La eliminación de las retenciones a los granos que duró solo tres días, dejó algo claro: un grupo reducido de agroexportadoras, la mayoría de origen extranjero, controlan el precio, el flujo financiero y la logística de una de las principales actividades económicas del país.
El pasado lunes 22 de septiembre, a través del decreto 382/2025 publicado en el Boletín Oficial, el gobierno resolvió poner retenciones cero a las exportaciones de granos, carnes bovinas y avícolas. La medida tenía vigencia hasta el 31 de octubre. O hasta juntar 7.000 millones de dólares en las registraciones de Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) que deben llenar los exportadores.
El objetivo fue juntar los dólares que escasean en las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), porque los pocos netos que hay están comprometidos para el pago a los acreedores. Y también porque son usados para intervenir en frenar la suba de la divisa norteamericana.
Mientras el ministro de Economía, Luis Caputo, recibía durante la mañana del 22 de septiembre a Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA-CEC) para implementar la medida; el presidente Javier Milei se alistaba para participar, en Estados Unidos, de la 80° Asamblea de Naciones Unidas (ONU) y juntarse con el presidente norteamericano Donald Trump.
Quién controla la cadena
La medida, anunciada con bombos y platillos por el gobierno libertario, duró poco. A las 72 horas, la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) informó que se había alcanzado el cupo de registro de los 7.000 millones.
Un día antes, la Bolsa de Rosario había anticipado que ya se había operado el equivalente al 60 por ciento: alrededor de 12 millones de toneladas.
La medida exprés tiene su explicación. Fueron algunas agroexportadoras quienes pudieron adelantar los dólares independientemente de tener los granos o no.
Cargill, LDC (Dreyfus), Cofco, Aceitera General Deheza, Bunge, Molinos, Viterra, ADM, CHS y Asociación de Cooperativas Argentinas obtuvieron el beneficio de 1.471 millones de dólares por la exención de retenciones, calculó CEPA en base a la Subsecretaría de Mercados Agroalimentarios.
Esos dólares extras se explican sólo por el beneficio de la medida de gobierno.
De ese podio, como se ve en el cuadro de CEPA, las primeras 6 concentraron el 86,8% de las toneladas involucradas, equivalente a un ahorro total, por el no pago de retenciones, de unos 1.264 millones de dólares.
Se trata de Cargill, cuyo beneficio ascendió a 328 millones; LDC, que sumó unos 222 millones; COFCO y AGD, con un ahorro por casi 200 millones cada una; Bunge y Molinos, con beneficios de USD 167 y 151 millones respectivamente.
Quién produce
“El negocio del campo está todo dolarizado, pero no se ve un dólar. El productor puede vender en dólares o en pesos, pero siempre cobra en pesos”, indica un productor del sur de la Provincia de Córdoba, que prefirió preservar su identidad.
Antes que sacaran las retenciones el productor cobraba por una tonelada de soja unos 300 dólares aproximadamente. “Cuando el lunes sacaron las retenciones se esperaba cobrar los 300 más 80 dólares, que es del 26% de retenciones que el Estado no cobraba. Pero los exportadores pagaron 350 dólares, luego pagaron 345 el martes y 340 el miércoles”, señala el productor. Es decir, que la exención impositiva no fue completa al bolsillo de quienes producen, pero cuando las retenciones están vigentes, las mismas se descuentan del precio que le pagan al productor.
Si bien las agroexportadoras declararon la venta de 14 millones de toneladas, ese volumen no corresponde necesariamente a lo que tengan en su poder en ese momento. “Hacen el DJVE y tienen un año para originar esa mercadería. Por eso no mejoró tanto el precio. Están pagando un poco más porque les hace falta mercadería, pero pueden terminar generándola con soja que todavía no se sembró, porque tienen un año” advierte el productor.
En la cadena productiva hay tres eslabones: el productor del grano de soja o maíz; la acopiadora, y el exportador que vende ese producto o los subproductos de ese grano que puede transformar, en el caso de la soja, en aceite o pellet.
La capacidad de los primeros dos eslabones es pequeña en relación a las agroexportadoras. “El productor le entrega el grano y ese grano va directamente al puerto, a las manos del exportador; en los silos chiquitos que tienen los acopiadores pueden guardar una cantidad muy pequeña en relación con los volúmenes que se manejan”, explica el productor.
“Ni la vimos”
“Ni la vimos”, exclamaron en un comunicado los productores nucleados en la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) de Córdoba.
“No tenemos estructuras financieras ni comerciales sofisticadas para reaccionar en cuestión de horas ante ofertas de ocasión”, explicaron en el documento.
La Federación de Cooperativas Federadas (FECOFE) señaló en un pronunciamiento: “No tenemos stock de granos y la mayor parte del año debemos comprarlos dolarizados o en forma de balanceado, con precios que no paran de subir. Mientras tanto, seguimos cobrando lo mismo por nuestra producción, con costos de energía, impuestos e insumos cada vez más altos”. Juan Manuel Rossi, presidente de la entidad, denunció: “Es una jugada financiera sin entender la producción, se veía que era solamente para conseguir los dólares. Los que más han ganado son las grandes corporaciones, los grandes pooles de siembra. Necesitamos retenciones segmentadas: que no las pague el productor y sí las grandes exportadoras”.
Por su parte, Carlos Baravalle, vicepresidente de Bases Federadas definió la quita de retenciones como “una estafa que le han hecho no solamente al productor, sino también a la sociedad. Porque mientras el gobierno dice que no tiene para gastar en jubilaciones, discapacitados o en el Garrahan, de repente le dan a los exportadores semejante cantidad de millones de dólares”.
El control del comercio
Estas empresas controlan el complejo agroexportador. Como se puede ver en el gráfico ‘Infografía de la Dependencia’ realizado por Luciano Orellano, de las 21 terminales portuarias 16 están en manos extranjeras. Esos puertos privados se habilitaron durante la última dictadura militar, con la Ley N° 22.108.
Pero aparte de tener un pie en el puerto, tienen decenas de centros de acopios para abastecerse.
Cargill, de origen norteamericano, posee 3 puertos y 50 acopios distribuidos en la región pampeana. LDC (Dreyfus), de origen francés, posee 2 puertos, 18 centros industriales donde procesan la soja y 100 buques transoceánicos distribuidos por el mundo. Cofco, de origen chino, tiene 2 puertos, decenas de centros de acopio y el 60 % de sus activos están en América del Sur: Argentina, Paraguay y Uruguay. AGD, de origen nacional, posee 2 puertos, 27 acopios, ferrocarriles y plantas industriales. Bunge, de origen norteamericano, tiene 3 puertos, centros de acopios y plantas de producción fertilizantes radicadas en el país.
Como se puede ver en las imágenes, estas empresas son las únicas con capacidades logísticas para abastecerse de la producción primaria, procesarlas y acopiarlas para su exportación.
Los productores de EEUU, también enojados
Mientras en Argentina las exportadoras completaban las DJVE para el beneficio impositivo y el presidente Javier Milei se fotografiaba con Donald Trump en Estados Unidos; los productores de soja de Estados Unidos pegaron el grito en el cielo.
“La frustración es abrumadora. Los precios de la soja estadounidense están cayendo, la cosecha está en marcha y los agricultores leen titulares que no hablan de cerrar un acuerdo comercial con China, sino de que el gobierno estadounidense está otorgando 20.000 millones de dólares en apoyo económico a Argentina, mientras que este país reduce sus impuestos a la exportación de soja para vender 20 cargamentos de soja argentina a China en tan solo dos días”, indicó en un comunicado la American Soybean Association (ASA).
“Los agricultores estadounidenses ya no pueden esperar ni tener esperanzas. La ASA insta al presidente Trump y a su equipo negociador a priorizar la consecución de un acuerdo inmediato sobre la soja con China”, exclamaron los productores norteamericanos.