Algo más de 7,5 millones de chilenos concurrieron voluntariamente a las urnas el pasado 25 de agosto, para decidir sobre la necesidad de una nueva constitución. El 78% dijo que sí. Esta vez votaron más chilenos que en el plebiscito de 1988, que definió la NO continuidad de la dictadura que desde 1973 encabezaba el comandante en jefe del Ejército, Augusto Pinochet.
El Plebiscito Nacional 2020 fue anunciado el 15 de noviembre de 2019, tras un Acuerdo de Paz entre oficialistas y opositores. Había pasado casi un mes del inicio de las protestas callejeras que parecían una respuesta al ajuste del costo de vida que venía realizando el presidente Sebastián Piñera pero que a poco de andar reveló un hartazgo de muchos años de neoliberalismo y le impuso al gobierno más de lo que estaba dispuesto a dar: una nueva constitución pero no revisada y reformada por el Parlamento en funciones sino por una Asamblea elegida por voto directo para tal fin.
-¿Qué pasaba por aquellos días?
-Lo que sucedió el 18 de octubre de 2019 fue un levantamiento popular -cuenta Aymara Guacolda, joven dirigente sindical que integra también la Central Única de Trabajadores (CUT) de Chile-. Desde entonces, las manifestaciones y niveles de violencia continuaron masivamente en todas las regiones del país a pesar del estado de excepción y de la represión. El gobierno tuvo que adelantarse para dar lugar a la reforma pero haciendo un pacto con la oposición para reglamentar todo proceso constitucional, para que el poder no recaiga en el soberano (el pueblo) que mediante una Asamblea Constituyente dicte sus propias normas para la reforma. Los motivos fueron varios. El 5 de septiembre de 2019, la CUT realiza una jornada de protestas nacionales acordada con movimiento sociales, con espacios estudiantiles y con organizaciones como No+AFP ( que rechaza las Administradoras de Fondos de Pensión y pretende instalar un sistema jubilatorio de reparto). Pasó el 18/10 y la CUT convoca a paro nacional para el 12 de noviembre. Un paro histórico, una paralización de tareas de trabajadores y trabajadoras, organizados en sindicatos y también no organizados, que no se veía desde de los últimos 30 años. Por esos días nace también Unidad Social , una multisectorial donde la CUT estaba inserta, que comienza a proponer y realizar cabildos y asambleas para debatir la necesidad de una nueva constitución.
30 años
En ese marco, Piñera reconoció que “los cambios tienen que ser más profundos y más intensos de lo que pensaba hace algunos años”(10/11/2019) y que la Constitución vigente tiene su origen en el gobierno militar. “Pero -aclaró- también recuerdo perfectamente bien que después ha sufrido más de 200 modificaciones«. Y dio en la tecla.
A mediados junio, paro de mineros. A mediados de agosto, Carabineros reprime una protesta de estudiantes de nivel medio. Aquel octubre arranca con manifestaciones NO+AFP en 15 localidades. Las tarifas eléctricas aumentan 9% y el día 18 sube 30 centavos el boleto del subte. Los jóvenes estudiantes secundarios deciden viajar sin pagar. Surfean los molinetes y las fuerzas de seguridad hasta ganar la calle diciendo “No son 30 centavos, son 30 años”: son portadores de toda la indignación con la que crecieron en sus hogares y en sus barrios.
El movimiento social se mantuvo desde entonces con concentraciones semanales que en la ciudad de Santiago llegaron a movilizar hasta 1,2 millones de personas en Plaza Italia -rebautizada por la lucha como Plaza de la Dignidad-, fuertes enfrentamientos con las fuerzas represivas de Carabineros, asambleas barriales, expresiones artísticas por todos lados, rediscusiones en todos los espacios de representación. Todos siguen cantando “¡Chile despertó!”
-¿Despertó, se cansó, reaccionó? ¿Qué pasó?
-Lo reflejado desde el 18 de octubre de 2019 fue el resultado de cómo el modelo neoliberal dejó totalmente al margen a los sectores más populares de la clase trabajadora cuyas vidas están completamente marginalizadas y precarizadas. Son sectores excluidos hasta del sistema laboral, que no tienen cabida en el mundo social, político, cultural y económico en este país.
-¿Qué representan todas esas protestas y el plebiscito de ahora?
-Creo que es un punto de inflexión respecto del período que nosotros llamamos “la transición”, que inició con aquella vuelta a la democracia pactada entre la derecha política y económica y los sectores progresistas socialdemócratas. Período que mantiene la constitución de la dictadura, instala y luego profundiza este modelo neoliberal.
La democracia pactada
Tras el plebiscito, el calendario prevé que el 11 abril de 2021 se elijan los 155 integrantes de la Convención que revisará la constitución que data de 1980, cuando el pinochetismo incorporó en el marco legal la intervención de la dictadura. Esas disposiciones de transición a la democracia fueron aceptadas entonces por la Concertación de Partidos conformada por el Partido Demócrata Cristiano (DC), Partido por la Democracia (PPD), Partido Radical Socialdemócrata (PRSD) y Partido Socialista (PS).
Con esa constitución acordada, las partes fueron a elecciones en 1989. La Concertación gana la presidencia y 50% del parlamento. Democracia y Progreso, nombre de la alianza entre Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN), obtiene 30% de legisladores. Un año después este espacio pasa a llamarse Alianza por Chile sumando desde entonces diversos partidos liberales y conservadores como el Partido Regionalista Independiente (PRI), el Partido Nacional (PN) y Evolución Política.
Desde la salida de Pinochet a la fecha, van 7 mandatos presidenciales. Sebastián Piñera ocupó ese lugar dos veces en representación de la Alianza (hoy Chile Vamos). Los restantes cinco estuvieron en manos de los partidos de la Concertación: Patricio Aylwin (DC), Eduardo Frei (DC), Ricardo Lagos (PPD) y dos veces Michelle Bachelet (PS).
-¿Se abrirán ahora nuevas representaciones o los partidos de siempre se van a acomodar a las nuevas“demandas”?
-Lo que se está tejiendo es un pacto social y político entre la izquierda y de los movimientos sociales para que los candidatos a convencionales sean parte de las organizaciones independientes que militan un proyecto anti-neoliberal. Es muy complejo que el mundo independiente y de las asambleas lleve listas propias, hay muchas trabas y por eso fue que rechazamos aquel Acuerdo de Paz que reglamentó todo este proceso constitucional estableciendo, por ejemplo, un mayoría de dos tercios para aprobar las modificaciones que se quieran realizar. Efectivamente, estas elecciones se van a hacer dentro de los parámetros anti-democráticos del sistema de elecciones de este país, siguen teniendo expresión del “sistema binominal” (dos representantes por distrito) igual que como se realizan las elecciones parlamentarias.
La disputa electoral claramente privilegia la sobre-representación de los sectores conservadores y de centro, y no privilegia la representación del soberano. Por otro lado, el movimiento social todavía está muy atomizado. A pesar de que todos se expresan en la protesta y tienen su dinámica en cada espacio, no hay una confluencia generalizada entre estos sectores. Entonces es como lógico apelar a una alianza con las organizaciones políticas para expresar este proyecto anti-neoliberal.
-Hay mucho movimiento pero disperso. ¿Quién recorre e integra estas fracciones para lograr el pacto anti-neoliberal?
-En este primer plebiscito de entrada al proceso constitucional, fue la plataforma Apruebo Chile Digno. Está compuesta por distintas agrupaciones de izquierda y movimientos sociales que no firmaron el Acuerdo de Paz con el gobierno. Los partidos son el Partido Comunista (PC), Izquierda Libertaria, Partido Igualdad, Acción Humanista, Federación Regionalista Verde Social, Socialistas Orientistas, Movimiento Democrático Popular, Victoria Popular, Izquierda Cristiana, la organización Somos la Fuerza y el Wallmapuwen del pueblo-nación Mapuche. En las asambleas territoriales, que son los barrios de las distintas comunas que lograron articularse desde octubre de 2019, hay distintas expresiones, visiones y propuestas. Chile Digno tiene allí las suyas pero no agrupa a todas. Se han creado otras plataformas propias de las asambleas barriales pero tampoco logran tomar todas las expresiones que existen. Antes de la pandemia, fue Unidad Social la que inició el debate en las asambleas y cabildos pero debido a su composición multisectorial, no se cierra con ninguno de los comandos, ya sea el de los ex-partidos de la Concertación, el del Frente Amplio y el de Chile Digno.
-¿Cuáles son sus expectativas?
-Principalmente, la unidad en torno a un proyecto anti-neoliberal. Ese va a ser el centro de cualquier tipo de conformación de alianzas. Quiénes compongan la Convención deben ser representantes característicos de lo que fue el movimiento social, desde actores icónicos de la protesta, los sectores feministas, los artístico-culturales, los que fueron víctimas de la represión y los sectores populares que se estuvieron organizando en asambleas.
-¿Cómo se ubican los partidos ahora?
-Entre el centro, los progresistas y la izquierda, va a haber claramente una restructuración, no creo que se vayan a establecer mínimos de acuerdo. Están quienes fueron parte de la Concertación pos-dictadura, los partidos que ya están trazando esta posición anti-neoliberal y el Frente Amplio (FA), que irrumpió en la palestra en las elecciones presidenciales de 2018 pero que tiene una división interna entre pactar con unos o con otros.
-¿Cómo se para el movimiento social mientras tanto?
-La estrategia del movimiento social es que el pueblo esté debatiendo en las asambleas territoriales y cabildos, en torno a la nueva constitución y al Estado que quiere. El objetivo es que la disputa, que se va a dar en términos institucionales, no sea solamente por quiénes van a ser los constitucionales electos, sino que éstas sean las demandas centrales del proceso de transformación.
-¿Cómo ha impactado todo este proceso en la organización sindical?
-Las expresiones de lucha no se traducen directamente en la organización principal de los y las trabajadoras. Es muy complejo…. El Código Laboral actual apunta a desintegrar la organización sindical. Fue redactado por José Piñera , hermano del presidente, fue parte del proceso neoliberal que se instaura con la dictadura y que se profundiza durante todo el período de “la transición». Acá no tenemos negociación por rama, en una misma empresa pero con distintas plantas o con distintos locales de atención, por ejemplo, puede haber un sindicato en cada uno. También sucede que no se hacen sindicatos porque los trabajadores son fuertemente y legalmente perseguidos. Todo esto atenta contra la organización socio-política del sindicato y favorece la idea de beneficios y servicios. Va a ser muy importante la discusión del movimiento sindical y su articulación para los contenidos de derecho laboral de la nueva constitución. La normativa en Chile hace que todas las personas que asuman cargos o representaciones institucionales, como legisladores o constituyentes, tengan que renunciar a sus funciones de dirigentes de cualquier tipo de organizaciones. Este es otro mecanismo que tiene el régimen vigente para excluir a los sectores populares de los espacios de poder y toma de decisiones.
-¿Cuál es el aprendizaje de todo este proceso para los militantes de la clase trabajadora?
-Creo que debemos superar aquella caracterización del trabajador del sigo XX, sujeto a las condiciones de producción de su época que eran, en Chile, de un capitalismo pre-industrial e industrial. Entendemos que las características del modo de producir da expresión a los trabajadores, tanto en su subjetividad, en la organización de su vida y en la organización social, sindical y política que se da. En aquella época, fueron con lógicas más verticales. Hoy en día, el sujeto principal responden un modo de producir que es neoliberal, un sistema estructural que reorganiza toda la sociedad bajo esa lógica. Y como dijimos, el neoliberalismo ha producido en Chile una gran marginación económica y política. Por eso identificamos que este nuevo sujeto popular tiene nuevas lógicas organizativas, como las asambleas y cabildos, que aparecen de una manera rupturista y que cuestionan las formas organizativas tradicionales de las que había sido marginado.
Como dije antes, hay que tener en cuenta que la organización sindical funciona según como la reglamenta el sistema neoliberal. Partimos de una historia similar porque el PC se creó hace 108 años y fue formado principalmente por los sectores más populares de los trabajadores del país – alrededor de las primeras industrias mineras salitreras– y luego se expandió a las ciudades. Y esta es una diferencia con los PC de otros países del mundo que se crearon más desde los sectores intelectuales. Ahora tenemos el desafío de volver a interpretar al sujeto popular, este nuevo sujeto popular, esta nueva clase trabajadora, para disputar el poder en todo sentido.