Las principales ciudades de los 26 estados y en el distrito federal de Brasil fueron colmadas el miércoles por manifestaciones contra el recorte de 1.800 millones de dólares en los fondos para la educación pública, que había anunciado el gobierno de Jair Bolsonaro. Las protestas fueron realizadas mientras el Ministro de Educación, Abraham Weintraub, asistía en Brasilia a la Cámara de Diputados para dar explicaciones sobre el ajuste. Las huelgas y los actos fueron convocados por sindicatos de estudiantes, de profesores y del personal de servicio de universidades y colegios secundarios, a los que se sumaron instituciones de enseñanza privada. Las manifestantes rechazaron también las demás políticas de Bolsonaro, como la reforma del sistema de pensiones, medidas sobre el comercio y el porte de armas. «Todo va a ser afectado, no serán solo las áreas estratégicas porque el conocimiento tiene que ser pensado como un todo y todas las áreas son estratégicas», el profesor de filosofía Homero Santiago, de la Universidad de Sao Paulo (USP), la mayor del país y que cuenta con fondos del estado homónimo. En esa ciudad, la más grande del país, más de cien mil personas se concentraron para marchar hasta la Asamblea Legislativa del estado. En Río de Janeiro otros miles de personas se congregaron el centro con consignas como «Educación no es limosna», «Bolsonaro quita tu mano de mi escuela» o «Nuestra lucha se unificó, es el estudiante junto al trabajador». En esa ciudad hubo choques con la Policía que dispersó con balas de goma las barricadas de los manifestantes.