El 15 de agosto de 1972, prisioneros pertenecientes al ERP, las FAR y Montoneros organizaron una fuga masiva de la cárcel de Rawson que se vió frustrada por la descoordinación con el apoyo externo que nunca llegó a destino.
Dos grupos de militantes, uno de 6 y otro de 19, lograron huir del penal y se dirijieron al aeropuerto de Trelew para tomar un avión de la empresa Austral que previamente había sido copado por otros militantes que iban en el vuelo.
El primer grupo logró subirse pero el segundo grupo arribó cuando el avión ya carreteaba en la pista.
Los 19 que no lograron subir decidieron dar una conferencia de prensa desde el mismo aeropuerto donde declararonn ante las cámaras que responsabilizaban a la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse por la suerte que corrieran sus vidas en adelante. Y se entregaronn.
Los militantes fueron trasladados a la Base Aeronaval Almirante Zar, donde fueron fusilados por un pelotón bajo las órdenes del capitán Luis Emilio Sosa. De los 19 prisioneros, 3 sobrevivieron a la balacera: Luis Alberto Camps y María Antonia Berger, de las FAR, y Ricardo René Haidar, de Montoneros.
La fuga del penal y la posterior masacre, abrió una crisis en la dictadura que debió asumir la decisión del crimen ejecutado por la Marina, aduciendo que los fusilamientos se habían producido ante un fallido intento de nueva fuga.
El 5 de septiembre de 1972, el entonces capitán de navío Horacio Mayorga declaró en la misma base Almirante Zar: “No es necesario explicar nada. Debemos dejar de lado estúpidas discusiones que la Armada no tiene que esforzarse en explicar. Lo hecho bien hecho está. No hay que disculparse porque no hay culpa. La muerte está en el plan de Dios no para castigo sino para la reflexión de muchos”. La realidad es que los militares entraron a las celdas y dispararon a mansalva contra los militantes. Camps, Berger y Haidar lo vivieron y pudieron denunciarlo. Años después, fueron también víctimas de la dictadura de 1976.
En un texto de Paco Urondo, «La Patria fusilada», Camps decía que «para nosotros relatar lo de Trelew es una obligación. Para con nuestro pueblo, por todos los compañeros que murieron allí, que aportaron con su muerte, con su lucha, a este proceso”.
El velorio de los militantes asesinados, tuvo lugar en el local del Partido Justicialista de la Capital Federal y fue brutalmente reprimido por la Policía Federal.