E
l conjunto de las grandes empresas celebraron, en comunicados, el discurso de Javier Milei en la apertura de sesiones del Congreso. Aplauden el ajuste fiscal y las reformas laborales. De hecho lo hicieron con la devaluación del 118% en diciembre.
Pero más acá de los comunicados, los números crujen. No solo porque hay sectores que con el ajuste empiezan a disminuir su producción, sino porque en el mercado financiero y de capitales celebran el achicamiento de la brecha cambiaria que favorece la bicicleta financiera.
Lo que no cierra no es la forma del diálogo, como pregonan algunos gobernadores. No cierra la lucha de las fracciones de capital por imponer una situación en el marco de su “guerra” mundial. Milei es la personificación perfecta de las intenciones del gran capital financiero: convenios por empresas, reducir costos, privatizar lo público y eliminar hasta la agencia nacional de noticias. Todo tiene que ser mercancía para poder ser valorizado. Y las fracciones con más costo en este suelo no quieren ser devoradas. Por eso resisten y luchan.
Hay salida nacional. Y es la lucha de los trabajadores. Sin eso, seremos espectadores de cómo pelean en el ring los que coinciden en ver a los trabajadores de rodillas.