La transformación capitalista de los últimos 50 años cambió radicalmente todo: no solo las formas del trabajo sino, fundamentalmente, la garantía de derechos sociales históricos al punto tal que el porcentaje de trabajadores registrados es cada vez más reducido. De allí en más es que aparecen todas las condiciones laborales actuales, informales, eventuales, por cuenta propia, sin patrones y, con ellas, se esparcen por todo el pueblo las consecuencias de precariedad y pobreza que todos ya conocemos.
En ese marco es que nuestras organizaciones, las sindicales, fueron perdiendo la centralidad de otra época. Y como están hoy, y por si solas, no alcanzan a expresar ni a resolver la problemática social en su conjunto.
Es importante mantener viva nuestra memoria y nuestros grandes hitos, como la huelga general de 1936, el 17 de octubre del ’45, la resistencia peronista, los programas de La Falda, de Huerta Grande, del 1º de mayo de 1968, el Cordobazo y los Rosariazos, las grandes huelgas del ’75 o los 26 puntos de Saúl Ubaldini.

Pero más importante aún que ponerlos como galardones de viejas épocas, es aprender de ellos. Aprender que la iniciativa de hacerlos fue lo que nos permitió abrir las puertas hacia a una Nación diferente para todos. Aprender que la irrupción de la clase trabajadora como sujeto político fue la que ordenó el escenario y convocó al resto de los sectores a tomar decisiones pero en ese marco, en el de la garantía de derechos, de condiciones de vida y de desarrollos productivos centrados en el bienestar del pueblo.
Desde hace un tiempo, distintas regionales de CGT del interior venimos haciendo plenarios y dando discusiones de alto contenido, dando los primeros pasos y reconociendo que aun entre las variadas geografías de los participantes, las necesidades son las mismas.
Podemos avanzar ahora en clarificar el interés común que tenemos para que las necesidades que padecemos empiecen a dejar de serlo: la unidad programática y la organización que se deriva de ella para anteponer nuestros intereses y darle dirección a la lucha central del conjunto del pueblo.
Por esto, hoy festejamos este plenario y seguimos luchando con la satisfacción histórica de saber que estamos haciendo el camino para que nuestra clase retome la iniciativa política albergando en su alrededor al conjunto del pueblo y dando lugar a la alianza social que necesitamos, la alianza popular que luche en conjunto por las cuestiones más básicas pero más elementales: nuestras condiciones materiales de vida.

Ese es nuestro programa común para este período, en el que está visto que los de arriba especulan entre sí y hacen caer todo el fardo de su crisis nuevamente sobre las espaldas de los de abajo.
El punto principal este programa es que la deuda no la vamos a pagar nosotros, el pueblo trabajador, ni directa ni indirectamente. No la tomamos nosotros ni tampoco fueron para nosotros sus supuestos beneficios.
Como a otro conjunto de argentinos, nos interesa que se imparta Justicia. Pero la única justicia que conocemos y reconocemos los hombres y mujeres que vivimos de nuestro trabajo, es la Justicia Social.
Lo más político que podemos hacer hoy es luchar en conjunto y al mismo tiempo por nuestras condiciones de vida: por salarios e ingresos, por servicios públicos esenciales para vivir, por políticas públicas de salud, educación y vivienda.
No son principios ideológicos, ni de derecha ni de izquierda, ni de uno u otro lado de la llamada grieta. Esas cuestiones nos las hacen aparecer para que no veamos lo que tenemos en común, lo que indefectiblemente ya nos une y que debemos ahora poder comenzar a expresar para esta Nación tenga algún sentido y algún destino posible.
Por eso, a 40 años de la gran movilización por PAZ, PAN Y TRABAJO, hoy más que nunca el plenario de Regionales de CGT debe pasar a la planificación para la acción directa, porque como lo dijo en su momento el compañero Saúl Ubaldini, “cuando se quiere luchar, siempre hay alternativa”.

Recuperar la centralidad en la puja de intereses en la que está sumergida la Nación, es tener la determinación y la capacidad de acción para cambiar esa situación y anteponer el escenario principal de los intereses populares, de modo tal que solo en ese marco y a partir de ese marco, se delineen las políticas correspondientes y participen el resto de los sectores económicos de la sociedad.
La clase trabajadora está llamada nuevamente a cumplir este papel en la historia.
Primero los últimos!
Viva los que se organizan para esa lucha!!!!
*Banco de imágenes de Radio Gráfica