A partir de la promulgación de la ley Nacional 26.085 que instituye el 24 de marzo como “Día por la memoria, la verdad y la Justicia”, es cuando la escuela se enfrenta con el desafío de reflexionar sobre el sentido de las conmemoraciones y en particular de esta fecha.
Construir una historia colectiva es un proceso complejo, donde intervienen distintos intereses, significados, temporalidades, contextos condicionantes, porque la memoria es una construcción activa y una reconstrucción permanente en un escenario de disputas de sentidos e interpretaciones.
Para poder entender nuestra historia particular es necesario vincularla a la historia colectiva de la sociedad. La historia es nuestra memoria. La memoria de lo que nos paso y al reconocerla nos permite comprender nuestro presente.
Por ello es importante recuperar la discusión en torno a los efectos sociales de la última dictadura militar que vivió la Argentina. La cual se materializo el 24 de marzo de 1976, es allí donde la sociedad toda comienza a estar regida por un Estado Terrorista.
A mediados del S. XX a partir del ingreso de los sectores populares a la vida política y económica con poder de decisión. El conflicto entre clases sociales da inicio a una serie de dictaduras cívico militares, que buscan inhibir los movimientos de organización obrera, política o intelectual que finaliza en una cruel lucha política y social en los años 70’, donde el Estado Burocrático Autoritario siempre busco disciplinar a la sociedad movilizada.
El hecho popular del 17 de octubre de 1945, que conduce a la llegada de Juan Perón a la presidencia el 24 de febrero de 1946 por el voto popular; es a partir de allí que los sectores burgueses comienzan a pergeñar estrategias para desplazar a los sectores populares del espacio político y económico de Argentina.
La oligarquía agro-ganadera, que perdió el gobierno pero no su poder, apeló al ejército. El terrorismo de estado conducido por las Fuerzas Armadas deja claro cual fue su tarea disciplinadora y represiva como garante de la explotación y del privilegio.
El Terrorismo de Estado surge cuando los grupos dominantes hacen uso de la tortura, ocultan información, construyen climas de miedo, margina al Poder Judicial.
Hoy nuestra sociedad debe trabajar en la búsqueda de la Memoria, por la Verdad y la Justicia para dar plena vigencia a los derechos humanos y universalizar los valores que ellos encierran y en particular mantener viva la memoria para que no vuelvan a repetirse en nuestro país secuestros, detenciones, torturas, desapariciones, crímenes de personas con prácticas genocidas.
Y la escuela es el espacio donde reproducen y se estructuran relatos sobre hechos del pasado, se legitiman saberes, se construyen las identidades de un pueblo. La escuela hoy debe descorrer el velo que oculta o silencia los crímenes perpetrados en nombre de “la patria” por parte del Estado.
El camino recorrido para llegar a este punto no fue azaroso sino fruto de años de lucha de las organizaciones de derechos humanos, sectores sociales, políticos y culturales. Como también el reconocimiento por parte de Estado, de la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa Humanidad cometidos en la Argentina de los años setenta.
Y la escuela, si es parte una sociedad democrática tiene la tarea ineludible de abrir el espacio para construir colectivamente memorias, identidades y elaboren nuevos significados si queremos que el NUNCA MAS tenga raíces sólidas y perdurables en la sociedad Argentina.
> Por Malvina Bertolino
>Secretaria de Cultura, Derechos Humanos y Género de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) – Delegación Río Cuarto