Un estudio del Centro de Investigación Chino Latinoamericano señala que, entre 2000 y 2023, el Estado chino ha participado directa o indirectamente en 147 proyectos de inversión en la región andina de América Latina, sobre todo en los sectores energéticos y mineros: 41 en Ecuador, 34 en Perú, 30 en Bolivia, 22 en Colombia y 20 en Venezuela. China National Petroleum Corporation (CNPC) y China National Machinery Industry Corporation (Sinomach), dedicada a obras de infraestructura son las empresas estatales líderes en la ejecución de las actividades. La banca estatal, el principal financista.
En 23 años, China desplegó 46.000 millones de dólares de los cuales el 66% fue a Perú y Venezuela (17.500 millones y 12.840 millones de dólares respectivamente). La cifra equivale al 1,1% de su PBI: 4,17 billones de dólares, informado en marzo por la Oficina Nacional de Estadísticas, 5,3% superior al del año anterior tal como se lo planteó el gobierno de la República Popular. En igual proporción había engordado ya a lo largo de todo 2023.
Según el FMI, el resto del mundo va al revés. Estima que el PBI global crecerá 3,2% este año. Pero en las economías avanzadas como EEUU y las de Europa sería +1,7% y en las emergentes +4,2%. Aun así, China (con datos del primer trimestre del año) se encuentra nuevamente en una tendencia de enfriamiento también.
La producción industrial aumentó un 4,5% anual pero debajo del 7% registrado en enero y febrero. Las ventas minoristas crecieron 3,1%, menos que el 5,5% de los dos primeros meses. Las inversiones de capital fijo en promedio crecieron 4,5%, por encima del 4,3% de enero-febrero. El desglose muestra otra cosa: el desembolso de capital en infraestructura subió un 6,5% y 9,9% en industria de la manufactura pero en bienes raíces fue 9,5% para atrás. China es sede de las plantas industriales privadas de los más grandes del mundo, que venden su producción principalmente al resto del mundo.
América latina es clave
En ese contexto de desaceleración económica global, el embajador chino en Colombia, Zhu Jingyang, apuntó que “el mundo está atravesando un proceso de relocalización más allá de los ruidos políticos o geopolíticos” que abren oportunidades para las inversiones y los negocios. Latinoamérica es un foco clave, agregó: “Hay grandes recursos, tanto naturales como humanos, y grandes mercados”.
En la entrevista con la agencia Bloomberg, hizo hincapié entonces en que “hay que evitar levantar barreras de manera abusiva, caprichosa, artificial, porque esto va a perjudicar a todos”. Lo dijo apuntando contra “un pequeño grupo de países que siente se en condición de dictar reglas a los demás”. Es decir, sus competidores.
En 2023 la Comunidad Andina de Naciones (CAN) que conforman Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia exportó bienes por 153.451 millones de dólares: el 19,7% fueron ventas a China, 19,5% a EEUU y 11,9% a la Unión Europea. Los productos que más salen son aceites crudos de petróleo (13%), minerales de cobre (12%), oro en bruto para uso no monetario (10%), hulla bituminosa (5%), plátanos frescos (3%).
Casi en espejo, de EEUU llega el 22,7% de las importaciones, 22,4% de China, 13,1 de la UE y 6,9% de Brasil. ¿Qué compran afuera? Gasoil, aceites livianos de petróleo o de mineral bituminoso, gasolinas para motores de aviación, aviones y aeronaves, aceites crudos de petróleo, teléfonos móviles, maíz amarillo duro no para siembre.
Los proyectos chinos
El 68% de los proyectos ejecutados en la Región Andina está a cargo de subsidiarias constituidas en formas asociada por las estatales chinas. Es el caso de las ecuatorianas Andes Petroleum y PetroOriental, propiedad de CNPC y China Petroleum & Chemical Corporation (SINOPEC). Así pueden “gestionar los proyectos con una mayor flexibilidad y adaptándose a las condiciones locales”, explica el informe cuyo orientado es justamente a «la identificación y el rastreo de los proyectos realizados por los principales holdings estatales chinos que responden de manera evidente a los lineamientos de la estrategia de inserción económica y política de la República Popular China (RPCh) en la región.»
En el 13% de los proyectos, opera una firma privada comprada. Es el caso de la portuguesa Mota Engil, que realiza obras de infraestructura en todo el continente y que desde 2021 es controlada con el 32% de las acciones por China Communications Construction Company (CCCC). Una subsidiaria suya, China Harbour Engineering Company (CHEC), trabaja en Colombia en la construcción de la Autopista al Mar y del Metro de Bogotá.
Solo en el 18% la titular es la empresa madre. “Es fácil pasar por alto o desconocer la presencia de empresas chinas en proyectos regionales si no se consideran estos datos”, detalla el estudio.
El origen de los fondos es también oriental. Fundamentalmente, créditos del Banco de Exportación e Importación (Exim Bank) y del Banco de Desarrollo, ambos fundadas en 1994 y dependientes del Consejo de Estado. Solo en Bolivia, Colombia y Perú -dice el preocupado Centro de Investigación- las fuentes son más diversificadas y así “aseguran una mayor independencia”.
El 40% del capital desembolsado entre esos años fue al sector de petróleo y gas: 17.871 millones de dólares de los cuales el 87% corresponde a la actividad de la energética CNPC. El otro 60% se repartió entre infraestructural ferroviaria, vial y eléctrica.
Las empresas chinas
Sinomach está en el 27% de los 147 proyectos, con mayor presencia en Ecuador. Con más de 120.000 empleados en total, en China es el principal fabricante de maquinaria y herramientas y 24° en el ranking de comercio exterior. En el mundo, figura en el puesto 35 entre las contratistas internacionales. Le sigue CCCC con tiene 27 proyectos (18%), principalmente en Perú y Bolivia. También participan China Railway Construction Corporation (CRCC), China Railway Group Limited (CREC). Además de CNPC y Sinopec, en la extracción de petróleo, gas y minerales se destacan también China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) y Zijin Mining Group (minera de oro y cobre que con su subsidiaria argentina Liex SA explota en Catamarca el proyecto Tres Quebadas para producir carbonato de litio).
El libre mercado global
Lo que China está impulsando es la adhesión a la Franja y la Ruta de la Seda (One Belt, One Road, en inglés), una plataforma de cooperación para inversión en infraestructura anunciada en 2013 por el primer mandatario Xi Jinping e incorporada en la constitución del país en 2017. En la actualidad son 152 países firmantes de los cuales 22 son latinoamericanos. En carpeta está Colombia. Gustavo Petro, su presidente desde 2022 estuvo en octubre pasado en Pekín e inició el trámite. El embajador Zhu ratificó que “estamos en condición de apoyar todas las prioridades del gobierno actual”.
Cierre moño: “Si mantenemos unas cadenas globales de suministro de producción fluida, sin interrupción, todos los países se van a beneficiar de esta cooperación porque prácticamente la asignación de los recursos de la factoría, según la regla del mercado, es lo que mayor beneficio trae para todos”, subrayó el chino.