Al cruzar la Avenida España, donde ahora hay un Shopping, estaba la Terminal de Ómnibus. Más acá, en la ahora Escuela Líbero Pierini pero que en esa época (1981) era un baldío, se agrupaban los jóvenes de 18 años para alistarse en el Servicio Militar Obligatorio, ni bien se bajaban de los colectivos que los traían de la región.
Armando Urán (59) lo explica parado desde el Paseo Héroes de Malvinas de la ciudad de Río Cuarto, contiguo a la Escuela. Pasaban la noche en una pensión céntrica porque “teníamos que ir al Hospital San Antonio de Padua. Ahí directamente nos veían si teníamos cabeza, dos ojos, dos orejas, nariz, boca, brazo, antebrazo, barriga, cintura, dos piernas”, comenta irónicamente. Era el certificado de aptitud que permitía a los jóvenes convertirse en futuros soldados.
Urán nació en Villa María y luego vivió en Ballesteros, 160 kilómetros al este de Río Cuarto. Como él, del departamento Río Cuarto, 200 jóvenes se alistaron en abril de 1982 para combatir en las islas del Atlántico Sur. El veterano responde las preguntas y repara en los detalles -memorioso de la historia- de los 74 días de guerra.
“En 1981 nos convocan. Ahí había una formación de trenes y salimos hasta Villa María, de ahí a Rosario, luego a Pereyra Iraola donde está el Centro de Incorporación de Formación de Infantes de Marina, donde estuvimos dos meses. Después me tocó Río Grande en Tierra del Fuego, donde estaba el Batallón de Infantes de Marina número 5”, dice.
– ¿Qué recuerda del 2 de abril?
– Estábamos en el batallón y nos interiorizamos por la televisión que habíamos recuperado Malvinas. Nunca nos imaginamos que el 8 de abril nos íbamos a alistar para ir. Nos llevaron en avión y en una hora de viaje llegamos al aeropuerto (viejo). Era un mundo de soldados y militares.
“Al otro día nos fuimos a la posición, al lugar más alto que tiene Malvinas. En esa altura nos ataca el viento blanco, en eso estábamos adaptados. Estuvimos 15 días. Desde esa altura se veía el combate naval (me comentaron en la pos guerra), que comenzó en el Pacífico y terminó en el Atlántico. A esa altura se comunicaban a Londres. Seguro lo siguen haciendo”, explica Urán.
– Usted me aclaró que las Malvinas hay que recordarlas los 365 días del año: ¿Por qué?
– El 3 de enero de 1833 fueron usurpadas por los que hoy están. Hace más de 500 años que fueron descubiertas. A su vez llega el mes de abril, donde se recuperan. Pero nunca nos imaginamos que el bocón de Galtieri salió a gritar “si quieren venir que vengan” y el pueblo celebró. Fuimos nosotros a la batalla, pero quienes tenían que estar estaban en la Casa Rosada y en los regimientos. En mayo tenemos el crucero general Belgrano que es un crimen de guerra, porque el crucero no estaba dentro de las millas establecidas. El 1 de mayo empezaron a morir los soldados. Creo que uno de los primeros que murió es de acá, de Alejandro Roca. En junio termina la guerra y las guerras no se festejan, pero tenemos que tener memoria que perdimos la guerra, pero no el honor ni el reclamo permanente sobre lo que dicta la resolución 2065, que tenemos que seguir reclamando sobre Malvinas. En septiembre de 1966, jóvenes de 18 años en un avión de Aerolíneas van y ponen 7 banderas en Malvinas. Estuvieron presos en Ushuaia, nuestro propio país los puso presos durante la dictadura. También en septiembre de 1964 está el primer aviador que va a Malvinas. En octubre está el día de la madre y están las madres de Malvinas y poco se habla de ellas. Tenemos el 20 de noviembre, el Día de la Soberanía. Prácticamente el 100 por ciento del año tenemos que estar hablando de Malvinas. Malvinas es todos los días.
Urán comenta: “Nos cambian de posición, nos vamos a una Bahía y armamos los pozos. Pero el 1 de mayo empiezan los bombardeos navales para los que no estábamos adaptados. Tun, tun, tun, escuchábamos las ráfagas, y después los silbidos que parecen que caen cerca. Estuvimos ahí hasta el 25 de mayo”.
– ¿Por qué cree que Gran Bretaña tiene interés de seguir ocupándolas?
– Malvinas tiene flora, fauna, alimentación, ¿por qué no se quieren ir de ahí? Tienen medicina, petróleo, minerales. Tiene embarcaciones que nos roban nuestra pesca y sin embargo en Río Cuarto tenemos pibes con desnutrición y hambre y no llega un triste calamar o algo del Atlántico Sur, que está abarrotado por el imperialismo que nos está saqueando. Tenemos que estar reclamando permanentemente porque son nuestras Islas Malvinas.
“Después nos vamos a otra posición. La Compañía Obra era de 90 soldados y teníamos fusiles automático liviano, pesado, ametralladora, lanzacohetes, morteros 60 donde estaba yo. Nos llevan a Pony´s Pass. Estuvimos ahí muy cerquita al mar y el 13 de junio empezamos a ver los helitransportados. No llegábamos con nuestro armamento. Nos replegamos y retrocedimos”, comenta Urán.
– ¿Cree que Malvinas es el símbolo de nuestra soberanía popular?
– Malvinas es todo. Nos puede ir mal en una cosecha, nos puede ir mal en la economía, pero no nos puede ir bien si tenemos parte de nuestro territorio usurpado. Nos están robando frente a nuestros ojos. Los bancos, por ejemplo, se llevan la riqueza pero están autorizados por el Estado porque le permiten estar ahí y lo controla el Estado. Pero Malvinas están directamente usurpadas. Hoy van a montar un puerto de alto amarre, como así pusieron la base militar más sofisticada de América Latina que la tienen ellos.
– ¿Son importantes las Islas por su posición geopolítica?
– Nosotros estamos en la Argentina bicontinental, Malvinas está en el Atlántico Sur y si vemos el mapa Malvinas da en el centro, porque Córdoba no está en el centro. Malvinas está en el centro de la República Argentina en las puertas de la Antártida y a la entrada del Pacífico y en la avenida del Atlántico Sur. ¿Qué mejor control para ellos que esa posición? Hay un saqueo. El ferrocarril ¿por quién fue diseñado? Fueron los ingleses con una mirada hacia el puerto. Se llevaban gran parte de nuestra riqueza en sus trenes y las vías eran de ellos. Hasta que llegó en 1946 Juan Domingo Perón que las estatizó. Después pasó lo que pasó. Si un padre te deja una riqueza ¿por qué los hijos la tienen que hacer percha?
“A la noche regresaron. En esa posición el satélite no nos toma, ellos se vienen y se llevan un campo minado. Los que nos atacan a nosotros serían los escoceses. Duró un buen tiempo el combate. Después nos replegamos. Empezó a nevar, nos íbamos con nuestros heridos, se había convertido de día por todas las bengalas que se tiraron. Teníamos que ir rompiendo siluetas cuerpo tierra y no dar formas de seres humanos, hasta llegar a un refugio en Monte Williams. Los charcos de agua con la culata del fusil los rompíamos, sacábamos agua y tomábamos”, dice el ex combatiente.
– ¿Qué cree que es indispensable hacer?
– Hay que seguir malvinizando. La provincia más grande de la República Argentina y la más nueva es Tierra del Fuego. Y ellos están ahí. Hasta tienen una embajada que los argentinos ni siquiera le vamos a reclamar. Sin ir más lejos, los tratamos de señor. Mirá lo que nos pasó con el gobierno de Mauricio Macri. Y ahora en la pandemia con esta chica que quería cambiar Malvinas por las vacunas. Es hora de ponernos firmes y decir “recuperemos”. En estos 40 años, espero verlos a todos los gobernadores en Tierra del Fuego junto al presidente acompañando al gobernador. Que el pueblo argentino vea a sus gobernadores unidos por la causa de Malvinas.
– Pasaron 40 años de la guerra, ¿Qué deuda cree que tenemos como pueblo?
– La deuda pendiente es concientizar y malvinizar. Más allá de que a veces nos dicen que están endeudados con nosotros (ex-combatientes) acepto, pero la deuda es entre el mismo pueblo y la sociedad de concientizarnos de una buena vez. A veces se dice que los chilenos son traidores, pero quiénes maltrataban a los soldados conscriptos no eran chilenos. Quienes rayaron esta plaza no eran chilenos. Los administradores son elegidos por el voto popular, nosotros mandamos y todos debemos ser escuchados.
– ¿Es importante que el reclamo sea de los pueblos del continente?
– Tenemos que recuperar Malvinas de la mano de América Latina y el Caribe y de los países que aman la paz. Tenemos que recuperarlas para siempre, pero con todos los pueblos latinoamericanos. Estamos a tiempo de evitar esta rivalidad de país en país. Somos todos un mismo continente, más allá de que cada uno tiene una administración, somos hermanos latinoamericanos.
“Ahora que lo puedo contar, parece increíble que con 18 años viviéramos esa experiencia. Tiene un valor muy importante. No ando idolatrando la guerra porque la guerra es miseria, es matarse entre seres humanos y los beneficiarios son los mercaderes de armamentos y ni los conocemos. Siempre están en guerra y todos sabemos quiénes son”, dice.
Antes de retirarse, plantea que hay que hacer una jornada de lucha el 14 de junio. Ese día de rendición “empezó la desmalvinización”, concluye.