E
l gobierno nacional y su enfrentamiento a los gobernadores y diputados es solo la expresión actual del conflicto principal. Las fracciones empresarias, en sus variadas escalas, coinciden en un punto: bajar el costo laboral es una medida que permite compensar su caída en su rentabilidad.
Pero también no coinciden en otros. Y es que el ajuste extremo hace perder rentabilidad a aquellos sectores más asentados en el mercado interno.
Esa es la pelea principal que hoy libran, en el país, los distintos grupos empresarios. No es casual que en provincias como Córdoba y Santa Fe, automotrices y autopartistas están en alerta por la situación de importaciones, suspensión de turnos y ventas a la baja.
De formas se habla mucho. Y de valores y ética también. Pero lo principal pasa, en el mundo y en Argentina, por la disputa empresarial en torno a la rentabilidad. Cada vez, la pelea se profundiza y se hace más álgida. El gobierno pretende avanzar, ahora con su DNU, en su plan desregulador y privatizador, con más ajuste al pueblo y aumento de precios.
Lo dejó claro el propio Caputo cuando remarcó que el ajuste, más allá de la ley, está garantizado. De este lado, se abre una oportunidad para profundizar un plan de lucha que vuelva a poner en el tapete la necesidad de que ningún laburante esté por debajo de la línea de pobreza.