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a medida reciente del Gobierno nacional de reducir programas de Ciencia y Tecnología no deja de ser una de las tantas políticas que el Ejecutivo viene desarrollando en contra de algunos pilares históricos vinculados a este territorio que habitamos.
Privatizar todo lo que se pueda, mercantilizar lo poco que aún no está a merced del capital, desregular la mayor cantidad de normativas posibles y ajustar el bolsillo de los trabajadores; no es sino dar las máximas condiciones para el negocio del gran capital a escala global.
Hasta para comer aún poco –lo revela el IETSE-, las familias argentinas se endeudan para financiar ese plato de comido.
Todo tiene que entrar en las arcas de ese mercado mundial del que tanto pregonan que nos salvará. Pero ese mercado, en la actualidad, opera con niveles de endeudamiento altísimos. Así, todos y todo, desde el que compra polenta hasta el municipio que hace una calle o la empresa mediana que compra un bien de capital, se sumergen en ese mar de liquidez a “tasas competitivas”.
Esa es la magnitud económica que, convertida en políticas de gobierno, se enfrenta el pueblo argentino. *No alcanza solo con repudiar y denunciar lo que se está haciendo. Se requiere crear mayor grado de luchas para estar a la altura de estos tiempos.
Fácil no será, pero tampoco imposible siempre y cuando haya iniciativa.