Mientras millones de hogares se debaten en un extenuante escenario de reducción de ingresos y una arraigada crisis del costo de la vida, los gobernantes y los empresarios están avasallando los derechos de los trabajadores y las trabajadoras”. Lo señala la Confederación Sindical Internacional (CSI) en su informe 2024 y agrega que es así en todo el mundo pero sobre todo en Europa, que lidera por lejos el aumento de la restricción de los derechos laborales en los últimos 10 años.
Del relevamiento realizado entre marzo y abril en 151 países, surge que el derecho de huelga fue violado o restringido en el 87% de las naciones, el de negociación colectiva en el 79%, el de afiliación en el 75%, el de libertad de reunión y expresión en el 43% y en el 49% detuvieron y/o encarcelaron a dirigentes gremiales.
Comparando con el informe de 2014, en 33 países más no se garantiza el derecho de afiliarse y suman así 113, en otros 33 las paritarias (son 120 ahora), 44 más vulneran el paro de actividades (131) y otros 39 comenzaron a detener dirigentes y son 74 en 2024.
Para la CSI, la “disrupción tecnológica en la que el trabajo está cambiando a gran velocidad” y “el agravamiento de los conflictos bélicos”, son sólo el marco en el que “los gobiernos y las empresas están acelerando sus esfuerzos para atropellar estos derechos básicos”, como la huelga, la negociación colectiva tripartita, la afiliación, la libertad de reunión y de expresión. Estos derechos “sustentan la propia naturaleza de la democracia y el estado de derecho”, señala la Confederación y advierte que ambos “están en peligro”.
A la vez, dice que son los gobiernos quienes los están demoliendo y “no se está respondiendo a los reiterados planteos de mejorar las condiciones de vida y el salario”. Así, “la fe de los trabajadores en la democracia se está desmoronando”. Sin embargo, apunta contra “las derechas que están acechando con chivos expiatorios fáciles a los que culpar”. El salario real y su capacidad adquisitiva de bienes y servicios básicos para vivir no es tomado como un derecho vulnerado de facto.
El documento fue presentado el 12 de junio pasado en Suiza, durante la conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), antes de las elecciones de diputados para el Parlamento Europeo. Allí, los sectores conservadores y nacionalistas ganaron posiciones frente a los liberales, socialdemócratas y verdes. En Francia y Alemania el giro fue completo.
Francia y Alemania, justamente, son las economías más pujantes y emblemas del “modelo social europeo” que “se está erosionando a medida que asistimos a un ataque concertado contra los derechos de los trabajadores y el movimiento sindical”, reconoció el belga Luc Triangle, dirigente de la Federación Sindical Europea Textil (FSE-TVC) y secretario general de la CSI.
La inflación general anual en la Unión Europea ha pasado de 10,6% en octubre de 2022, 5,4% en 2023 y 2,6% en marzo pasado. Pero los aumentos salariales obtenidos solo han compensado -en promedio- la pérdida de poder adquisitivo de los tres últimos años. Francia y Alemania, por caso, cerraron 2023 con una pérdida del poder de compra de 5% y 6% respectivamente con respecto a 2019, antes de la pandemia de covid-19. Todos datos de la oficina de estadísticas Eurostat.
Cada vez peor
La CSI tiene presencia en 169 países por medio de sus 340 centrales nacionales afiliadas (entre ellas, la CGT y las dos CTA de Argentina). Son ellas quienes responden el cuestionario con el que finalmente se elabora el Índice Global de los Derechos cuya escala va de 1 a 5 puntos según se trate de países donde las violaciones de derechos laborales y sindicales sean esporádicas (1), repetidas (2), regulares (3), sistemáticas (4), sin garantías de derechos (5) y 5+ si el motivo es la fractura del estado de derecho.
La región de Oriente Medio y África del Norte tuvo la peor calificación: 4,74 puntos. El promedio de todo el continente americano dio 3,56: en EEUU, México, Perú y Brasil las restricciones de derechos son sistemáticas y en Canadá, Bolivia, Chile, Paraguay y Argentina, solo regulares. Pero los trabajadores europeos son quienes viven el mayor deterioro de sus derechos: su Índice fue de 2,73 puntos en 2024 pero venía de 1,84 en 2014.
Europa era “un ejemplo positivo a seguir por el resto pero ya no es así”, señaló Triangle. Por caso, Reino Unido, Albania, Hungría, Moldavia y Montenegro hicieron uso indebido de la definición de la OIT sobre servicios esenciales y prohíben así las medidas de fuerza. En Polonia, Países Bajos y Grecia, Macedonia del Norte y Armenia, los empresarios interfirieron en las elecciones sindicales. En Suecia, donde el 90% de los asalariados están bajo convenio, Tesla (empresa de Elon Musk) se negó a participar de la negociación colectiva.
En el último año Finlandia introdujo reformas que limitó el derecho de huelga, Suiza suspendió la mediación tripartita, Bélgica y Francia criminalizaron las huelgas y los huelguistas. Como en Haití, Palestina, Sudán y Yemen, donde los conflictos militares hacen imposible que los sindicatos cumplan su función, Rusia y Ucrania están en el tope de 5 puntos.
Por el contrario, en Rumanía (pasó de 4 a 3) y Bulgaria los sindicatos avanzaron. En uno, se amplió el derecho de huelga y la negociación colectiva pasó a ser obligatoria. En el otro, se garantiza ahora por ley el derecho a organizarse en sindicatos.
A principios de junio, la periodista francesa Martine Orange, de Mediapart, señaló también que “la disminución del nivel de vida alimenta un malestar democrático”. ¿Pero cuál? “Más de la mitad de la población europea está convencida de que las nuevas generaciones tendrán un nivel de vida inferior al suyo”, aseguró.
Con esto y con los datos de su propio informe en la mano, Luc Triangle, de la CSI, ratificó igualmente que “nuestro movimiento debe seguir desempeñando un papel integral en la configuración de un mundo más justo y seguro para todos”.
Días después, en las recientes elecciones de eurodiputados del 26 de junio, la Agrupación Nacional de Marine Le Pen se llevó 31,4% de los sufragios de los franceses: más que la alianza Renacimiento -del actual presidente- (14,6%) y la alianza de los Socialista (13,8%), juntos. La Francia Insumisa (izquierda) obtuvo 9,9% y Los Republicanos (conservadores), 7,25%. Ese mismo día, apenas conocida la tendencia, Emmanuel Macron acusó el golpe y disolvió la Cámara Baja de su país convocando a elegir nuevamente a todos sus miembros.
En Alemania pasó igual. La lista de la Unión Democrática Cristiana (CDU) y de la Unión Social Cristiana (CSU) obtuvo el 30%. Y otro 15,9% Alternativa para Alemania. Lejos también de lo que sumaron los partidos de la coalición de gobierno: Socialdemócratas 13,9% (que lidera el primer ministro Olaf Scholz), Los Verdes 11,9%, La Izquierda 2,7%.
Condiciones de vida
El estudio de la CSI no pondera el nivel de desarrollo económico de cada país “pues los derechos fundamentales son universales”, aclara la entidad. Pero en cada región, lo fundamental es concretamente bien diferente.
Según la clasificación 2024 del Banco Mundial, Europa, Norteamérica y Oceanía tiene un nivel de ingresos alto: de 13.800 dólares para arriba. Rusia, China, los “tigres” asiáticos y Latinoamérica, medio alto: entre 4.400 y 13.800 dólares. La mayoría de África, India y sus alrededores, medio bajo y bajo: de 4.400 a 1.100 dólares.
Se trata solo de un indicador del volumen de esas economías como si fueran un conjunto homogéneo: el ingreso per cápita surge de dividir igualitariamente el PBI sobre la cantidad de habitantes y a paridad de poder adquisitivo PPA, es decir, ponderando las monedas de cada país como si compraran los mismos productos en cada lugar.
Para el BM, Argentina tiene ingreso medio-alto. Para la CSI, la violación o restricción de derechos de los trabajadores no es esporádica ni tampoco sistemática sino regular: 3 puntos, al medio de la escala. Sin embargo en marzo, el salario de bolsillo promedio de los empleados formales -informado por la Secretaría de Trabajo- fue de 461.000 pesos: lejos de la Canasta Básica Total (597.000 pesos) para un grupo familiar de 4 integrantes. Y en general, en esas condiciones de pobreza vive el 50% de la población.
Para Triangle, “los trabajadores son el corazón palpitante de la democracia y su derecho a ser escuchados es crucial para la salud y la sostenibilidad de los sistemas democráticos”. Pero con la libertad de formar instituciones gremiales y de expresar el desacuerdo -dos de los derechos menos restringidos-, no alcanza por lo visto. La acción directa de la huelga y la retención de tareas, es por lejos el más restringido tanto del sector público como del privado.