Las tres corridas del dolar, de los tenedores de papeles de deuda como las exportadoras de granos, la inmejorable renta financiera, el reajuste del FMI, el préstamo pedido al gobierno de EEUU con la versión de una nueva convertibilidad, son solo algunas muestras de la extensión y de la profundidad a la que han llevado su guerra los sectores ya globales del capital. Tanto, que ni el propio gobierno puede desplegar su programa económico sin generar divisiones entre y con quienes lo llevaron a la Casa Rosada.
La efervescencia de reclamos sectoriales de los trabajadores formales (sindicalizados), in-formales (organizaciones) y en formación (estudiantes), que esta semana ocupó las rutas del país y casi la mitad de las univesidades, y que ayer volvió a tomar la planta del Astillero Río Santiago, dan cuenta que el conflicto social producido por arriba, no aplaca las reacciones organizativas desde abajo.
La agudización de ambas crisis, son las cualidades estructurales del período. La continua rapiña de los CEOS que convierten en privado todo lo que es público y la unificación de una oposición parlamentaria no constituyen ninguna novedad: era esperable lo uno y lo otro.
La novedad de la etapa es la superposición de las luchas que libran entre sí todas las fracciones sociales: una ventana que pocas veces en la historia logra ser abierta. Son momentos en los que solo si se lucha por todo por lo general, es posible realizar lo particular.
Las facciones dominantes están dando cuenta de ello, dinamitando el viejo orden de las naciones y conmocionando la vida económica y social de sus poblaciones.
Esa conciencia, que sobre el calor mismo de la actualidad no cobra la nitidez académica esperable por la intelectualidad oficial, es la que está en juego dentro del movimiento.
https://youtu.be/mnBIzXzIGO0 otro mundo es necesario. Es más de una hora de entrevista y muchas horas de análisis y debate.