Seis familias jóvenes de entre 20 y 25 años, sin casa, con hijos, sin trabajo o con trabajo en negro: albañiles, changarines, trabajadoras domésticas, familiares de relocalizados de “Barrio Chino”, ahora en Barrio Alberdi -calle Entre Ríos y Serrano-. La falta de empleo y las malas remuneraciones los arrojaron, tras haber alquilado algún tiempo, nuevamente a casa de padres, abuelos, con su familia recientemente constituida.
La situación insostenible -varias familias bajo un mismo techo- los llevó a ocupar un terreno en el mismo barrio, donde lo que abundan son los baldíos (ver «mapa«) y lo que faltan, las posibilidades. Comenzaron hace unos meses a realizar movimientos en el terreno para armar las plateas de sus viviendas y hasta empezaron a colocar ladrillos. La Municipalidad, tras ser informada la Fiscalía y en conjunto con Espacios Verdes de la Subsecretaría de Servicios Públicos, procedió el lunes 30 de septiembre a la “remoción de los objetos” de la zona “destinada a una plazoleta”, según detallaron (ver “¿Placita?” y «De espacio verde a uso residencial, comercial y de oficinas»). El trabajo fue realizado con las máquinas de Vialidad Municipal (ver «Operativo«).
Las 6 viviendas construidas habrían ocupado unos 145 m2 de no haberles pasado por encima las topadoras.
Pero pasaron para “despejar el lugar”, mientras en el barrio lo que sobra es tierra “despejada”: en un radio de 1.000 mts (10 cuadras) desde donde se produjo el hecho, hay 18 grandes baldíos privados que suman alrededor de 123.000 m2; y, además, hay 9 espacios públicos en la zona, que unos suman unos 33.000 m2. De estos últimos, sólo dos tienen apariencia de plaza o parque, aunque sin ningún juego verdaderamente en condiciones.
Los vecinos
“Alquilaba pero no nos quedaba para comer, en serio, no tenía para comer”, relata Cristian, trabajador de la construcción que hoy vive de changas “porque trabajo en las empresas no hay”. “Me fui a vivir al garage de mi cuñado con mi señora y mis dos hijos -ahora viene otro en camino- y durante meses, después de trabajar, me venía a levantar la piecita hasta las 11 de la noche. Lo hice solo, no le pedí nada a nadie, con materiales que recolecté y compré a medida que iba trabajando”, expresa el vecino. “Ya hace tres meses que estamos viviendo acá pero hoy me llamó mi señora -que estaba con los chicos en la casa- que habían venido con las máquinas, que nos iban a tumbar todo. Salí corriendo del trabajo, vine en la moto, perdí el día”, refiere Cristian quien, con su familia, aún resiste en la única casa techada de las 6 que habían comenzado a construirse.
“No pretendemos que nos regalen nada, queremos oportunidades accesibles. Somos gente de acá del barrio y nos queremos quedar”, manifiesta Emiliano, dueño junto a su pareja y mamá de su hijo de la única hilada de ladrillos que logró resistir a las topadoras tras haberse arrojado junto a los vecinos a su interior, para impedir el accionar de las máquinas. Ellos también alquilaban y hoy ven “re difícil alcanzar cualquier posibilidad de tener algo tuyo”.
Celeste da cuenta de la misma dificultad: “tratamos de alquilar pero es imposible con los requisitos y los precios que te piden. Tenés que tener un sueldo mínimo de 30 mil pesos”. “El que dice que hay trabajo que venga a traernos porque buscamos por todos lados y nada”, completa la vecina, mamá de 2 hijos y embarazada del tercero.
Claudia, mamá de Celeste y vecina del barrio de relocalizados, narra el derrotero que han atravesado hasta llegar a esta situación: “vamos a vivienda y te dicen una cosa, te mandan a otro lado y a otro, se tiran la bola, no hay solución”. Además, la vecina agrega que “supuestamente esto iba a ser una placita, en los planos de ellos, pero nunca hubo nada, solo un basural que a la noche es un juntadero que andan a los tiros”. En el mismo sentido, Mariela, vecina del lugar, agrega que “no es necesidad una placita, acá a tres cuadras tenemos una y no tiene ni hamacas” (ver “¿Placita?”). Además del nombrado por la vecina, a menos de 100 metros del sitio donde pasaron las topadoras, lindante al fondo del Ipem 314, los datos abiertos del Municipio indican que existe una plaza. En la realidad, tal concepto es imperceptible: como la mayoría de los espacios verdes públicos de la zona, el lugar no tiene aspecto de plaza, sino de baldío, sin juegos, con iluminación escasa o inexistente (ver «mapa«).
“Estoy de acuerdo que haya más familias. Prefiero que las familias tengan su casita y que este terreno que es un boca de lobo esté ocupado”, dijo una vecina del sector que se acercó para dar su testimonio de apoyo. En el mismo sentido se manifestó Raúl, también vecino de la zona: “esta es toda gente del barrio, gente humilde, trabajadora, que necesita un lugar y tienen que tener oportunidades”.
Terrenos
En esta zona de Barrio Alberdi hay una gran cantidad de tierra ociosa -mayormente en estado de abandono-, aunque la imagen se repita a lo largo y ancho de la ciudad. “Hay un montón de terrenos. Al lado del colegio está lleno de baldíos. Si hacés una cuadra hay unas manzanas enteras, pero si vas a pedir lugar te dicen que no hay”, expresa Claudia. “No hacen nada con esos terrenos. El barrio Alberdi está olvidado”, se queja la vecina.
Un recorrido por el barrio y una constatación con la plataforma de datos abiertos de la Municipalidad de Río Cuarto, parecen darle la razón: en un radio de 1.000 mts desde donde se produjo el hecho, pueden observarse 18 grandes baldíos privados (rémoras) que suman alrededor de 123.000 m2 (sin contar terrenos baldíos chicos, cuyo relevamiento es más complejo). Esas 18 rémoras podrían subdividirse en alrededor de 490 lotes más pequeños, de 250 m2, que podrían albergar al doble, triple o inclusive más viviendas si se realizaran desarrollos de vivienda colectiva -dúplex, edificios, etc-. Esta simple operación da cuenta de la potencialidad para la resolución del problema de la tierra de las familias necesitadas del barrio que tiene la zona.
Que den la cara
“Ves gente que tiene casa propia y un montón de propiedades más, todas alquiladas, terrenos vacíos: los mismos políticos son a veces. Y nosotros ni podemos pensar en tener algo nuestro. Por eso no estamos haciendo nada que no se sepa que va a pasar, no te dan opciones”, manifiesta Calosso, quien solicita también “que venga el Gobernador, el Intendente, que den la cara ellos. Nosotros las explicaciones ya las dimos. Por la situación en la que estamos, no nos queda otra”.
“Ya fuimos al IMV, dimos nuestros datos a sus asistentes sociales y estamos a la espera de que nos den alguna respuesta, pero siempre hacen que pase más y más el tiempo”, dice Claudia.
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MUY BUEN INFORME, DEBERÍAN AGREGAR LOS DATOS DEL CRECIMIENTO EN LA CIUDAD DE LAS INMOBILIARIAS QUE AL SER UN GRAN NEGOCIO SEGURAMENTE TIENEN ALGO QUE VER EN EL DESINTERÉS POR PARTE DEL MUNICIPIO A QUE SE IMPLEMENTEN PLANES DE VIVIENDAS SOCIALES, QUE DEBERÍA SER PRIORIDAD HOY EN DIA…
Super interesante el aporte!!!