E
n la reciente cumbre del 11 y 12 de julio en Vilna, Lituania, y a 500 días de iniciadas las operaciones militares en suelo ucraniano, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) lanzó un discurso de fortaleza y unidad de los aliados de cara al futuro global. Pero, para el presente europeo, las decisiones son otras: si bien prometieron más apoyo militar a Ucrania, los 31 Estados miembros suscribieron que, mientras siga la guerra, “no es el momento para convertir a Ucrania en miembro pleno”. Así lo explicó a la prensa el noruego Jens Stoltenberg, titular de la OTAN desde 2014 y ratificado ahora en el cargo.
Para el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, hay un pacto “absurdo y sin precedentes” que no precisa nada. “Parece que no hay disponibilidad ni para invitar a Ucrania a la OTAN, ni para hacerla miembro de la Alianza”, dijo en redes sociales.
La unidad
“Los vínculos transatlánticos entre Europa y América del Norte han garantizado nuestra libertad y seguridad durante casi 75 años”, dijo el noruego en la sesión. Y agregó: “en un mundo más peligroso, nuestra alianza es más importante que nunca”.
Joe Biden expuso también la misma línea. “La OTAN es más fuerte, más dinámica y sí, más unida que nunca en su historia. De hecho, es más vital para nuestro futuro común”. El enunciado emula la posición estratégica de China que, con su despliegue económico y diplomático, plantea el pensamiento de su presidente, Xi Jinping: “la construcción de la comunidad de futuro compartido de la humanidad”.
En el cónclave, Biden reconoció que tal unidad no ocurrió accidentalmente y que “no era inevitable” que pasara. El conflicto en el centro de Europa fungió de aglutinante. “Cuando Putin desató su brutal guerra contra Ucrania, pensó que la OTAN se rompería. Pero pensó mal”, dijo.
Y fue más claro aún en ese sentido: “la respuesta de EEUU y los aliados a la invasión es un modelo para responder a otros retos globales, desde el cambio climático hasta el ascenso de China” porque, explicó, “las posiciones de los países se refuerzan cuando construyen la alianza más amplia y profunda”.
Por segundo año consecutivo, los jefes de estado de Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda se sumaron al convite de la cumbre del Atlántico Norte.
Una trinchera
Frente a la postergación del ingreso de Ucrania a la organización, Biden se dirigió a Zelenski, presidente de ese país, diciendo que la unidad de los aliados occidentales “no flaqueará” en la defensa de Ucrania. “Se lo prometo”.
La Agencia Francesa de Prensa (AFP) computa que desde febrero de 2022, los países de la OTAN le enviaron equipamiento militar por 102.000 millones de euros (casi 112.000 millones de dólares). EEUU está a la cabeza con 42.800 millones de euros, Alemania 7.500 millones y Reino Unido 6.500 millones.
Stoltenberg pasó en limpio la conclusión en conferencia de prensa: invitarán a Ucrania “cuando los aliados lo convengan y se cumplan las condiciones”. ¿Cuáles? La modernización de las instituciones de defensa y seguridad y el fortalecimiento de la gobernanza, incluida la lucha contra la corrupción. “Queremos buena gobernanza, instituciones de defensa y seguridad modernas y fuerzas armadas interoperables con la OTAN”, subrayó.
El presidente ucraniano entiende que así, “se está dejando abierta una ventana de oportunidad para negociar con Rusia la pertenencia de Ucrania a la OTAN”.
Al finalizar la cumbre, el presidente francés Emmanuel Macron comprendió las exigencias de Zelenski, “porque está luchando en el terreno”. Pero sostuvo que “hicimos lo que teníamos que hacer: mantener unidos a los aliados”.
Contra quién
El secretario general Stoltenberg informó también que la Alianza acordó oponer resistencia conjunta al aumento de la influencia de China que, a su juicio, lanza un desafío al orden mundial, se niega a censurar el proceder de Rusia en Ucrania, amenaza a Taiwán, acrecienta el poderío militar y efectúa una modernización sin precedentes de su arsenal nuclear.
Fumio Kishida, primer ministro de Japón, resaltó que “en la complicada situación actual, la seguridad de Europa y de la región del Indo-Pacífico es indivisible. Japón y la OTAN comparten la opinión de que es importante no permitir que el statu quo se cambie de modo unilateral en alguna parte del mundo usando la fuerza, así como conservar el orden mundial libre y abierto, basado en la supremacía de la ley“.
Por iniciativa de EEUU, Japón y la OTAN habían avanzado en la apertura de una oficina en Tokio pero Francia y Alemania lo objetaron. “La OTAN es una organización centrada en el Atlántico Norte y el Indo-Pacífico está del otro lado del globo“, dijo Macrón ratificando la posición de no expandir las áreas de conflicto.
Tras reunirse con el premier japonés en Vilna y firmar planes de cooperación en “nuevas áreas de seguridad como el espacio, el ciberespacio, las tecnologías emergentes y comunicaciones estratégicas“, Stoltenberg respondió ante la prensa que “la seguridad no es regional sino global”.
El nuevo Concepto Estratégico adoptado en junio de 2022 en la anterior cumbre de Madrid, señala que “el objetivo principal de la OTAN es garantizar nuestra defensa colectiva sobre la base de un enfoque de 360 grados“. Estas directrices que guiarán la política de las próxima década, adecuadas por cuarta vez desde el fin de la guerra fría, apuntan que “la Federación Rusa es la amenaza más importante y directa para la seguridad de los Aliados”. Y China aparece mencionada como un desafío. Allí se lee que sus “ambiciones ponen en peligro nuestros intereses (…) utiliza su ventaja económica para crear dependencias estratégicas, aumentar su presencia global y proyectar poder (…) mantiene la opacidad sobre su estrategia, sus intenciones y su acumulación militar (…) se esfuerza por subvertir el orden internacional basado en reglas“.
A los cuetes
El 18 de julio -a una semana del encuentro en Lituania- un submarino norteamericano equipado con armas nucleares llegó al puerto de Buzán, en Corea del Sur, algo que no sucedía desde 1981. Ambos países iniciaron en febrero una serie de ejercicios conjuntos y un plan de coordinación nuclear para mejorar la defensa. El 24 de julio arribó otro -de propulsión nuclear- a la base naval de la isla de Jeju.
Ese día, Corea del Norte probó un nuevo misil balístico. Al día siguiente, otro. Sumó así 17 ensayos militares de este tipo en lo que va de 2023 y fue el quinto realizado en julio: el primero aconteció en plena sesión de los aliados.