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a economía alemana sigue debilitándose. Entre “una demanda interna y externa débil”, “los elevados precios de la energía” (sin acceder al gas ruso desde 2022), “la subida de los costos laborales y la excesiva burocracia”, apunta Ralph Solveen, del departamento de Investigación Económica del Commerzbank, “Alemania resulta menos atractiva como lugar de inversión” y lo que sucede ahora es que “la industria intenta contrarrestar la crisis con una mezcla de jornadas reducidas y recortes de plantilla”, señala Klaus Wohlrabe, investigador del Instituto Ifo, con sede en Múnich.
Las automotrices son un ejemplo: Ford Alemania anunció suprimir 2.900 puestos de trabajo de los 12.000 actuales. Y Volkswagen (VW) cierra tres plantas alemanas. Bosch, Continental y ZF Friedrichshafen, todos proveedores, copian el plan.
Este lunes, y por primera vez desde 2018, la IG Metall (Unión de Trabajadores del Metal) convocó a una medida de fuerza de alcance nacional en las 10 plantas de VW: alrededor de 100.000 trabajadores pararon la producción durante dos horas por turno.
Los directivos de VW dicen que no pueden competir con los precios de Tesla y los fabricantes chinos, ya que el software y la batería han pasado a ser decisivos en el costo de producción. Marc Schattenberg, economista de Deutsche Bank Research asegura que “los modelos de negocio que han tenido éxito en la industria durante muchas décadas están sufriendo presiones, en parte porque China, por ejemplo, está fabricando ella misma las máquinas que antes importaba de Alemania”.
Aun así, la empresa distribuyó en junio unos 4.500 millones de euros de utilidades entre sus accionistas y su proyección es terminar 2024 con un beneficio de 18.000 millones de euros, lo que implica cerrar tres plantas, reducir el personal (de 125.000 empleados) y bajar un 10% los salarios.
Para el sindicato, todo eso es lo que tienen que cambiar. “De lo contrario hoy es sólo el comienzo”, dijo Thorsten Gröger, de IG Metall, el mayor sindicato de Alemania y del mundo por cantidad de afiliados. Las paritarias están abiertas desde septiembre con una conciliación obligatoria que terminó justamente el primer día de diciembre. “VW incendió nuestros convenios colectivos” y ahora “arroja bidones de gasolina”, agregó durante la jornada de protesta.
Sus salidas
El economista de Deutsche Bank Research sostuvo que el giro alemán de exportador a importador muestra una crisis estructural que sólo podrá superarse con políticas focalizadas. “Hay que mejorar las condiciones en todos los ámbitos –señala Schattenberg– por ejemplo, mediante desgravaciones fiscales” a las empresas.
Además, agrega Solveen –especialista del otro banco, el Commerzbank–, “hay que reducir la burocracia y bajar los costes energéticos y laborales. Estos últimos incluyen también los costes laborales no salariales, como las cotizaciones a la seguridad social (jubilaciones), que amenazan con seguir aumentando masivamente en los próximos años”.
Esa nueva vía de ajuste, que degrada aún más las condiciones de vida de la población, ya había sido advertida por la Confederación Sindical Internacional (CSI) en su informe de junio pasado.
A como sea, según Solveen, “lo más importante sería volver a hacer de Alemania un lugar más atractivo para la inversión”.