No es el coronavirus, en los sectores más humildes del país, lo que más preocupa. Antes que el virus llegue a los barrios, azotó el hambre, o lo profundizó. Son cientos de desocupados, o changarines y trabajadores informales -35,9 % de los trabajadores argentinos según el INDEC- que luego del Decreto 297/2020 que implementó el Aislamiento social preventivo y obligatorio dejaron de trabajar para vivir el “día a día”. Esa preocupación se amplió a monotributistas, microemprendedores y cuentapropistas que no contarán con el ingreso diario, y alcanza también a trabajadores formales que algunos por primera vez solicitaron la ayuda del Estado para comer, según comentó el Secretario de Políticas Sociales de la Municipalidad, Marcelo Bressan. (Ver Entrevista «Habrá un antes y después de esta pandemia. Lo que se necesita es más Estado»).
¿Qué está pasando?
Diferentes organizaciones sociales y sindicatos mostraron preocupación por la situación que se atraviesa. Francisco Spertino, de la Federación de Cartoneros, Carreros y Recicladores FACCyR, Federación que también integra la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular UTEP dijo que “la falta de acceso a changas, a poder recolectar materiales y el hecho de que la mayoría de las chacaritas están cerradas, están poniendo en riesgo de hambre a los barrios”. A sólo 5 días de empezar la cuarentena “la cosa ya es preocupante en algunos barrios como el Casanova y Oncativo. Inclusive hay temas de cuarentena que son difíciles de cumplir en los barrios, porque los cumpas tienen que moverse a cocinarle a un familiar postrado, o juntarse a hacer comidas entre varios vecinos porque las provisiones escasean mucho y no hay un mango”.
«Esta pandemia no diferencia clases sociales, religiones, ni sexo, pero una vez más los más castigados son los sectores vulnerables».
Silvia Alcoba, secretaria general de la Central de Trabajadores de la Argentina CTA Autónoma, y coordinadora de la Federación Nacional Territorial Córdoba, compartió el panorama en los barrios. “Son familias que viven del trabajo día a día, si hoy no trabajan, no tienen para comer. Esta pandemia no diferencia clases sociales, religiones, ni sexo, pero una vez más los más castigados son los sectores vulnerables. Estamos pasando por una emergencia sanitaria pero también alimentaria”, comentó. Para Alcoba, la emergencia sanitaria “otra vez pone en evidencia cuáles son las necesidades de los sectores barriales, y que no se ha hecho nada por ellos. Piden que tengamos distancia y hay familias hacinadas en los hogares, que nos lavemos constantemente las manos y algunos ni siquiera tienen agua potable para hacerlo”, detalló. Además, exigió mayor presencia del estado Municipal y Provincial porque con los insumo que les entregan «no alcanzan».
El acceso a la comunicación e información también está siendo un problema para los vecinos de los sectores más vulnerables. Según comentó la concejala Patricia García, referente de la organización social Los Orillas con trabajo territorial principalmente en Avenida Argentina sobre la costa norte del río. “Trasmitimos y asesoramos por medidas que lanza el gobierno porque sino no se enteran de nada”, comentó. Por este motivo cuentan con un número telefónico con guardia permanente para ayudar a los vecinos. “Del virus se enteraron por la policía cuando salieron a la calle recién y por suerte hasta ahora la policía le permite a los carros ir a buscar la comida donde tienen brasearías o rotiserías fijas”, agregó. También dificulta continuar con las tareas educativas que los docentes proporcionan a los alumnos. “Estamos organizándonos con las directoras y demás profesoras porque no todos tienen celular. Suspendimos todas las actividades menos la merienda y el acompañamiento escolar ya que la escuela les da actividades por escrito pero sin acompañamiento muchos no pueden realizar las tareas”, describió García.
Otra situación manifiesta es la que dieron a conocer las trabajadoras sexuales de la provincia de Córdoba. “Hay compañeras que las están llevando detenidas por salir a trabajar. Entendemos que hay que estar adentro y cuidarse para no contraer el virus, pero la demanda de alimentos es muy grande porque esto nos toca a los pobres en general, tenemos que salir a laburar igual, el cartonero, el que hace changas. Viven el día a día y tienen que salir a trabajar porque no hay ninguna ayuda a las compañeras, nosotras pedimos que también incluyan a las trabajadoras sexuales en los programas de emergencia”, describió Patricia Figueroa, Secretaria General de AMMAR.
Las organizaciones sociales esperan contar con las ayuda de las medidas anunciadas por el gobierno nacional para “paliar” este momento, pero aclaran que “los gobiernos tienen que atender a los sectores populares y ser escuchados y debatir qué lugar vamos a tener los trabajadores, las cooperativas para tener nuestro trabajo genuino y no vivir con esta incertidumbre en momentos como este”, exigió Alcoba. En este sentido, el secretario de la CTA Córdoba, Federico Giuliani sostuvo que “la pandemia puso negro sobre blanco la brutal desigualdad y los altos niveles de precarización laboral. Se pide permiso para circular cuando más del 40 % de los trabajadores no están registrados. ¿Quién le va a dar el permiso? ¿El patrón que emplea ilegalmente? Una vez que pase esta crisis hay que poner en agenda este debate, porque no solo hay una alta tasa de desocupación, sino que la mayor parte del empleo es de mala calidad, en negro y el Gobierno no puede salir mirando para otro lado”, enfatizó.
¿Qué están haciendo?
El coronavirus desató una situación extraordinaria-. Para mitigar el cierre de comedores y copas de leche por prevención al coronavirus, la FENAT implementó la distribución de alimentos por cada domicilio y aseguran que aumentó la demanda.
Otros vecinos comenzaron a organizarse a través de redes sociales por una campaña de donación de alimentos para luego distribuirlos a familias que lo necesiten. La Multisectorial por los Derechos Humanos también lanzó una campaña de colaboración para aquellos que no están pudiendo trabajar. “Empezamos a recibir pedidos de ayuda de vecinos que no están logrando cubrir las necesidades básicas de alimentos. Mientras dure la cuarentena esta situación se irá agravando, es por eso que los espacios que conforman la Multisectorial por los Derechos Humanos nos organizamos para dar una mano a quien lo necesiten”, reza el mensaje que hicieron circular por mensajes de whatsapp y redes sociales.
En el barrio Obrero del Alberdi, Ramón Contreras, comentó que “está complicada la mano”. Contrera cortaba el pasto en domicilios particulares y con lo poco que ganaba daba el almuerzo y merienda en el comedor comunitario que montó en su casa, pero ya no lo puede hacer. “Nosotros estábamos repartiendo 150 viandas pero tuvimos que frenar porque no teníamos con qué”. “Vamos a ver de empezar a dar la leche para repartir en botellas porque la gente viene mucho a pedir ayuda, pero no hay nada, estoy esperando una respuesta de promoción social”, sostuvo. Para lograr contener esta demanda, Contrera solicitó donaciones y espera poder cubrir esta necesidad.
La Universidad Nacional de Río Cuarto también implementó un sistema de ayuda a los estudiantes becarios de las residencias estudiantiles. Son 40 becarios que no pudieron regresar a su lugar de origen y debieron permanecer en el campus universitario. A ellos se los asistió con mercadería no perecedera, verdura, fruta, lácteos, huevos. También fueron asistidos 14 estudiantes de intercambio de origen extranjero.
Además, la UNRC puso a disposición camas de la escuela de enfermería, departamentos de las residencias docentes, recursos humanos e insumos en caso de que el Municipio lo requiera.
POR COLABORACIONES
Ramón Contreras: 358-154862436
Patricia García: 358-154370720
Multisectorial por los DD.HH: CBU 1910494255049401151632