E
l gobierno de Colombia decidió este lunes suspender el cese del fuego con las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) e informó que “se reactivan todas las operaciones ofensivas”. En el transcurso del mes de enero ya había caído la tregua con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y en marzo con el cartel del Clan del Golfo.
El 17 de mayo aparecieron muertos cuatro menores, en la comuna “el Estrecho”, en el límite entre Caquetá y Amazonas. La Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (Opiac) denunció que dos días antes habían logrado escapar al reclutamiento forzoso del llamado Estado Mayor Central (EMC), uno de los grupos que rechazó el pacto de paz que en 2016 desarmó a las FARC.
El EMC había anunciado justamente hace un mes que sus delegados estaban listos para iniciar, este 16 de mayo, la mesa de diálogo con el Estado colombiano ya que “esta vez están dadas las condiciones para el despliegue de una paz posible”.
En su denuncia, la OPIAC solicitó a las autoridades que “brinden las condiciones de seguridad, garantizándoles a nuestros niños, niñas y adolescentes condiciones dignas de buen vivir y cese la violencia de los distintos grupos armados ilegales quienes asesinan, desplazan, confinan a los y reclutan forzosamente a nuestros compañeros indígenas”.
Es “un hecho atroz que cuestiona la voluntad de construir un país en paz”, dijo el presidente Gustavo Petro al cancelar el cese de hostilidades pactado a fines de diciembre del año pasado, en los cuatro departamentos del sur del país.
El EMC, liderado por Iván Mordisco, repartió a la prensa un comunicado crítico con la decisión unilateral que “desatará la guerra y se multiplicarán los muertos, heridos y prisioneros”. Y señaló también que este “ha sido el gobierno menos serio para entablar conversaciones”.
El plan “Paz Total” del actual gobierno apunta a desmovilizar los grupos armados, que cuentan con 3.000 integrantes en total y que aun operan en el Amazonas, en la costa del Pacífico y en la frontera con Venezuela. A Petro solo le quedan en pie las treguas con la Segunda Marquetalia, otra facción de disidentes liderada por el ex número dos de las FARC Iván Márquez, y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada, un grupo paramilitar de Santa Marta, en el norte colombiano.