En el primer semestre de 2025 el dólar norteamericano se depreció 10,7% respecto a las monedas de sus seis socios comerciales principales (euro, yen japonés, libra británica, dólar canadiense, corona sueca, franco suizo). Nada así había ocurrido desde 1973: dos años después de abandonar el patrón oro como respaldo, el resto de las divisas tomaban distancia. Ahora, dice New York Times, el desencadenante es “el esfuerzo del presidente Donald Trump por rehacer el orden mundial”.
Ese esfuerzo golpeó también al mercado de valores que también tuvo una baja solo similar a 1974, peor que en la crisis de las tecnológicas del año 2000, que la crisis financiera de 2008 y la pandemia de 2020. Tras el anuncio de los aranceles generalizados, el índice S&P 500 cayó 10% en dos días: 6,5 billones de dólares se retiraron de la compra-venta de acciones en las bolsas norteamericanas.
Con un dólar débil, los inversores –entre ellos, los Fondo Comunes (FCI)– miran otros mercados para hacer de las suyas. Por ejemplo, el Stoxx 600 europeo subió 15% en lo que va del año. “Pero convertido de nuevo a dólares, esa ganancia puede ser del 23%”, apunta también el diario neoyorquino.
Los activos norteamericanos, en general, dejarían de ser tan demandados. En particular, los bonos del Tesoro, que es el modo como se financia justamente el gobierno central y que son el respaldo de la supremacía mundial de su moneda.
Ante escenarios de incertidumbre, los inversores buscan refugiarse en activos que mantengan su valor. Ese papel venía jugando el bono norteamericano que, al ser más demandado, sube su precio. Pero en los días previos a los aranceles de Trump ya estaba en baja: los inversionistas y los gobiernos –que tienen en su poder el 33% de la deuda norteamericana– los estaban vendiendo para tomar otras posiciones: oro e incluso bonos soberanos de otros países.
Para sus políticas de reindustrialización nacional y aumento de sus exportaciones, cualquier país necesita que su propia moneda sea barata: Trump también y por tanto cuestiona Jerome Powell, titular de la Reserva Federal (FED) que no baja la tasa de interés. Pero Powell mira la otra escala: el dólar como reserva de valor y su deuda –el bono– como sustento del mercado financiero global. Y puja contra Trump entonces porque los aranceles comerciales debilitan el precio de su divisa.
Los datos del mercado están indicando que, sin solución de continuidad, una cosa lleva a la otra. Y lo concreto es la lenta continua tendencia a la desdolarización: está perdiendo su papel central porque empieza a comerse a sí mismo. “Sería como perder una guerra mundial”, dijo también Trump.