
En una operación relámpago, Israel bombardeó objetivos militares y nucleares en Teherán, eliminando a altos mandos de las Fuerzas Armadas y científicos clave del programa atómico iraní. El ataque amenaza escalar el conflicto regional en curso.
En la operación, fueron asesinados tanto el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, Mohammad Baqari, como el líder de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salami. Según declaró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, uno de los blancos fue la central nuclear de Natanz, principal instalación de enriquecimiento de uranio. Además, se habrían eliminado a varios de los principales científicos responsables del programa nuclear iraní. “Nunca antes hubo una lista tan extensa de líderes eliminados como la actual”, sostuvo una fuente del Mossad. Medios israelíes anticipan “varios días de combates”.
Estados Unidos se desliga
Minutos después de iniciados los bombardeos, el secretario de Estado, Marco Rubio, aseguró que Estados Unidos “no participó en los ataques” y que su principal prioridad es “proteger a las fuerzas estadounidenses desplegadas en la región”.
Comunicado del Secretario de Estado, Marco Rubio, tras conocerse los ataques israelíes.
El miércoles, The New York Times había informado que funcionarios estadounidenses y europeos sospechaban que Israel se preparaba para una posible ofensiva, incluso mientras la administración de Donald Trump intentaba alcanzar un acuerdo con Teherán para contener su programa nuclear.
El presidente Trump había advertido a Netanyahu que no debía atacar a Irán, lo que tensó aún más la relación entre ambos líderes. Horas más tarde usó su red social para justificar el ataque y advertir a Irán: “Ya ha habido gran muerte y destrucción, pero aún hay tiempo para poner fin a esta masacre, con los próximos ataques ya planeados aún más brutales. Irán debe llegar a un acuerdo, antes de que no quede nada, y salvar lo que una vez se conoció como el Imperio iraní”.
Los principales factores detrás de la escalada surgen de la necesidad de supervivencia política de Netanyahu y el objetivo estratégico de Israel de conservar el monopolio nuclear en Oriente Próximo. Esto ocurre en un contexto regional desfavorable para Tel Aviv, marcado por el acuerdo diplomático entre Irán y Arabia Saudí mediado por China, y el reciente ingreso de Irán, Egipto y Emiratos Árabes Unidos al bloque de los BRICS.
Ahora se espera una fuerte respuesta iraní, ya que habló en cadena nacional el Ayatolá Ali Khamenei, Líder Supremo de Irán, advirtiendo a Israel debe esperar un “castigo severo” tras el último ataque.
