La guerra objetiva la necesidad de los monopolios financieros de conquistar el control global total. La civilización del capital y su sed intrínseca de lucro, rapiña una vez más para intentar superar su crisis estructural crónica y está dispuesta a sacrificar grandes masas humanas: enviar a nuestra clase trabajadora al calvario de la guerra y seguir condenando a los pueblos al hambre y la muerte.
La guerra imperialista necesita disponer no sólo ya de nuestra fuerza de trabajo para satisfacer su necesidad de excedentes, si no que requiere también nuestra sangre en los frentes de combates para poder alimentar y sostener el trabajo improductivo de la guerra. Deja en evidencia así ante los ojos del mundo que la civilización capitalista mercantiliza y explota a nuestra clase, hasta la muerte.
Retomar la iniciativa revolucionaria y trabajar para darle esa centralidad y esa dirección a las acciones de lucha, es lo único que puede estar ya a la altura de semejante conflicto vital.
En ese marco, el instrumento principal son las huelgas políticas de masas, escenarios de enfrentamiento social en los que las clases van forjando su conciencia hasta delinear una salida verdaderamente de fondo: establecer condiciones objetivas a partir de las cuales sea posible atender humanamente las necesidades humanas y detener la guerra, la explotación y el hambre.
Solo se trata de poder. De construirlo, tenerlo y ejercerlo: tres momentos que, en esta crítica situación general, se forjan y alimentan uno sobre el otro a la vez.
El trabajo diario para organizar tamaña empresa, es nuestra tarea principal hoy: luchar por nuestras necesidades vitales comunes para recrear una situación de poder que sea favorable a nuestros intereses y de esta forma detener la barbarie que ya está en marcha.