Donald Trump agregó una tasa del 25% a los impuestos que ya pagan en EEUU los vehículos importados. “Estábamos perdiendo las fábricas de autos, se estaban construyendo en Canadá, México y otros lugares y ahora esas plantas se están mudando a Estados Unidos”, explicó el mandatario.
Alrededor del 50% de los coches vendidos en ese país se fabrican ahí mismo. La mitad de lo que se importa procede de México y Canadá. Y en menor medida, de Japón, Corea del Sur y Alemania.
La presidenta de la Asociación Alemana de la Industria Automotriz (VDA), Hildegard Müller, anticipó que “el riesgo de un conflicto comercial global, con efectos negativos para la economía y el crecimiento, el bienestar, los empleos y los precios de consumo, es elevado”.
El Center for Automotive Research, del propio EEUU, estima que los aranceles podrían aumentar el precio de un automóvil en miles de dólares y planchar el mercado laboral.
La cotización en bolsa de las automovilísticas europeas (Valeo, Stellantis, Mercedes-Benz Group, Porsche, BMW, Volkswagen, Cie Generale des Etablissement, Ferrari y Renault, Volvo, Saab) promedió una baja del 4,23% tras la noticia. El impacto bursátil en las norteamericanas (General Motors, Ford, Tesla) fue de -7%.
El analista de Investigación de Mercados de Julius Baer, Roberto Cominotto, apuntó que “los fabricantes alemanes se encuentran entre los más afectados, pero la industria automotriz estadounidense tampoco se librará, ya que depende de las importaciones de México y Canadá”.
Mark Carney, primer ministro canadiense, fue tajante: “La vieja relación se terminó. Ya no es un socio confiable”, dijo. Y adelantó que aplicará una medida similar en represalia. La Casa Blanca aclaró que las autopartes fabricadas en esos dos países limítrofes, quedan exentas del nuevo impuesto.
El ministro alemán Economía, Robert Habeck, pidió la Unión Europea responda con firmeza a estos nuevos impuestos. Müller, de la VDA alemana (Verband der Automobilindustrie) dijo que estos aranceles “son una señal fatal para el comercio libre y basado en reglas”.
En los mismos términos declaró el vocero del ministerio de Exteriores de China: “viola las regulaciones de la Organización Mundial del Comercio, socava las reglas del sistema de comercio internacional y daña los intereses comunes de todos los países”, dijo Guo Jiakun.
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) detalló que “llevan décadas invirtiendo en EEUU, creando empleo, impulsando el crecimiento económico en las comunidades locales y generando cuantiosos ingresos fiscales para el Gobierno estadounidense”. Su directora, Sigrid de Vries, recordó además que “los fabricantes europeos exportan entre el 50 y el 60% de los vehículos que fabrican en EEUU, lo que supone una contribución positiva sustancial a la balanza comercial de ese país”. El punto es que para ellos, EEUU es un «mercado clave». En 2024 exportaron hacia allá 750.000 automóviles por 41.500 millones de dólares. Con la nueva tasa, todo podría reducirse a la mitad.
El grupo Stellantis, quinto fabricante mundial con sede en Ámsterdam (Países Bajos), formado en 2021 por la fusión a partes iguales entre la ítalo-estadounidense Fiat Chrysler Automobiles y la francesa PSA, vive con un pie en cada lado del Atlántico: genera la mayor parte de sus ventas en Europa y la mayor parte de sus beneficios en Norteamérica, con sus marcas Jeep, Dodge y Ram.