves”, explicó Sereno.
“Nosotros representamos a las familias humildes, a los que nos golpean las puertas para ir a estudiar pero que sabemos que van por una taza de leche. Conociendo de dónde vienen las necesidades, queremos ser los protagonistas de las soluciones. Nosotros, el pueblo, los que conocemos lo que es no tener para comer”, subrayó Liliana Portales, referente del Espacio Comunitario Barrio Valacco. La militante remarcó que “venimos de forma pacífica y no solo a reclamar o pedir. No queremos que el Secretario de Gobierno nos conforme con 50 bolsones como hace poco nos dio: queremos crear una mesa donde podamos sentarnos y traer nuestras propuestas, que nos dejen de mirar como alguien que solo espera recibir. Queremos ser parte de lo que tenemos para dar, que es mucho, eso es lo que estamos pidiendo. Somos CTEP, ¿qué temen?, ¿que se mezcle el aroma del café con el olor a mate cocido?”, lanzó Portales.
Congreso, acampe y represión
La manifestación local del jueves fue parte de movilizaciones en todo el país en reclamo de una ley nacional que declarase la Emergencia Alimentaria. El epicentro de los reclamos se dio en Capital Federal, en un clima que fue enardeciéndose a lo largo de la semana: el martes, en el marco del paro nacional convocado por ATE (ver aparte), hubo cortes frente a Desarrollo Social de la Nación y otros puntos importantes de la Ciudad de Buenos Aires; el miércoles, a las intervenciones realizadas por la CTEP dentro de los Shopping porteños, se sumaron cortes realizados por agrupaciones de izquierda y movimientos sociales en distintos puntos de CABA y de todo el país (en Córdoba capital, por ejemplo, hubo movilizaciones hacia el Centro Cívico y un acampe frente a Desarrollo Social). La nota fue dada por la fuerte represión sufrida por los manifestantes que pretendían realizar un acampe a modo de vigilia frente a la cartera que dirige Carolina Stanley, sobre Avenida 9 de julio en Capital Federal. El saldo fue de una veintena de heridos y detenidos por parte de la Policía de la Ciudad y de un campamento acotado a una de las manos de la Avenida frente al emblemático edificio. Por último, el día jueves, decenas de miles de manifestantes de organizaciones sociales -Barrios de Pie, Somos, la CCC, la CTEP y el Frente Darío Santillán, entre otros- se congregaron en distintos puntos de la Capital para movilizarse hacia el Congreso de la Nación donde, finalmente, se sancionó la Ley de Emergencia Alimentaria solicitada por los movimientos. Una vez votada la iniciativa, el grueso de las organizaciones desconcentraron sus columnas. El único corte que permanece aún en Capital Federal es el de Desarrollo Social, en espera que la ministra Stanley los reciba.