El ya ex canciller peruano Héctor Béjar, explicó que “el comunicado de la Marina de Guerra” fue lo que determinó su salida del gobierno de Pedro Castillo, pero no por sus declaraciones sobre el papel de estas fuerzas armadas en el terrorismo de Estado. “Lo que está detrás, lo que está en discusión en sorderas, es cómo va a ser la transición en Venezuela”, dijo Béjar, en relación a la nueva ronda de negociaciones entre el gobierno de ese país, la oposición y otros países del continente y de Europa, retomadas en México por iniciativa de su presidente Andrés Manuel López Obrador, siguiendo el formato Oslo iniciado en mayo de 2019 y cerrado sin acuerdo alguno en enero de 2020.
La salida de Béjar fue oficializada el 17 de agosto, dos días después de un informe emitido por el programa “Panorama en Panamericana de Televisión”. Allí, se especula con opiniones suyas sobre la situación política del país, que datan de fines del año pasado y con las orientaciones que sí trazó el 2 de agosto, al asumir en la Cancillería, sobre el Grupo de Lima, la Unasur y la CELAC.
“Yo ya había anunciado la presencia de Perú en ese diálogo con una posición que no es funcional a la que algunos quieren que se mantenga, ese es el problema. Lo que quieren, es una transición que los libere del chavismo y por supuesto no íbamos a plantear una cosa así”, puntualizó el 30 de agosto, durante su participación en “Tertulias en Cuarentena”, espacio donde periodistas de varios países del mundo realizan entrevistas colectivas.
“Como el gobierno de Pedro Castillo no tiene lo internacional en su agenda – concluyó ahora Béjar-, en el mejor de los casos Perú va a ser un cero a la izquierda en este proceso. En el peor de los casos, sería un elemento agresivo contra Venezuela”.
Castillo asumió la presidencia el 28 de julio pasado. Su partido, Perú Libre, fue fundado por Vladimir Cerrón como movimiento regional y convertido en partido nacional en 2013.
Transición a lo Nicaragua
“México -señaló en relación a ese nuevo espacio de diálogo- lo que va a tratar es obligar a que haya elecciones inmediatas en Venezuela para que gane la derecha y hacer una especie de transferencia a lo Nicaragua después de los Contras, cuando obligaron a los sandinistas a retirarse. Quieren hacer igualito ahora, obligar a los chavistas a retirarse e instalar otro gobierno”, aseguró en esa entrevista sintetizada por Sebastián Salgado, en su programa “Radio Leaks”.
“En Venezuela no hay ninguna Violeta Chamorro, pero habrá entonces un frente para que la derecha que reprivatice Venezuela”, señaló Béjar.
Violeta y su esposo, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, dueño y director del periódico “La Prensa”, fueron fervientes opositores a la dictadura de Anastasio Somoza, junto con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). En 1978, la dictadura acribilla a su esposo y se intensifica la unidad y se lanza la huelga general y la Ofensiva Final, hasta que el 20 de junio las tropas del FSLN entran en Managua y triunfa la revolución sandinista. A lo largo de la década de 1980 y al frente del diario, pasa a ser opositora, hasta que finalmente desplaza a Daniel Ortega de la presidencia en las elecciones de 1990.
Operación
El 12 de agosto, las bancadas de los partidos Avanza País, Renovación Popular y Fuerza Popular mocionaron que Béjar concurra al Parlamento para ser interpelado sobre su posición respecto al Grupo de Lima y Venezuela, y sobre su pasado como integrante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y la fundación del Ejército de Liberación Nacional (ELN), en 1965.
“El Grupo de Lima conspira permanentemente contra Venezuela”, enfatiza Béjar en aquella entrevista de noviembre de 2020. En otro segmento de esas declaraciones editadas al aire el domingo 15 de agosto, menciona que la Marina de Guerra había sido entrenada por la CIA y que inició la época del terrorismo. Que, en gran parte, Sendero Luminoso (grupo fundado en 1968 que inicia sus acciones armadas en 1980, cuando la unidad de la izquierda se convertía en segunda fuerza parlamentaria) ha sido obra de esta Agencia norteamericana.
Pero también habló sobre la “nueva derecha liberal” que está preparando la suplantación del neoliberalismo.
“En el NO a Keijo Fujimori y la puesta de Pedro Pablo Kuczynski en el gobierno (elecciones presidenciales de 2016), ha estado la derecha liberal”, aseguró y señaló que la crisis “la crisis se ha producido cuando Martín Vizcarra entra en el gobierno en reemplazo del Kuczynski, y ellos lo defienden. Ahí es cuando mueven a los jóvenes”. Béjar se refiere a las movilizaciones de noviembre de 2020, cuando Martín Vizcarra atravesaba un segundo proceso de destitución de manos del Congreso. El primero había sido a fines de 2019, luego de convocar a nuevas elecciones generales.
“La salida de estos jóvenes, muchos de universidades de clase alta y de clase media, fue apoyada, promovida y convocada por la otra parte de esta derecha liberal, que se llama Rosa María Palacios, desde la televisión (Sociedad Dominica de Medios de Comunicación), el diario “El Comercial” y Alvarez Rodrich”.
El 16 de agosto, salió el comunicado en el que la Marina de Guerra del Perú rechaza las afirmaciones de Béjar: “una afrenta contra los hombres y mujeres que lucharon y continúan luchando contra la delincuencia terrorista”.
En declaraciones al medio cubano “Prensa Latina”, Béjar aseguró que su renuncia fue solicitada por el jefe de Gabinete, Guido Bellido. “Yo esperaba hablar en la interpelación y tengo entendido que han pedido mi renuncia antes para evitar que yo hable ante el Congreso, ha sido una forma de censurarme”, aseveró.
Al frente del ELN, Béjar fue detenido en 1966 y salió de prisión con la amnistía general dictada por Juan Velasco Alvarado, militar que en 1968 encabezó el golpe de estado y dirigió hasta 1975 el Gobierno Revolucionario de las Fuerza Armadas.
Gobierno popular
“Creo que esta es la gran oportunidad para que en el Perú haya un gobierno popular. La respuesta a la pandemia y al hambre tiene que ser una respuesta popular. Eso significa que no solo las enfermeras deben vacunar sino que el pueblo debería aprender a hacerlo. El gobierno debería favorecer la organización de las “Señoras” que están trabajando en ollas populares para enfrentar el hambre en los barrios populares de Lima, debería poder convertirlas en organismos de gestión de poder en cada barrio,” consideró Béjar sobre la situación actual pero no solo en la entrevista colectiva tras su salida sino que lo había hecho antes, el 24 de junio, en el programa Hora de Cambio, de la Red de Comunicación Regional.
“¿Y si Castillo traiciona y la derecha sigue presionando y saboteando cómo lo está haciendo ahora con los precios de los alimentos?”, le preguntaron.
Allí aseguró que “Perú no es neo-liberal ni liberal: es una dictadura económica de los monopolios. Castillo debe hacer una política liberal, abrir totalmente el comercio a miles de empresas que no tienen relación con los monopolios peruanos” e “importar de todos los países del mundo”.
Si los monopolios producen un bloqueo interno, “van a precipitar la verdadera libertad de comercio”. Todas las posibilidades reales existentes en el mundo acompañarían una exitosa gestión de Castillo en la liberación de los mercados”, aseguró.
“A Castillo hay que apoyarlo y no pedirle más de lo que puede dar -dijo en también en junio pasado, finalizadas las elecciones presidenciales y apenas cuatro días antes de la asunción de Pedro Castillo- y sobre todo aprovechar esta enorme oportunidad histórica de construir país desde la base y hacer posible esa democracia que también Velasco Alvarado soñó: una democracia participativa que surja de los barrios, cerros y desiertos, y no solamente de las clases ilustradas o ricas de la capital”.
También dijo que esta favor de nueva asamblea constituyente, ya que la Constitución de 1993 nació de un golpe y es ilegítima. “Si el Perú quiere incorporarse a la actual globalización, con el sentido y el contenido que ésta tiene, necesariamente tiene que incorporar una nueva constitución”.
Después, ya siendo ex Canciller, señaló que “la posibilidad de que las comunidades, los pueblos amazónicos, la gente que está luchando contra la contaminación minera, etc etc etc, consoliden su lucha de todas estas última décadas, se presente ahora si surge en el Perú un poder dotal”.
“Existe la posibilidad” y “hay miles de cosas que se pueden hacer”. Pero, concluye: “lo que yo observo, al menos en el discurso gubernamental de estas últimas semanas y en el debate parlamentario último, no hay nada de esto, cuando sí existe esa posibilidad. Así como en tema internacional no se está pensando, este tema tampoco.”
El Grupo de Lima y Argentina
El 8 de agosto de 2017, el entonces presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski convocó una reunión a la que acudieron 17 mandatarios del continente americano y de la que surgió la “Declaración de Lima” (firmada por 12 de ellos), condenando “la ruptura del orden democrático en Venezuela», tema único del así nacido “Grupo de Lima” (GL).
En mayo de 2018, Nicolás Maduro vuelve a ganar las elecciones presidenciales, desconocidas nuevamente por la oposición de ese país -que en diciembre 2015 había ganado las elecciones parlamentarias obteniendo la mayoría en la Asamblea Nacional- y desconocidas también por este grupo de países.
Los mandatarios de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú, todos participantes del GL, decidieron además en 2018 abandonar la Unasur. Al año siguiente, también lo hizo Ecuador, cuando Lenin Moreno se convirtió en su presidente.
El 23 de enero de 2019, el legislador venezolano Juan Guaidó se autoproclama presidente interino, dando lugar a la “Operación Libertad”, última fase de desestabilización que la oposición realiza sistemáticamente desde 2013 pero, esta vez, pidiendo directamente la intervención extranjera. El GL, reconoce a Guaidó como máxima autoridad venezolana.
Jorge Faurie, canciller argentino durante la presidencia de Mauricio Macri, exaltó el 8 de noviembre de 2019 en la XVI Reunión del Grupo de Lima que tuvo lugar en Brasilia que “fuimos la primera expresión de la comunidad internacional para trabajar por el restablecimiento democrático en Venezuela”. “Los procesos de diálogo con el régimen terminaron ayudando a Maduro a ganar tiempo”, aseguró entonces.
En enero de 2020, ya con Felipe Solá a la cabeza, la Cancillería comunica que “el Gobierno argentino también hace un llamado a las democracias del mundo a que ayuden a facilitar ese proceso de diálogo para que Venezuela pueda recuperar a la brevedad la normalidad democrática”.
En octubre de ese mismo año, el gobierno toma parte en favor del informe de violación de derechos humanos en Venezuela presentado por la ex presidenta socialista de Chile, Michelle Bachelet, ahora como titular de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El embajador argentino en ese organismo, Federico Villegas, argumentó en la sesión del organismo realizada en Ginebra, Suiza, que «Argentina está preocupada por la situación de los derechos humanos y por la crisis política económica y humanitaria que padece Venezuela, agravada por el incremento de las sanciones económicas y financieras y por la pandemia del Covid-19».
Unos días antes, la Cancillería anticipó la posición recordando que “el informe Bachelet y la preocupación por situación de los derechos humanos en Venezuela, estuvieron presentes desde la campaña electoral de Alberto Fernández, como así también la condena los bloqueos y sanciones económicas” impuestas por EEUU a ese país.
Villegas pidió al gobierno venezolano a que «conduzca investigaciones prontas, exhaustivas, independientes, imparciales y transparentes sobre las alegaciones de violaciones de derechos humanos, lleve a los perpetradores a la justicia y garantice una reparación adecuada a las víctimas».
Por aquel informe aprobado con 22 votos, 22 abstenciones y 3 en contra, la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, Holanda, acusó ahora a Maduro por crímenes de lesa humanidad y abrió oficialmente una investigación.
Finalmente, el 24 de marzo de este año, Argentina se retira del GL señalando que “las acciones que ha venido impulsando el Grupo en el plano internacional, buscando aislar al Gobierno de Venezuela y a sus representantes, no han conducido a nada”.
“La mejor manera de ayudar a los venezolanos –sigue el comunicado– es facilitando que haya un diálogo inclusivo que no favorezca a ningún sector en particular, pero si a lograr elecciones aceptadas por la mayoría con control internacional».
El gobierno de Alberto Fernández argumentó que «la participación de un sector de la oposición venezolana como un integrante más del Grupo de Lima ha llevado a que se adoptaran posiciones que nuestro Gobierno no ha podido ni puede acompañar«.