Más de mil trabajadores marcharon por las calles de Lusaka, Zambia, para exigir la cancelación de la deuda soberana, de la fuga de capitales y de los flujos financieros ilícitos. El endeudamiento público de los países del continente africano suma 1,8 billones de dólares y promedia un 62% en relación al PBI, con picos de 187% en Sudán, 180% en Eritrea, 100% en Zambia y República del Congo. Los ingresos por exportación de recursos naturales se van en servicios de deuda.
“Stop the Bleeding” (Paremos la sangría) es la consigna de la campaña impulsada por la Confederación Sindical Internacional (CSI). El 21 de marzo tuvo lugar el encuentro de la regional africana, con la participación de delegados de 31 países, y allí se dio la manifestación.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) sostiene que los crecientes costos de la deuda están agotando recursos públicos, desconectándolos de las prioridades para el desarrollo africano. Y en su reporte de febrero pasado advierte sobre esta situación pero a escala mundial. “Con 8.000 millones de habitantes ya -dice- alrededor de 3.300 millones de personas viven en países que gastan más dinero en pagar intereses de sus deudas que en educación o salud”.
La deuda de los países de África equivale al 2% de la deuda de todos los estados del mundo: 87,3 billones de dólares en junio de 2023. El similar proporción queda su PBI con respecto al total mundial de 102,4 billones de dólares, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Se trata, sin más, de una economía ya ajustada: en ese continente viven 1.324 millones de personas que representa el 13% de la población mundial pero el 33% de la que vive en condiciones de pobreza.
“Los sindicatos están haciendo esta campaña porque con los recursos minerales que posee, África debería ser el continente más rico del mundo. Sin embargo, gracias a los flujos financieros ilícitos, no puede desarrollarse”, señaló Rose Omamo, presidenta interina de la CSI-África, durante la manifestación en Zambia.
En general, los países con ingreso per cápita bajo y medio-bajo (conocidos como mercados fronterizos) se endeudaron cuando las tasas de interés eran bajas y existía apetito por parte de inversionistas, dice el reporte 2024 de UNCTAD. En su informe a la Asamblea General de la ONU de julio de 2023, anticipaba el giro de la situación a partir de la política monetaria adoptada por los bancos centrales de los países desarrollados. Entre ellos, la Rerseva Federal de EEUU que en marzo de 2022 empezó a subir su tipo de interés oficial.
“Los países en desarrollo se enfrentaron a aumentos de los diferenciales de los bonos soberanos, salidas de capital, depreciaciones de las monedas, disminuciones de las reservas y rebajas de la calificación crediticia”, detallaba entonces.
Bajo estas nuevas condiciones, la UNCTAD asegura que están destinando hoy entre el 23% y el 13% de sus ingresos por exportaciones a pagar su deuda externa.
El Banco Mundial clasifica los países según el Ingreso Nacional Bruto per cápita: un indicador simplificado de desarrollo que permite comparar la capacidad económica disponible. En actualización de julio del año pasado fijo el rango entre altos y bajos ingresos: de 13.846 dólares o más, a 1.135 dólares o menos (ver gráfico). En África subsahariana el 46% de los países está por el suelo.
En los países de ingresos bajos y medianos, el 53% de la deuda soberana está en manos del sector privado . En los emergentes -sin considerar China-, el 60%.