E
n la editorial de su programa “Odisea Argentina”, hace unas semanas Carlos Pagni abordaba el fallo de la jueza norteamericana, Loretta Preska, contra la expropiación de YPF. Allí mencionó la “obsesión” del ex presidente Néstor Kirchner por tener una empresa energética “conveniente a sus políticas”.
Como prueba de la misma, Pagni mostró una fotografía de Kirchner junto al también fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, en donde se los ve ante un mapa del continente sudamericano, trazando una ruta energética desde Venezuela hasta Argentina. Se trata del abandonado proyecto del “Gran Gasoducto del Sur”, proyectado junto con Brasil en enero de 2006.
Para Pagni se trató de “un gasoducto fantástico […] que iba en línea recta desde la faja del Orinoco, es decir la zona más rica en petróleo de Venezuela, a Buenos Aires, atravesando todas las geografías de América del Sur. No sé cuánto hubiera llevado construir este gasoducto imaginario…”.
Contrariando la opinión del periodista, en el mundo existen más de 900.000 kilómetros de gasoductos operativos. Ninguno imaginario. Por caso el Nord Stream 2, que unía Rusia con Alemania, pasando por tierra y por mar, implicaba 1.2000 kilómetros. Otro ejemplo, más ‘fantástico’ es el llamado “Corredor Sur”, un conjunto de diferentes proyectos que va desde Italia, pasa por Albania, Grecia, Turquía, Georgia hasta Azerbayán.
El delirio, para Pagni y los suyos, es el esquema que busca el abastecimiento interno para tener energía y recursos de manera rápida y eficiente. Como se ve en la primera imagen, un trazado vertical. Lo opuesto –lo que él no cuestiona como delirante– es el esquema horizontal: del interior hacia los puertos. Que en Argentina está representado por la vía férrea que construyó el proyecto agroexportador liberal triufante entonces, liderado por Mitre (también fundador del medio desde el cual editorializa Pagni hoy).