E
l Tesoro norteamericano intervino ya varias veces con sus dólares en el Mercado Único Libre de Cambios (MULC). También el Gobierno nacional acordó el swap con EEUU e iniciarán un proceso de reestructuración de deuda de las manos del JP Morgan, cuyo CEO anduvo esta semana por el país.
El gobierno de Trump no da puntadas sin hilo. Porque no quiere, en concreto, que China siga dando sus pasos en el continente sudamericano. Y porque sí quiere proveerse de recursos, como las tierras raras, sin la mediación del país asiático.
Todo esto sucede antes de un domingo electoral de medio término. Y configura, en definitiva, una elección real que dirime las fuerzas en un contexto de álgidos enfrentamientos a escala planetaria.
Así constituyen los mecanismos y medios bajo los cuáles orientan la política de un gobierno dado.
Eso es poder. Y es construir un escenario para que la balanza se incline en su favor.
Quizás haya que tomarse de esto como ejemplo. Y seguir insistiendo que sin poder expresarlo en un plan de luchas, difícilmente se pueda torcer el destino al que estamos sometidos.
Esto es lo que está en juego, quizás desde siempre, pero ahora incrementado por este presente crítico.