L
a novedad, decíamos en la editorial pasada, estaba en que la crisis comercial se anticipaba a los hechos. La guerra de aranceles sólo se agudiza.
Ayer, Caputo salió con la cifra del desembolso del FMI mientras el BCRA anotaba 9 días al hilo comiéndose los dólares de las reservas. El Fondo ni confirmó ni negó el monto. En paralelo, el gobernador de Buenos Aires recibió a las CTA bonaerenses y otras organizaciones que integran a nivel global el ‘Comité Antifascista’. Allí discurrieron sobre “el avance de una extrema derecha fascista a nivel global”.
Algo que está tan a la vista como la disputa en nuestra cara, en nuestra casa, entre el FMI y los Fondos Comunes de Inversión, termina siendo enmascarado cuando dirigentes y analistas, por ejemplo, afirman que este préstamo es una ‘ayuda’ para que Milei gane las elecciones.
Cuando pasó con Macri, dijeron lo mismo. Cada quien ve sólo lo que quiere resolver.
Estas son ideas que se nos imponen desde arriba para sortear circunstancialmente la situación. Entre tanto, el deterioro de los ingresos y de la vida misma sigue siendo, así, lo permanente.