Y
a en el año 2019, tras la cumbre del G20 en Japón, se intentaron sentar las líneas generales para un pre-acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. La eliminación del 97% de aranceles para las mercancías sudamericanas incluían carnes vacunas, pollo, pescados, jugos y concentrados, azúcar y etanol.
Las protestas de los sectores agropecuarios europeos no tardaron en desarrollarse, principalmente en Francia. Luego, durante la cumbre por el cambio climático de la ONU realizada en Dubai en 2023, Emmanuel Macron hizo pública su preocupación por la falta de cumplimientos ambientales que los productos sudamericanos incumplían en relación a las exigencias de la UE. Así, el sector agrario galo sentaba su negativa a la aprobación del TLC que está en discusión desde 1999.
Agenda verde, impuestos e importaciones
En paralelo, a mediados de julio del año pasado también se discutía en el Parlamento europeo la “Ley de Restauración de la Naturaleza”, cuyo rechazo era encabezado por Joachim Rukwied, presidente de la Asociación de Agricultores Alemanes (DBV) en una marcha de tractores. El reglamento de esta ley fue aprobado en noviembre pero aún debe ser validado por los Estados miembros vía Consejo de la UE. Y si bien en dicho reglamento se toma nota del descontento de los productores agrícolas al incluir una “prórroga” para la aplicación de las medidas por razones “de emergencia”, el conflicto persiste por otras situaciones. Tal es el caso de las exenciones a la importación de productos agrícolas provenientes de Ucrania desde el inicio del conflicto bélico en 2022.
Movilizaciones en todo el continente
El foco o el inicio de las protestas en enero pasado en Alemania, incluyeron cortes de accesos y autopistas, en rechazo a la quita de subsidios al combustible. Fuera del amarillismo de las cadenas globales de comunicación y la retórica del gobierno alemán que busca correr la discusión hacia la presencia de partidos nacionalistas arengando las protestas, en todo el continente los productores señalaron problemas similares en relación al aumento de los costos para producir, los impuestos y la disminución de los salarios.
El ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, anunció que no darían de baja el presupuesto previsto para ayuda militar a Ucrania. En el medio de las movilizaciones la Oficina Federal de Estadística (Destatis) daba a conocer que la inflación interanual llegaba al 5,9 %, siendo la segunda más alta desde la reunificación alemana en 1990.
En Francia, los reclamos incluían el retraso de ayudas públicas del gobierno, la quita de subsidios a los combustibles, la carga en las medidas ambientales y el aumento de precios en la maquinaria.
En la semana pasada se llegó a un acuerdo, anunciado por el nuevo primer ministro francés, Gabriel Attal, que incluye subvenciones, permisos para utilizar pesticidas permitidos en otros países de la UE, la prohibición de importar alimentos de países fuera de la UE que empleen productos químicos vetados dentro del bloque, 150 millones de euros en ayuda a los ganaderos, reducción de los impuestos a las granjas que se transfieren entre generaciones y el compromiso de no aceptar el TLC con el Mercosur.
Sin embargo, el grueso de los agricultores movilizados mantienen el estado de alerta hasta ver ejecutados los acuerdos alcanzados y en el resto del continente, las movilizaciones continúan y se extienden a Países Bajos, Polonia, Rumania, España, Grecia, Suiza.