L
a pelea por la rentabilidad de las distintas fracciones empresarias tensiona y hace política un conjunto de disputas. Pero en esas peleas hay puntos en común. Porque en el fondo, como la pelea es por el mismo hueso, no se pone en discusión ese objeto en particular.
Es por eso que hace algunos años, los funcionarios de Economía incluso de gobiernos de distinto signo, proponen que la salida es agrandar el mercado de capitales. Desde propuestas para federalizarlo, hasta incluir a organizaciones sociales sin fines de lucro al esquema de endeudamiento. Para las pymes también. Todos adentro de este mercado para financiarse. Desde obligaciones negociables hasta cheques, pasando por distintos instrumentos. Todos necesitan de esta nafta para que sus motores enciendan.
Bajo este esquema, del capital empresario, es que se ordena el conjunto de las políticas públicas. Las reservas en el Banco Central y el conjunto del endeudamiento vía letras en pesos no es precisamente para resolver el problema de acceso a la vivienda, los bajos salarios o la política social. Eso más bien es un gasto sobrante que hay que recortar, al decir del FMI. La liquidez es para seguir inyectando dinero en los circuitos empresarios y así -vía deuda- seguir apalancando su acumulación. Es su punto en común. Y es su mercado.