Este miércoles, el gobierno francés de Emmanuel Macron logró hacer avanzar el tratamiento de la reforma del sistema de jubilaciones y se suma al tandem de 49 países con sistema de reparto que después de la crisis mundial de 2008, introdujeron ajustes.
La Asamblea Nacional avaló en general la revisión del sistema jubilatorio -la mayor desde la II Guerra Mundial- y luego del tratamiento en particular de los artículos irá la semana próxima al Senado donde el oficialismo tiene también los votos a favor.
Reformas
El proyecto pretende universalizar el sistema eliminando los 42 regímenes por actividad que actualmente existen e implementando el cálculo del haber jubilatorio a partir de puntos que cada trabajador va acumulando.
El gobierno dice que de esta manera cada euro cotizado otorga el mismo derecho por igual. El secretario general de la CGT, Serge Coutouris, reiteró este jueves que «es un proyecto de ley que solo resultará en más horas de trabajo y pensiones más bajas».
Actualmente, el promedio de los haberes que perciben los pasivos es del 103% respecto de la media salarial de los activos.
Oposiciones
El proyecto tomó estado parlamenantario el 17 de febrero pasado. Todos los partidos de oposición, desde el Partido Socialista, Partido Comunista de Francia, los Republicanos y La Francia Insumisa hasta la conservadora Agrupación Nacional, lo cuestionan y han advertido que el texto no pasará «como una carta al correo». Pero pasó. Macron cuenta con cerca de 300 diputados de su fuerza, La República en Marcha (LREM), y otros 46 aliados del Movimiento Demócrata (MoDem) sobre 577 diputados.
Movimientos
La mayor resistencia sigue siendo la movilización que este miércoles inclusive marchó hasta el Palacio Borbón, sede de la Asamblea Nacional.
El jueves, además, las universidades estuvieron cerradas por las huelgas de docentes e investigadores y los estudiantes movilizados. Los estibadores y agentes portuarios decidieron parar en los puertos de Nantes, Rouen, Marsella, Le Havre y La Rochelle. Y todos, unidos a las manifestaciones previstas en muchas ciudades del país.
El 5 de diciembre del año pasado inició el plan del lucha con un paro general convocado por todas las centrales: CGT, Force Ouvrière, CFE-CGC, Solidaires y FSU. Más de un millón de personas en 250 localidades. De ahí en más siguen en ejecución las huelgas parciales y sectoriales (de transporte público automotor y ferroviario, de educación, de energía eléctrica, por ejemplo) que se han convertido en el paro más prolongado de la historia reciente de Francia. Desde entonces, el gobierno solo concedió no aumentar la edad jubilatoria y dejarla en 62 años.
También desde entonces, las movilizaciones no cesan en París y el resto del país, convocadas por algunas de las centrales, gremios y por coordinadoras de lucha como Fuerza Social, formadas entre «chalecos amarillos» de distintas localidades (que iniciaron las protestas en octubre de 2018), estudiantes, trabajadores sindicalizados y no sindicalizados, y profesionales independientes. El 13 de enero pasado, por ejemplo, los abogados colgaron sus túnicas negras en las puertas del juzgado de Niza.
En estos días, los sindicatos se comprometieron a redoblar las protestas.
Otro 1929
Lo que compromete a todos es el estancamiento de la economía global. El 16 de enero pasado el Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a reducir a 3,3% el crecimiento del PBI mundial para este año. “El riesgo de una prolongación de un crecimiento económico global lento sigue siendo tangible», dijo su nueva titular Kristalina Georgieva al hacer anuncio. Y agregó que «esta preocupante tendencia es un eco de la primera parte del siglo XX, cuando las fuerzas combinadas de la tecnología y la integración abrieron las puertas a la primera ‘Época Dorada’, los ‘Años Locos’ y, finalmente, la catástrofe financiera».
Kristeva remarcó que a nivel global la desigualdad se ha reducido durante los últimos 20 años a partir del crecimiento económico en los mercados emergentes pero advirtió que dentro de los países la brecha está aumentando.
La necesidad de ampliar los márgenes entre costos y precios, es decir, posibilidades de ganancia, lleva a impulsar la modificación de regímenes jubilatorios en todos los países del mundo. El capital que circula globalmente requiere, del otro lado de cada mostrador, un precio unificado de la fuerza laboral. Es por eso que la crisis entre capitalistas -la que aparece como guerra comercial entre conglomerados empresariales de todos los países y de todas las actividades -desde las primarias extractivas hasta la automotriz y la informática-, tienen entre si un punto en común: bajar e igualar el precio general, social, medio de la mano de obra. La previsión social entra en ese cálculo. Además, al subir la edad jubilatoria se aumenta la cantidad de trabajadores en disponibilidad con lo cual la competencia por lograr ser empleado aumenta, el salario tiene a reducirse y la precariedad laboral se hace cada vez más normal.
Más tarde llegó a Rusia, que en 2018 subió la edad jubilatoria de 60 a 65 años para los hombres y de 55 a 60 para las mujeres.
El año pasado, Brasil reformó todo el régimen también.
-El sistema de pensiones constituye la identidad nacional francesa misma. El convenio de los marinos data de 1673, cuando Luis XIV creó el Fondo de los Inválidos de la Marina. El de los ferroviarios, de 1909.
-La media de las jubilaciones es del 103% respecto de la media salarial general del país.
-La tasa de pobreza de los mayores de 65 años es del 3,4% (en Alemania es 9,6%).
-Las pensiones explican el 14% del PIB frances, 10,1% en Alemania, 11% en España y 7,5% de promedio en los 36 países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).