Que Macri haya ganado en Río Cuarto y en la provincia de Córdoba no significa que este territorio mediterráneo esté blindado contra la pobreza que provocaron las políticas de Cambiemos desde el primer día de la actual gestión.
Esto parece no haberlo advertido el gobierno municipal que se empeña en adecuar toda su política al Presupuesto Participativo, herramienta que pretende imponer como modelo de gestión.
En tiempos de una feroz crisis donde un presidente enojado dejó correr el precio del dólar y empobreció a varios millones de argentinos de un día para otro y causó zozobra en toda la población, Llamosas mantiene su agenda de buenas noticias.
La crisis es de tal profundidad que el pensamiento que atraviesa la población es saber si Macri llega a octubre. Y los padecimientos del emprobrecimiento masivo en esta ciudad son tremendos: falta alimentos en cientos de familias que hacen cola por un plato de comida, falta gas para hacer la comida o para calentarse, falta atención de salud, falta trabajo, hay violencia intrafamiliar, abusos, alcohol, sustancias. Sólo hace falta pararse un rato en la puerta de Promoción Social y hablar con quienes llegan al lugar o ir a alguno de los 200 merenderos que hay en la ciudad para verificar que hay hambre, necesidades básicas insatisfechas. Y que el caótico barro en el que se mueven esos cuerpos en pena no los dejará escapar sólo con un plato de comida. La inercia de la exclusión lleva a que haya numerosos problemas de salud de niñas y niños de los que ni siquiera el Estado está enterado. A veces llegan a golpear las puertas de las oficinas pero la burocracia, la falta de un seguimiento cercano y la inexistencia de respuestas los devuelven a sus casas con las manos vacías y comienza una estancia sin fin, esperando. O ni siquiera esperando, simplemente a la deriva.
Las escuálidas bolsas de alimentos, la única garrafa por mes que aporta el municipio a las familias más necesitadas, el pollo o los cortes de carne son una aspirina para el drama social que subyace en el Imperio. Y la tarjeta social de mil pesos de la Provincia, una burla.
El gobierno, que aún no ha nombrado secretario de Promoción Social, debería revisar sus políticas sociales, enfocarse decididamente en quiénes más necesitan y promover acciones de la envergadura que requiere semejante pauperización sufrida en los últimos años.