¿Cuál es el marco de la discusión sobre la concesión de la administración de la hidrovía?
Estamos discutiendo cuestiones menores, si ponemos una draga nacional y si somos capaces de cobrar un peaje, lo que está pasando por atrás de esta discusión minúscula son miles de viajes en buque, todos los años, cargando la cosecha argentina récord, donde cada vez se aumenta más la producción. Ya estamos en las 140 millones de toneladas. El Ministerio de Agricultura manifiesta que para 2030 el objetivo es llegar a los 200 millones de toneladas y nos vamos a encontrar en 2030, dentro de 9 años, volviendo a conversar sobre cómo puede ser que la Argentina no logra alimentar a sus propios hijos.
¿Cuál es el problema central de esta discusión?
El problema no es de producción, porque es abundante, el problema es la organización política del país. Y la actual organización política es la del capitalismo internacional, las multinacionales del comercio exterior y las embajadas extranjeras dominando los resortes estratégicos de la economía nacional que son: las vías de navegación interiores, los puertos que están todos privatizados a través de la figura de consorcios portuarios que es la forma de crear en el puerto la escribanía que legalice el latrocinio y el robo que se realiza por medio de administraciones fraudulentas. Esto no ocurre solamente en los puertos argentinos, sino en las plataformas offshore. En el golfo de San Jorge, la boya que montó YPF en su momento hoy está en manos de las multinacionales. Todo el comercio exterior y hasta los seguros controlan. Y en las importaciones lo mismo, donde apenas 9 empresas manejan el 1.200.000 que se operan al año en carga conteinerizada. En graneles son menos, 5 las empresas.
¿Qué debemos hacer?
Lo primero que tiene que hacer la Argentina es recuperar la reserva de cargas, que es el derecho a transportar el 50 % de las cargas de importación y exportación en los buques de bandera nacional. Este es el mercado cautivo para los armadores nacionales, para la flota de bandera argentina. Si no hay una reserva de carga, vamos a continuar 30 años más con la misma dependencia. O ejercemos la reserva de carga o esto sigue igual. En el mercado de fletes, Argentina paga 7.000 millones de dólares, que es entre el 12 y el 15 % de la balanza comercial del país. Es una importación que no tiene sentido porque importamos algo que nunca tenemos que es un flete.
¿Cómo se puede desarrollar la industria nacional?
Lo otro que hay que hacer es cobrarle un impuesto a las multinacionales del comercio exterior, al flete, no al producto, y con eso fondear con un 2% un fondo de desarrollo de la industria naval nacional que nos permitiría recaudar todos los días, los 365 días del año, 400 mil dólares que tiene que constituir la cuota naval de los astilleros para fabricar esos buques que ejercen la reserva de carga.
“Construir la flota genera 150.000 puestos de trabajo”
Ayerbe asegura que el mercado de carga de U$S 3.500 millones se factura en una flota que tiene un tamaño de 120 graneleros, 15 portacontenedores y 40 petroleros. Eso es el plan naval argentino. Una flota de 175 buques en total para realizar la mitad de las importaciones y la mitad de las exportaciones por derecho de reservas de cargas.
“Construir esa flota genera 150.000 puestos de trabajo para siempre en astilleros nacionales, naval partistas (proveedores de maquinarias, equipos, insumos semielaborados y reflejo salarial). Porque el astillero hace el 40% del barco”, sostiene Ayerbe.
Hoy la industria naval a pleno está en unos 25.000 puestos de trabajo. En naval partistas asociados serían 35.000 puestos de trabajo más. «En el caso de que los trabajadores de los astilleros y los naval partistas gastan su salario en la propia sociedad en la cual viven, generan un reflejo salarial a otros argentinos que los abastecen de bienes y servicios (panadería, carnicería, verdulería, oficios) que generan unos 90.000 puestos de trabajo más de gente que se gana el pan por fuera de la industria naval, pero que son los más beneficiados de esta política porque cuando hay trabajo y salario industrial permite que otros tengan trabajo abasteciéndolos de bienes y servicios».
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