Un informe reciente del banco Société Générale indica la baja demanda en las licitaciones de bonos de deuda y bonos soberanos en Japón. Pero esto sólo como un dato más dentro del panorama de endeudamiento global de las principales economías.
El documento muestra los niveles de endeudamiento de algunos países del G7: Japón (263%), Italia (135%), Estados Unidos (124%), Reino Unido (101%), Canadá (107%), Alemania (63%). El ‘caso’ de los bonos japoneses es, en este cuadro, la alarma de una situación estructural: el mercado de estos instrumentos –donde hay que tener presentes a los bonos del Tesoro norteamericano– son el respaldo de la divisa global dólar.
“El mercado de bonos japonés no está aislado; es la piedra angular del sistema de represión de tasas a nivel mundial”, explica el documento de Société Générale. De allí la situación que enfrenta a la máxima autoridad de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) con el presidente de los Estados Unidos; el problema es de escalas, la FED necesariamente debe medirse con la crisis de la moneda global, mientras que Trump lucha por los intereses de una fracción ligada a la economía productiva, en el marco de un territorio nacional (país o estado nación).
Proyecciones
El 6 y 7 de este mes, diferentes informes de la FED proyectaron un aumento en la inflación y el desempleo, ‘síntomas’ de recesión. De ser así, la política de tasas –insistimos, política global–implicaría mayor restricción o recortar las tasas intentando apoyar el crecimiento y el empleo. Esta última opción, es por la que viene presionando Trump, apalancado en los aranceles y las negociaciones para reestructurar la producción manufacturera e industrial dentro de su territorio productivo.
“La verdadera bomba de tiempo fiscal está en EEUU, pero la mecha podría encenderse desde Japón. Esta es una transición de régimen. El modelo en el que las tasas se mantenían bajas, se ignoraba la inflación y se absorbía deuda sin límite por llegar a su fin”, insiste el análisis de Société Générale.
La deuda global: 324% del PBI
El informe del Institute of International Finance (IIF) revela que durante el primer trimestre de 2025 el endeudamiento mundial continúa su marcha, con pico en las economías emergentes. En cuanto a las empresas, el aumento fue en las no financieras.
El IIF proyecta que si la incertidumbre persiste, la política fiscal podría tener que volverse cada vez más expansiva y la necesidades de endeudamiento público van a aumentar. En esa posición estarán, dice el Instituto, EEUU, China y Alemania. Un aumento pronunciado en incrementaría significativamente el gasto público en intereses de deuda.
Desdolarización
La Banco Central Europeo, Christine Lagarde, en vez de hablar de ‘transición’, planteó un “cambio de entorno” que podría permitir al euro desempeñar un papel “más importante”: “esto no es un privilegio que nos será otorgado sin más. Tenemos que ganárnoslo”, afirmó. Así, se suma otro contendiente más a la guerra de monedas en curso que apunta contra el dólar. La particularidad en relación a los BRICS, BlackRock y la OPEP, es que este sería el primer organismo económico oficial en declararla.
Pulgar abajo
Recientemente Moody´s tomó la decisión de bajar la nota crediticia a los Estados Unidos. Parte de los argumentos es el creciente endeudamiento del país norteamericano. “El aumento, durante más de una década, de los ratios de deuda pública y pago de intereses a niveles significativamente superiores a los de países con calificaciones similares” fue lo que, en un comunicado, destacó la calificadora para justificar la medida.
El oro no tiene techo

El oro vale como nunca antes en la historia y superó esta semana los 3.400 dólares por onza. Hace una década oscilaba en torno a 1.250 dólares. Pero en los últimos dos años y medio, la tendencia se hizo más vertical y su precio trepó 110%. Aunque no genera intereses ni dividendos, sigue demostrando ser clave como reserva de valor cuando la incertidumbre y la inestabilidad es lo que reina. El alza de precio indica el estado de la crisis: el capital deja de ponerse en circulación como inversión en otros activos y se sobreacumula de forma especulativa.
El oro ha vuelto a tener de facto un valor (no monetario) superior al del patrón por el que fue reemplazado en 1971: los bonos del Tesoro de EEUU que respaldan la preeminencia del dólar en la economía mundial.
“El sistema económico mundial bajo el cual han operado la mayoría de los países durante los últimos 80 años está siendo reconfigurado”, dijo Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), cuando en abril la onza cotizó por encima de los 3.500 dólares.
La cadena británica BBC sostuvo que la estampida de esa semana respondió a los comentarios de Donald Trump respecto del titular de la Reserva Federal (FED), Jerome Powell.
La mayor demanda de oro ya había comenzado a escalonar en 2022, tras la operación militar especial en Ucrania y con el uso del dólar como instrumento de las sanciones propinadas a Rusia: muchos países se vieron impulsados desde entonces a diversificar las reservas de sus bancos centrales cambiando dólares e incorporando más lingotes.
Con el crecimiento promedio de la economía mundial que proyecta el FMI, del 2,8% (el más bajo desde la pandemia) sumado al estado alarmante de la deuda global, esa tendencia continuará.