El Gobierno federal está haciendo todo lo posible para continuar garantizando la seguridad del suministro” de gas, dijo el ministro de Economía y Acción Climática, Robert Habeck, asumiendo que la escasez de energía y los altos costos que implican reemplazar las importaciones de gas ruso por el de otros países, «no son fluctuaciones que el mercado pueda digerir fácilmente».
Así, dio a conocer este miércoles la aplicación de una nueva tasa de compensación en la factura que pagan los hogares y las empresas. Tal como lo había anunciado una semana antes el jefe de gobierno Olaf Scholz, del Partido Social Demócrata, los beneficiarios de este aporte de los consumidores serán las empresas de suministro de energía que enfrentan mayores costos de importación con el objetivo de que no se declaren insolventes.
El antecedente es lo sucedido con Uniper, el principal cliente extranjero de la estatal rusa Gazprom, de la que dependen las empresas de servicios públicos y proveedores municipales de Alemania. Desde mediados de junio Gazprom le bombea un 60% menos. El 8 de julio pidió “presentó al gobierno alemán una solicitud de apoyo financiero en el marco de Ley de Seguridad Energética (EnSiG)”. El objetivo es “poner fin a la acumulación actual de pérdidas significativas, satisfacer las necesidades de liquidez y proteger la calificación crediticia”, explicó la empresa.
Ahora Uniper, cuyo principal accionista es la finlandesa Fortum, recibirá un crédito del Banco de Desarrollo del Estado (KFW), que data de 1948 como instrumento del Plan Marshall de posguerra. La línea de crédito será de “hasta 7.700 millones de euros (7.821 millones de dólares)”, con una parte de la cual el gobierno comprará el 30% de las acciones inyectando directamente 267 millones de euros (271 millones de dólares) al capital de la compañía.
El gobierno de Finlandia es propiataria del 50% de Fortum. Fortum a su vez se hizo del control de Uniper en 2018 comprando la mitad del paquete accionaria a la generadora y distribuidora eléctrica alemana E.ON.
La decisión de dejar de depender energéticamente de Rusia fue tomada por el gobierno de la Unión Europea empujada por EEUU, tras el inicio de los enfrentamientos militares en suelo de Ucrania.
Este martes lo ratificaron en la reunión de ministros de Economía de la UE realizada en Bruselas. El Acuerdo Energético Europeo implica que todos los países deberán reducir en un 15% el consumo de gas pidiendo a sus ciudadanos que consuman menos. “Una estrategia colectiva”, dijo el alemán Habeck, que mantiene unida a Europa. “Ni Putin ni nadie lograrán dividirnos”, agregó.
“Eso es lo que está en juego”, ratificó a su lado la ministra francesa de Finanzas. “Nuestras cadenas de producción no son independientes, las dificultades con productos químicos en Alemania podrían paralizar toda la industria europea”, ejemplificó.
Pero no todos acuerdan con hacer sacrificios para que otros tengan gas en este invierno. Hungría y Polonia, por ejemplo, votaron en contra. La primera, ya firmó un acuerdo exclusivo con Rusia. La segunda dijo, por intermedio de su ministra de Energía, Anna Moskwa, que “la seguridad energética es responsabilidad de los gobiernos nacionales”.
Al día siguiente de esta Cumbre, Gazprom ejecutó lo que había informado días antes: redujo al 20% el volumen de gas que bombea a Europa a través del gasoducto Nord Stream 1 que llega directamente a Alemania.
La portavoz gubernamental, Christiane Hoffmann, señaló que han puesto en marcha muchas medidas para diversificar la infraestructura energética y reducir el consumo. Una de ellas es la anunciada tasa que se aplicará entre octubre de 2022 y 2024.
Aún no se ha fijado su valor pues “dependerá de lo piden los importadores de gas”, dijo Habeck, que participa de la coalición de gobierno por el Partido Verde. Pero anticipó que el rango va de 1,5 y 5 céntimos de euro por kilovatio/hora.
En los hogares, la boleta sumará cientos de euros.