Le dan plata a los bancos y ni un peso a los trabajadores para llegar a fin de mes. Este es el estado de situación”, –dijo el economista Rovelli como conclusión de la entrevista realizada en AM 740, que pretendía hablar de la recuperación del consumo. “Se recuperó porque frenaron la devaluación”, dijo. “Esto se llama el rebote del gato muerto: el gobierno devaluaba, los empresarios ajustaban los precios”.
Para graficar la situación agregó que de acá a fin de año el Banco Central de la República Argentina (BCRA) “pagará a los bancos 1 billón de pesos por los intereses de las Letras de Liquidación (Leliq) y los pases pasivos”.
“Es claro y evidente que hay un trato distinto a la población», aseguró el economista y apuntó sobre el ministro de Economía, Martín Guzmán: “es el que realizó el ajuste”, por ejemplo, al decidir no pagar el cuarto tramo del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), equivalente a 90.000 millones de pesos. “Y sin embargo –comparó- le van a pagar a los bancos, que son los que manejan el dólar, los intereses por Leliqs y pases pasivos”.
Macri dejó “una situación basada en la deuda en pesos, las Leliq, que el BCRA, con el argumento de que no se vayan al dólar, está pagando intereses que son sumas extraordinarias, los bancos cobran mensualmente millonadas”, coincidió el también economista José Sbatella, en un especial realizado por el Centro Cultural Padre Mugica, ubicado en el partido bonaerense de Lomas de Zamora, sobre el acuerdo con el FMI y el contexto internacional.
Esa caja crece exponencialmente. Era de 670 mil millones de pesos a mediados de agosto y cerró el mes en más de 900 mil millones. Como dijo Rovelli, “hay un mecanismo perverso”.
MERCADO DE CAPITALES
En tono apelativo mencionó que “la Secretaría de Finanzas festeja porque colocó 5 instrumentos de deuda pública”, en referencia a la licitación del 18 de agosto: tres letras a descuento con vencimientos el 29 de octubre, 31 de diciembre de 2021 y 31 de enero de 2022, una letra ajustable por CER con vencimiento 31 de marzo 2022 y un Bono a tasa fija (TY22) con vencimiento en mayo de 2022, según el reporte oficial del Ministerio.
Este resultado, que “representa la continuidad de una agenda iniciada en diciembre de 2019”, consideró entonces el nuevo secretario de Finanzas, Rafael Brigo, “nos permite consolidar el financiamiento del Tesoro (Estado) en el mercado de capitales local”.
“Observamos también el crecimiento ininterrumpido en la participación de inversores minoristas que concurren regularmente a las licitaciones, proceso que además buscaremos profundizar con el próximo lanzamiento del Programa de Creadores de Mercado”, agregó.
“El gobierno coloca letras ajustable por CER, que es la inflación, o por dólar linked, que es la variación del precio del dólar, o con una tasa de descuento alta. Todos negocios para los bancos, los Fondos Comunes de Inversión (FCI) y los accionistas de bolsa. Y nosotros tenemos que esperar que deje de crecer el dólar para que los precios morigeren su suba y poder comprar más cosas”, comparó Rovelli en la entrevista realizada justamente al día siguiente.
¿ENTONCES?
Rovelli, pero también Sbattella, proponen canjearles las Leliqs por un Bono, quitarles la exclusividad del negocio a los bancos y con lo recaudado financiar políticas de activación del mercado interno. Por ejemplo, construcción de viviendas.
Sbattella, ex titular de la Unidad de Información Financiera (UIF) entre 2010 y 2015, mencionó en ese sentido el Plan Bonex de Antonio Erman González en 1989 (previo al Plan de Convertibilidad de Domingo Cavallo) mediante el cual “se transformó la deuda en pesos que estaba a menos de 30 días, en largo plazo”. Fue un canje compulsivo de los plazos fijos que superiores al millón de australes (moneda de entonces) por un bono a 10 años.
A diferencia de las LEBAC (que también son Letras del Banco Central) y podían ser compradas por cualquier persona, las LELIQ son una ventanilla de corto plazo (7 días) y exclusiva para las entidades del sistema bancario (bancos y compañías financieras) que se comenzaron a utilizar para desarmar la presión de las primeras, emitidas durante el gobierno de Mauricio Macri.
Cuando quedó definida la política del actual gobierno de promover el desarrollo del mercado local de capitales, los FCI tomaron posiciones accionarias en los bancos. Tal el caso de BlackRock sobre el Banco Galicia.
La propuesta que sintetizó Rovelli es financiar el Plan Potenciar Trabajo y construir viviendas en todo el país. Implicaría sumarle 55.000 pesos al ingreso del millón de trabajadores inscriptos en ese plan -que cobran medio Salario Mínimo Vital y Móvil, 14.049 pesos- de modo que puedan al llegar a cubrir el costo de la Canasta Básica Total (CBT).
Haciendo cuentas, son “55.260 millones de pesos por mes, unos 221.000 millones de pesos hasta fin de año”. El 20% de lo que ya tiene comprometido el gobierno con los bancos. Con el resto, se puede financiar la compra de materiales y “se podrían construir unas 65.000 viviendas en solo cuatro meses, unas 260.000 mil por año”, explicó.
“Es claro -asegura Rovelli en una nueva nota publicada por Radio Gráfica-, Argentina no tiene un problema de restricción externa. El problema es otro: la permanente fuga de capitales y la irracional política de endeudamiento”.
VISIÓN Y MOVILIZACIÓN
Para Sbattella, el problema pasa por “una visión macroeconómica y una visión geopolítica que para mí no es la misma de diciembre de 2019”, cuando asumió este gobierno.
“La discusión sobre qué potencias funcionan como aliados y qué potencias funcionan como mochila, ha cambiado”. Entonces, “la coyuntura está a favor y es cuestión de saber aprovecharla”, sostuvo y apeló “a la conducción política del Estado que se le vaya el miedo a la reacción de los poderes fácticos en la Argentina”.
Sbattella rescata un hecho “que no aparece en ninguno de los planteos que hoy se están haciendo. Está faltando la movilización popular como la del 17 de octubre de 2020, que pasó por encima todas las recomendaciones y se salió de los márgenes. De alguna manera está también limitando porque la dirigencia de la CGT, y de todos los sectores, no ve que haya participación directa”.
“No debería tolerarse -concluye- una situación social que es inexplicable para un gobierno popular”: 50% de la población pobre y salarios por debajo de la inflación.
Ahora, en tiempos electorales, “tampoco son convocados y solo aparece la necesidad de ganar para que no ganen los otros. En síntesis, “no puede hacerse una campaña solo de buena imagen televisiva”. Así, “no se les está mostrando ninguna utopía a la militancia y a la población”.