Ayer y hoy, trabajadores del Instituto de Urología y Nefrología (IUN) de Río Cuarto realizaron paro, corte de calle y olla popular en reclamo del pago de aguinaldo de junio y diciembre de 2020, además de los retrasos del pago del sueldo de febrero de este año, el cual recién hoy fue depositado.
Son 113 trabajadores que están en esta situación. Alejandra Moitre, trabajadora del IUN, dijo que están «reclamando el 50 % de la primera cuota del aguinaldo de julio del 2020, el 100 % de la segunda cuota de diciembre del 2020 y el salario del mes de febrero».
Moitre sostuvo que «en nuestra institución nunca cobramos los primeros días porque el PAMI paga después del 20 y antes de eso no cobramos. Solamente hemos recibido el REPRO 2 que paga el Gobierno y es una migaja. La institución no ha pagado nada de nada».
En tanto Cristina Fernández, secretaria general de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad (ATSA) Río Cuarto, dijo: «no nos olvidemos que todas las clínicas han recibido ayudas del Estado, que hasta el día de hoy están cobrando el REPRO 2, y es lo único que han percibido los trabajadores del Urológico. Es una vergüenza porque no completaron sus obligaciones y ni hablar con los sueldos diferidos, que significan aportes de obra social y otras cosas».
Además, Fernández indicó que la situación de los trabajadores de la sanidad está sin recomposición salarial. «Nuestros salarios quedaron desfasados y los convenios asistenciales, tanto emergencias médicas, geriátricos, psiquiátricos, clínicas con internación y consultorios son los que hemos quedado con una paritaria pendiente ya que la cláusula de revisión no ha podido llevarse a cabo porque los empresarios no quieren sentarse a negociar, aducen que no lo pueden pagar».
Mientras tanto, los trabajadores de ATSA siguen en conciliación obligatoria de 15 días dictada por el Ministerio de Trabajo de la Nación.
Frente al IUN en la calle Mitre al 1064, los trabajadores reclamaron hoy con pancartas y una olla popular. «Al frente de la batalla del Covid, el Urológico nos tiene olvidados. Somos esenciales», decía un cartel sostenido por una trabajadora de la salud.