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a pretendida aplicación de aranceles por parte del actual gobierno de EEUU –con los que a priori ‘desintoxicó’ los mercados de acciones– no es una medida económica sino política.
Trump lo dejó en claro, diciendo que pretendía volver a sentar a los jugadores a la mesa… pero a aquellos que pongan enfrente al mismo enemigo contra el que combate: las citys financieras globalizadas, es decir, la única fracción del capital que hoy puede considerarse un imperialismo (global) en sentido estricto.
Así lo entendió hasta la cúpula de BlackRock.
Con este golpe sobre la mesa, el gobierno de Trump intenta también cercar a China, peligro real para sus intereses (tal como lo indica el informe del Departamento de Inteligencia).
Entre la personificación de la oligarquía financiera –representadas por Toto Caputo (Economía) y Federico Sturzenegger (Desregulación)– y el FMI siguen peleando, las agroexportadoras, las grandes industrias de asiento nacional, las pymes y los productores del campo, por el control y uso de las reservas del BCRA.
En disputa también está el control de la Hidrovía Paraná-Uruguay (cuya licitación fue suspendida en febrero), las reservas energéticas de Vaca Muerta (dos RIGI aprobados) y yacimientos de litio.
En este escenario, las centrales sindicales llamaron a movilizar y parar. ¿Fue la gota que faltaba para dirimir la devaluación o el inicio de nuevas acciones para imponer las consignas de los trabajadores?