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pesar de todas las facilidades, los dólares que llegan no se quedan. Dan una vuelta por el mercado financiero, hacen una diferencia y siguen el viaje especulativo. Aún dejada completamente en manos del sector privado, la ausencia de obra pública inunda.
Y el prometido clima de negocios no es más que un torbellino cada vez mayor de grandes empresas -incluso multinacionales- que dejan de apostar por producir aquí. Esa es su preocupación.
El FMI llega nuevamente a ponerle condiciones, incluso al plan del broker Luis “Toto” Caputo: ‘deje de usar los excedentes del comercio exterior para favorecer el corto circuito de la valorización financiera y úselas para aumentar las reservas’.
En su favor juegan Domingo Felipe Cavallo, el Círculo Rojo de las grandes empresas con asiento nacional, las agroexportadoras que “traen” los dólares que Caputo se fuma. El entramado pyme golpeado por las importaciones, los productores agropecuarios golpeados por los costos dolarizados.
¿Es una mala gestión? No. Es otro plan que se corresponde con otra fracción de capitales, expresado en la forma social ‘Fondos Comunes de Inversión’ (los más grandes de ellos manejan recursos superiores a los PBI de todos los países de mundo, con excepción de EEUU y China) y que aquí aparecen como accionistas en empresas -YPF, Grupo Galicia por caso- y bonistas tenedores de deuda pública.
La mitad de los servicios de deuda a pagar este año están en sus manos. No del FMI. El FMI sospecha que todo lo hecho, desde la reorientación del gasto hasta el ajuste sobre las condiciones de vida del pueblo, se puede desbarrancar y toda la economía quede a merced de estos bonistas privados globales. En su interés, en nombre de las naciones potencias que lo dirigen, disputa el control del programa económico.
¿Cuál es la novedad? Que se anticipa y nos da la pauta de lo que se viene: la profundización de la crisis comercial, es decir, de la guerra.
¿Profundizar la crisis del régimen o salvar al régimen con más democracia liberal del mercado? Esa es la lucha que enfrenta el campo popular. Y es también la crisis general misma, la que está empujando más que la voluntad consciente de la dirigencia.
¿Paro general y movilización popular antes que estalle o esperamos a correr otro 2001 que deslegitime un represor y legitime un nuevo sucesor?