La cadena del agro no está actuando como el gobierno esperaba: los productores no venden todo lo que cosechan y las exportadoras no liquidan todas las divisas que obtienen con la venta al exterior. A ambos, el gobierno de La Libertad Avanza les ofrece cambios normativos favorables para la explotación de su actividad. Y lo apoyan. Pero no sucede lo mismo con la variable más importante: un precio del dólar que sea óptimo a los fines de la rentabilidad del negocio de cada uno.
Fernando Rivara, de los acopiadores, fue durísimo en la apertura de A Todo Trigo: "En el campo no hay más plata, miran para otro lado", le contestó al gobierno de Mileihttps://t.co/sgMhN4YskP
— bichosdecampo (@BichosdeCampo) May 9, 2024
Hay un conflicto entre ellos al respecto. Tanto, que para Horacio Rovelli como para Carlos Melconián -ambos economistas pero de distinto palo partidario-, el plan de estabilización de la economía del ministro Luis ‘Toto’ Caputo y su socio Santiago Bausili, puesto en el Banco Central, no es tal.
Y así están. La Bolsa de Cereales, la Bolsa de Comercio, la Cámara de Comercio Exterior, la Sociedad Rural (SRA), la Confederación Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (CARTEZ), la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Federación Agraria Argentina (FAA), todas de la provincia de Córdoba, pidieron a los Senadores que aprueben sin dilaciones la Ley Bases. “No solo son necesarias las herramientas que promueve en aspectos fiscales, económicos, regulatorios y administrativos”, dice el comunicado que circularon el domingo pasado. “Su aprobación es una también una muestra de confianza (…) que permita reconstruir la confianza y credibilidad de nuestro país”.
En simultáneo, la Federación de Acopiadores expuso la controversia. “La exportación ha roto una norma histórica: que el exportador siempre pagaba con el tipo de cambio que cobraba”, dijo Fernando Rivara, presidente de esa entidad, en la apertura del 12° Congreso A todo trigo, que ellos mismos organizan desde hace 20 años. “Desde diciembre hasta acá -siguió- ese sector se ha apropiado de una renta que no le corresponde. Es inadmisible”. La referencia temporal orienta el destinatario del reclamo, porque la disputa entre sectores se manifiesta por intermedio de la política que adopte el gobierno.
El planteo no es nuevo. A mediados de abril lo expusieron el Centro de Acopiadores de Cereales y Oleaginosas de Santa Fe, la Sociedad Gremial de Acopiadores de Granos de Rosario y la Sociedad Rural de Rosario y pidieron correcciones en la política nacional. Pasa que desde febrero, las corporaciones que comercian granos y derivados hacia el exterior -dueñas incluso de los puertos sobre la ribera del Río Paraná- les compraron la cosecha con el dólar divisa del Banco Nación y liquidan la operación de comercio exterior con un dólar financiero. Fueron las Bolsas de Cereales y Comercio de Bahía Blanca, Córdoba, Chaco, Entre Ríos, Rosario y Santa Fe las que aceptaron como válido el índice de “dólar exportación” diseñado por Matba Rofex –que ya venía usando la Bolsa de Cereales de Buenos Aires– para que dicha referencia sea aplicable a nivel nacional al momento de confeccionar contratos.
El secretario de Planeamiento y Gestión para el Desarrollo Productivo de la Nación, Juan Pazo, expuso el mismo jueves 9 de mayo en ese Congreso realizado en el Sheraton de Mar del Plata. Desde el auditorio le preguntaron si el gobierno tenía esbozado hacia dónde quería llevar al sector agropecuario o si solo iban darle libertad al mercado para que resuelva (ver video). Tomaron nota que el mercado no es neutro ni invisible.
Sintonía fina
“Tengan paciencia muchachos”, les pidió Juan Pazo en Mar del Plata y entró firme al round marcando una diferencia de fondo con los gobiernos anteriores. “Nuestro programa se basa en generar competitividad sistémica. Se acabaron las devaluaciones para generar competitividad por un ratito bajando salarios”, aseguró.
Mientras tanto, el ministro Caputo les permitía a las dueñas del comercio exterior, exportar todo lo que quieran. El 10 de mayo firmó la resolución 302/2024 eliminando el piso de granos y derivados que deben permanecer en el mercado interno para cubrir necesidades de producción y consumo. La ayudita incrementa el volumen de su negocio, suponiendo que así van a entregar los dólares.
Pasa que de enero a abril, ingresaron solo 6.000 millones dólares por liquidación de exportaciones: la mitad que en los mismos 4 meses de 2022, año de exportaciones récord. Los datos los ofrece el propio Centro de Exportadores de Cereales (CEC). Así presionan Cargill, COFCO, Viterra, Bunge, ADM, Dreyfus, AGD, ACA, Molinos Agro, Amaggi, CHS.
Pero también sabe cuál es la evaluación de los productores: no es conveniente sacar los granos de los silos y cambiarlos por billetes.
Pazo quiso empatizar con el público del evento triguero. “Ustedes se preguntarán si es sostenible la apreciación real del tipo de cambio. Nosotros creemos que sí”, les dijo. Pero agregó: “Si se mantienen el ancla fiscal y monetaria” -pilares del plan-, “y si se siguen haciendo los deberes”. De por sí, entonces no hay garantías. Todo “eso requiere sintonía fina y estabilizar la macro”, señaló el funcionario que también es productor pero que les estaba hablando a sus pares desde otro lugar.
Volvió a ceñirse entonces al esquema original. ¿Qué es competitividad sistémica? “Baja de impuestos, baja del costo de capital, de la inflación y de algunas distorsiones como el fobbing”, al que había hecho referencia el dueño de casa en la apertura del evento.
Fobbing: dícese de hacer una diferencia entre el precio de un producto en puerta de planta (precio FAS, llamado también interno) y el precio on board (precio FOB, sobre el buque que lo transporta a otro puerto). Una empresa exportadora basa su negocio en comprar grano en condición FAS y venderlo en condición FOB.
Ahora, la macro. “Para bajar impuestos de manera sostenible -siguió narrando- hay que consolidar el ancla fiscal”. O sea, subir las reservas y para ello, aumentar la recaudación. Y si resulta así, “la tasa de interés posiblemente le gane al dólar y sea más conveniente invertir en pesos en Argentina que esperar una apreciación por un salto devaluatorio”.
Entonces, sobre sostener el tipo de cambio y no devaluar “creemos que sí” -dijo antes-, “posiblemente” -afirmó después-… si ustedes liquidan divisas. Pazo les está pidiendo en concreto que lo hagan y ahora. Porque después -“si se mantiene el ancla fiscal y monetaria y se siguen haciendo los deberes”- el dólar va a bajar (no a subir) y será más beneficioso invertir en pesos. Más que administrador de la cosa pública parecía un asesor financiero privado. No dijo: ‘vendan porque lo necesitamos para el desarrollo del mercado interno’ sino ‘vendan hoy porque mañana baja’. ¿Si? ¿A cuánto? ¿Por qué?
Porque en los papeles, “el tipo de cambio real a precio de hoy está en 870 pesos. En los momentos de crisis, estuvo más cerca de 1.200 pesos y en los momentos de confianza más cerca de los 550 o 570 pesos”, explicó. Hoy partimos de niveles mucho más cercanos a los de crisis y -largó con el modo condicional otra vez-, “si se mantienen las anclas del programa macro y se siguen haciendo los deberes, es lógico esperar que se aprecie hacia los niveles del momento de confianza”.
Muy lógico. Una tautología: no va a haber devaluación porque todos van poner sus dólares y va a bajar a 600 pesos, así que pongan los suyos. La tribuna seguía disconforme con lo que escuchaba.
Acorralados por el dólar
En concreto, lo que necesita el sector público y el sector privado son dólares. Y cada uno intenta resolver su problema en el otro porque todos están sometidos, de una manera o de otra, al estado del arte: el condicionamiento que impone la Reserva Federal (FED) de EEUU a todo el mundo con su política de guerra de centralización monetaria.
“Una de las principales cosas que me asombra del momento actual es la falta de vinculación entre lo que ocurre en el mundo y lo que ocurre día a día acá, como si estuviéramos colgados en otro planeta”. Lo apuntó la socióloga e investigadora Mónica Peralta Ramos en una entrevista con este medio a días de la segunda vuelta electoral de noviembre de 2023, habiendo escuchado no sólo las propuestas de gobierno de los candidatos aun en danza -Javier Milei y Sergio Massa- sino los análisis y argumentaciones de las fuerzas políticas que los encumbraron. “Somos la segunda reserva mundial de gas pero permanecemos acorralados por el dólar. La esencia de geopolítica actual está invisible, no se discute ni en la campaña electoral, ni en otro lado”. Por entonces, no. Ahora tampoco: la oposición progresista se está oponiendo a la mala gestión de este gobierno pero no a lo sustancial. Quiere corregirla y que le vaya bien.
Y acá estamos. La gobernabilidad de la Libertad Avanza también pende de estas tensiones estructurales. La FED no baja la tasa de interés de referencia, que sigue en 5,5% (la más alta en los últimos 23 años) y los precios de insumos o bienes intermedios y los costos de financiamiento -todos dolarizados de hecho-, acá son más caros. De eso se tienen que proteger los que producen.
Además, los activos financieros en dólares son más atractivos que los nominados en cualquier otra moneda o en cualquier otro mercado, incluso en Alemania o en China. Los llamados “inversores” presionan acá para que les den algo que rinda más. Si no, se van de golpe para allá. Acá ocurriría lo de siempre: corrida cambiaria y devaluación.
Pasó por ejemplo en octubre de 2020, con Martín Guzmán en el Ministerio de Economía. Para que renueven su tenencia de bonos nacionales les armó un paquete mejor: títulos de deuda en pesos que ajustan su precio a una tasa de interés fija más la variación del dólar oficial del período.
La política de guerra de las potencias es la centralización monetaria que opera de diversos modos: succión de capitales (que emigraron al algun mercado del mundo a invertir, ahora desarman sus tenencias y las arman allá en el Norte) o externalización (inversores o ahorristas locales pasan sus tenencias a la divisa fuerte). Jeremy Powell, titular de la FED, consideró a principios de mayo que la tasa de interés estaba siendo lo suficientemente restrictiva y que los mercados emergentes se habían acoplado muy bien a esa política.
Más allá de Milei mismo, el colonialismo del dólar avanza así mucho más concretamente sobre este territorio colmado de minerales, gas y granos. Con Milei y su Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), lo legaliza. Es el punto de partida para su libertad, no la de los argentinos.
El periodista Leonardo Renou expuso en Página/12 que Karina Milei, la secretaria de la Presidencia y hermana del mandatario, viene evaluando que Toto Caputo no está cumpliendo la misión para la que fue convocado: no consigue divisas (aumentar los ingresos) y el superávit que muestra es sólo a costa de postergar el pago de deudas como a CAMMESA y las constructoras de las obras públicas. A todos les ofrece canjear pesos en mano por bonos en moneda extranjera: está dolarizando los pasivos, es decir, el futuro.
Sin raspar mucho, se nota que fue convocado por los fondos globales a pelear por ocupar ese lugar y ejecutar un plan cuya escala y cuyo mercado es global. Y este resultado catastrófico para los actores nacionales, entonces, puede que sea su objetivo.
Rovelli dice que el plan de estabilización económica fracasó. Sí, y lo están haciendo saber las industrias que integran la Unión Industrial Argentina, las pymes y los asalariados para quienes la economía nacional es un fin en sí mismo: todos viven acá. Para los globales, es sólo un medio. Y el Toto va haciendo que las variables sean estables para su economía.
Acá, la línea de acciones en ese sólo sentido desde diciembre de 2023 y el contrapunto de festejos y cuestionamientos desatados.
Hasta el economista Carlos Rodríguez, funcionario de Economía de Carlos Menem en la década neoliberal de 1990, lo dijo sin pelos en la lengua hace ya dos meses en la pantalla de LN+: “El sector financiero está bailando en dos patas, arriba de la mesa y festejando con champagne”.
Cómo si no, si hasta la deuda en pesos del Banco Central con los bancos nacionales por los llamados pasivos financieros está siendo convertida en deuda del Estado nacional, expuesta al mercado global como bonos en dólares y legislación extranjera. Del mismo modo le quieren pagar a generadoras eléctricas privatizadas y ellas -Tenaris, Central Puerto y Pampa Energía-, lo rechazan.
Intereses materiales, no ideología
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, la campaña agrícola actual resultará 85% superior a la de 2023 (año de sequía) cosechando 121,5 millones de toneladas entre trigo maíz y soja. ¿Dónde iremos a parar?
Los desacuerdos y rechazos cosechados por el gobierno, subieron de escala en la Federación de Centros de Acopio, que nuclea 18 asociados e integra 1.000 empresas de la actividad. Lo dijeron a viva voz en la apertura de la jornada de Mar del Plata y lo ratificó al cierre de la misma el intérprete que ocupo el atril: Carlos Melconian, ex funcionario de Mauricio Macri en Banco Nación.
https://www.twitter.com/Acopiadores/status/1789041000951742628
”Hay olor a atraso cambiario para este sector”, dijo para su tribuna. Y para responder cada uno de los planteos realizado allí por Pazo, utilizó hasta las mismas consideraciones de la CGT y las dos CTA con respecto a lo que Milei presenta un éxito de sus primeros meses de gobierno: “Las reservas subieron postergando pagos de importaciones, con 50% de licuación, 30% de motosierra y 20% de pedal”.
Consideró que “la inflación está bajando por ese plan de seca monetaria” y aseguró que así “va a ir a un dígito duradero”. “Claro, no le pagaron a nadie, así la baja cualquiera”, había señalado hace dos meses otro menemista, Rodríguez. “Hay una recesión de la Madonna en el sector real, esa es la triste realidad”, le comentó al presentador de noticias oficiales, Eduardo Feimann. Rodríguez era asesor de Milei hasta días antes de asumir. Toto y su sector lo desplazaron y ocuparon su lugar.
“El plan es de apriete fiscal y monetario”, concluyó Melconian en “A todo Trigo”. Con el “te seco a como venga, el resultado puede no ser la cura”. Por el contrario, “pueden no arreglar el desarreglo de precios relativos, puede terminar con el nivel de actividad en la paz de los cementerios y puede entrar en algún esquema de atraso cambiario, en el camino de bajar la tasa de inflación”.
Mientras tanto, el Indice de Precios acumula 289,4% en un año y el 51% de la población es pobre: trabaja cada vez más sin poder comprar lo básico para vivir.
¿Quién se ocupa de ese precio relativo vital?